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Los 'espías' de la CNMV estarán desplegados por los bancos en tres meses

La CNMV tendrá su propia plantilla de espías financieros.

Pilar Blázquez / Pilar Blázquez

Madrid —

“Yo espero que los mystery shopper estén en funcionamiento en los próximos dos o tres meses, como muy tarde”, con estas palabras Elvira Rodríguez, la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, CNMV, ha puesto fecha a la entrada en funcionamiento de uno de los proyectos más esperados de su mandato.

Desde su llegada a la CNMV, Rodríguez manifestó su interés por implantar una práctica, habitual entre los reguladores financieros de otros países, como es la de tener un equipo de profesionales cualificados que acudan, camuflados como clientes, a los bancos para comprobar la correcta aplicación de las normas de venta de sus productos. A través de esa estrategia, por ejemplo, el regulador británico detectó el mal asesoramiento practicado por Banco Santander en su país, y la división entonces presidida por Ana Patricia Botín fue multada con 14,7 millones de euros.

Dos años después de su nombramiento, Rodríguez ha conseguido que su demanda fuese incluida, sin ningún tipo de publicidad eso sí, en la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial que el Consejo de Ministros aprobó el 3 de octubre. Para su puesta en marcha solo queda la aprobación definitiva que se “está tramitando por la vía de urgencia”, según explicó ayer la presidenta a su llegada al VI Encuentro Nacional de Inversión Colectiva, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección, Deloitte e Inverco.

Con esa herramienta en la mano, se espera que la CNMV sea mucho más eficiente a la hora de controlar los desmanes contra los ahorradores minoristas que se han cometido en España durante los últimos años. Es decir, evitar futuras Preferentes, Valores Santander y un largo etcétera. El funcionamiento se basa en que un 'actor' camuflado de cliente detecta si los empleados de banca cumplen o no con las normas de comercialización que exige la normativa como, por ejemplo, hacer adecuadamente el test de idoneidad de perfil inversor.

La idea está muy lejos de ser una revolución. Los compradores camuflados son una práctica habitual en el mundo comercial. Desde los grandes centros comerciales hasta hoteles, restaurantes o talleres los utilizan habitualmente. La banca no es una excepción. La clave está en elegir a personas que cumplan con el perfil que se quiere investigar. Una joven con conocimientos financieros y alta autoestima para hacerse pasar por cliente de banca de inversión. Una persona que asegure no tener ninguna formación financiera, para ver qué productos de inversión le ofrecen. La variedad es tan amplia como los objetivos que se pretenda investigar con el proceso. Las empresas destinadas a ofrecer estos servicios se cuentan por centenares, y las ofertas para contratar a un mystery shopper son habituales en cualquiera de los portales de empleo.

En alerta por los productos complejos

Otro de los mensajes que la presidenta de la CNMV lanzó a los miembros de la industria financiera presentes en su intervención fue el de que “no diseñen productos tan complicados para los inversores minoristas”. En su discurso de clausura del encuentro aseguró que el principal objetivo de la industria de inversión debería ser facilitar una información adecuada y transparente a los inversores minoristas. Eso sin dejar de ofrecer productos con valor añadido a un precio justo y sobre todo “buscar el mejor interés del inversor frente a cualquier otro objetivo”. “Eso redundará en la buena imagen del sector en el futuro y, por tanto, en su propio beneficio”, aseguró.

En esa línea, Rodríguez volvió a insistir en la preocupación del organismo que preside por la creciente tendencia de comercializar Fondos con Objetivo de Rentabilidad. Este es un nuevo producto financiero de inversión colectiva que las entidades financieras, en muchos casos, han ofrecido como alternativa a los fondos garantizados. Para evitar confusiones, en julio de 2013, la CNMV cambio la legislación para obligar a los comercializadores de estos fondos a indicar que no son un producto garantizado y solicitar que quienes los suscriban aprueben el test de conveniencia que exige la normativa MIFID.

Un año y pico después, parece que esa demanda de transparencia no es suficiente y, según anunció ayer Rodríguez, la CNMV está considerando la posibilidad de endurecer la demanda de información de estos productos, que considera “excesivamente compleja”. “Dada la tendencia creciente de comercialización de fondos con objetivo concreto de rentabilidad variable, la comisión está considerando la posibilidad de exigir más transparencia y pedir a los emisores que publiquen la evolución de rentabilidad de los tres escenarios que se contemplan en los folletos informativos”, aseguró Elvira Rodríguez.

Además aseguró, que el nuevo código de colores, más conocido como semáforo de riesgos, que se va a propuesto para aplicarlo a los productos de inversión también sería efectivo, excepcionalmente, a este tipo de fondos para que “quede claro que son un producto de riesgo y que no se debe comercializar entre inversores minoristas”.

En general, los fondos de inversión no llevarán el código de colores porque el regulador considera que su riesgo ya está controlado por el indicativo de riesgo sintético que marcan las normas europeas de inversión colectiva.

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