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Las peluquerías, desconcertadas ante el anuncio del Gobierno: “No somos de primera necesidad”

¿Son las peluquerías un producto de primera necesidad?

Analía Plaza

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El presidente del Gobierno anunció, durante su comparecencia para declarar el estado de alarma, que en los próximos quince días queda suspendida en España toda actividad minorista a excepción de ciertos comercios, entre los que están tiendas de alimentación, farmacias, estancos, tintorerías y peluquerías.

Esta última categoría ha provocado una intensa reacción, tanto por parte de la gente —que se pregunta por qué— como de los propios empleados del sector, que llevan días con la incertidumbre de si tendrán que ir a trabajar o no. El cierre de comercios que decretó Madrid también las excluía.

La realidad es que no hay una respuesta clara y concreta a por qué el Gobierno no ordena cerrar las peluquerías. Fuentes de Moncloa aluden a “razones de higiene, para la gente mayor y con dificultades de movilidad, para cortarse el pelo y lavarse la cabeza”, una explicación que corrió como la pólvora el sábado en medios y redes sociales tras el discurso de Sánchez. Previamente, se había mencionado la necesidad de no hacer daño a todo el pequeño negocio patrio —en España hay unos 50.000 locales de este tipo, una cuarta parte de todos los comercios de hostelería— y de mantener la cotidianeidad, especialmente entre personas mayores. Que son, por cierto, uno de los principales grupos de riesgo.

“En mi centro sí hay mujeres mayores que van semanalmente”, explica Felipe Tena, un peluquero que trabaja como autónomo en el centro de Madrid. “Yo no las tengo como clientas. Y apenas tenemos clientes con movilidad reducida: alguna con la silla o el andador, a la que traen las señoras que las cuidan, pero no es habitual”.

Según explican peluqueras consultadas por eldiario.es, no muchas peluquerías tienen lavabos adaptados para atender a gente en silla de ruedas (una parte de las personas dependientes, no todas): en caso de que un cliente vaya así, se le mueve a la silla normal. Aunque es cierto que entre las tareas que valora el Estado para conocer el grado de dependencia de una persona están las de “peinarse” y “lavarse el pelo”, son los auxiliares de ayuda a domicilio los que realizan esta labor. No necesariamente las peluquerías.

“En mi peluquería sí tenemos acceso para gente que va en silla de ruedas o que tiene poca movilidad”, señala Nuria, peluquera en un centro comercial. “Pero yo al día atiendo a cero personas de esas características”. Otra explicación que se ha rumoreado es la “psicológica”, relativa a la imagen personal. Es la que ha dado el exministro de Industria Miguel Sebastián en La Sexta Noche.

Muchos peluqueros españoles han estallado con la decisión. La Unión de empresarios de Peluquería y Estética de Córdoba ha creado una petición en Change.org (que en el momento de escribir este artículo va por las 25.000 firmas) para pedir el “cierre preventivo de las peluquerías y centros de estética” porque “no tiene sentido exponer a la propagación del virus a un sector que tiene un contacto tan directo con el público”. Les preocupa contagiarse a ellos, pero también contagiar a los clientes. “No sé cómo se entiende a nivel sanitario”, continúa Tena. “No sé si el cliente me lo transmite a mí, pero yo sí que estoy encima de la clienta cuando trabajo. Es la que más riesgo asume”.

Hasta este viernes, en la peluquería de Nuria trabajaban sin mascarillas, ni guantes ni protección. Tampoco guardaban un metro de distancia. “Que alguien me explique cómo”, expresa un peluquero en un vídeo para quejarse de la medida. No saben si tendrán que ir a trabajar el lunes, ni cómo procederán a la hora de admitir a gente, que, por otro lado, tiene restringida la movilidad salvo para situaciones de primera necesidad. “No creo que vayamos a ponernos en la puerta y digamos: tú sí, tú no. Cogeremos a absolutamente todo el mundo porque también vendemos productos”. Estos días, la encargada les animaba a sonreír a la clientela para no crear preocupación y a “aprovechar para sacar partido a los clientes”. Otra cuestión es si, en estado de alarma, irá alguien. La decisión de abrir o cerrar depende de los dueños.

Por último, el sector recuerda que a finales de 2012 el Gobierno les subió el IVA al 21%, una decisión que provocó gran cantidad de cierres y que no les coloca en la categoría de bienes de primera necesidad.

“Ahora mismo hay una revolución. Habíamos cerrado porque no había demanda, pero a priori estamos autorizados a trabajar”, concluye Tena. “Soy autónomo y por supuesto que me encantaría currar. Pero creo que no debo. Y pienso que no somos un servicio de primera necesidad”.

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