Las “big tech” pueden elevar la inestabilidad financiera e impulsar fusiones

El desarrollo de las grandes tecnológicas o “big tech”, como Google, Amazon, Facebook o Apple, puede acabar transformando el sector de la banca de manera radical, estimulando la competencia a corto plazo, pero también aumentando la inestabilidad financiera e impulsando una concentración aún mayor.

Ésta son las principales conclusiones de un artículo publicado en la revista de Estabilidad Financiera del Banco de España y en el que se analizan las implicaciones del desarrollo de las “big tech” para los bancos tradicionales y la competencia.

Su autor, Jorge Padilla, argumenta que la entrada de las grandes tecnológicas en la actividad bancaria, sin que estén sometidas a las mismas exigencias que los bancos, implica mayores riesgos para la estabilidad financiera, por eso propone, en primer lugar, “nivelar el campo de juego” y eliminar “la brecha regulatoria”.

Se trata de la misma tesis defendida en repetidas ocasiones por los grandes banqueros, como la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, que ha insistido en la necesidad de que se apliquen las mismas reglas si se prestan idénticos servicios, con independencia de que los ofrezcan bancos o nuevos competidores.

El hecho de que por el momento las exigencias regulatorias a las “big tech” sean menores distorsiona la competencia.

Si se acaba con esta diferencia puede ser un éxito desde el punto de vista de la estabilidad financiera, reconoce, aunque quizá evita que las “big tech” puedan competir “cara a cara” con los bancos tradicionales y ve muy complicado que esta medida se implemente.

LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

La digitalización financiera está avanzando en esta crisis y las empresas “big tech” están jugando un papel “crucial” en un momento en el que muchos consumidores compran en internet y mucha gente trabaja desde casa, lo que está aumentando la participación de estas compañías en el sistema de pago.

Tanto es así que, considera, puede hacer que estas compañías tengan un papel más importante en la financiación de hogares y pymes, acelerando la posibilidad de que tras la crisis de la COVID-19 aparezcan riesgos para la estabilidad financiera.

Por ello, aboga por que tanto legisladores como supervisores reaccionen rápidamente para frenar los riesgos que plantea la irrupción de los “bancos big tech”.

FINTECH

La revista de Estabilidad Financiera recoge también artículos de otros autores, entre ellos uno en el que participa el profesor Santiago Carbó, sobre las “fintech”, empresas tecnológicas de menor tamaño que innova en materia financiera.

En comparación con países semejantes, España tiene una elevada proporción de fintech, cinco por cada millón de habitantes, pero unos niveles de inversión y de crédito relativamente bajos, de unos 3,4 euros per cápita.

La mayoría de estas empresas se centran en soluciones de negocio, generan sus ingresos a través de comisiones y fueron fundadas por emprendedores en grandes ciudades, como Madrid y Barcelona.

La inversión ha aumentado principalmente por la mayor aportación del capital riesgo a empresas con rentabilidades muy bajas.

Otro de los artículos también profundiza sobre el mundo de las fintech y recuerda que en España no existe un registro oficial sobre estas entidades.

Sin embargo, el Banco de España trabaja para delimitar este ecosistema a efectos estadísticos y de seguimiento de la innovación financiera, identificando los distintos tipos de entidades que lo componen y algunas de sus características básicas.

Por el momento, concluye, la industria fintech presenta una dimensión muy reducida en comparación con el conjunto del sector financiero español, pero los expertos creen necesario que el supervisor español realice un seguimiento continuo de esta actividad y mantenga una estrecha colaboración con la industria y con otras autoridades financieras relevantes.