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La brecha salarial se mantiene a pesar de que hay más mujeres que hombres con título universitario en el mercado laboral

Dos trabajadoras.

Ana Requena Aguilar

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Ha sido una excusa frecuente: las mujeres cobran menos porque tienen menos nivel educativo que los hombres. Sin embargo, esta máxima ni ya es cierta ni sirve, por tanto, para explicar la brecha salarial que persiste. Los últimos datos, de 2017, muestran que la brecha salarial entre mujeres y hombres se sitúa en el 21,9%: son 0,4 puntos menos que en 2016 y es el cuarto año seguido que disminuye. Su nivel actual es el mismo que tenía en 2008, antes de estallar la crisis, o lo que es lo mismo, diez años después estamos en el mismo punto. Y todo esto mientras el 48% de las mujeres que están en el mercado laboral tienen un título universitario frente al 37,8% de los hombres. Unas cifras que desmontan que el nivel educativo (que suele estar relacionado con mejores salarios) esté ya detrás de la existencia de esta brecha.

Los datos corresponden a un informe de UGT que analiza la brecha de cara al próximo 22 de febrero, Día por la Igualdad Salarial. La ganancia media de las siete millones de trabajadoras es de 21.000 euros brutos anuales, mientras que la de los ocho millones de asalariados es de algo más de 26.000. La diferencia da lugar a ese 21,9% de brecha. En 2008, la cifra era muy similar (21,87%) y desde entonces creció hasta llegar al 24% para comenzar a bajar desde 2013. Una tendencia descendente sobre la que, sin embargo, no hay certeza de que sea sólida, según alerta el sindicato.



Hay otras maneras de medir la brecha y de ahí que en ocasiones se manejen números distintos a este 21,9%. Por ejemplo, la brecha medida en salario cobrado por hora, donde la diferencia es del 15,1%. Aunque las horas trabajadas pueden explicar una proporción de la diferencia (las mujeres son las que mayoritariamente se acogen a jornadas reducidas para cuidar y también las que más contratos a tiempo parcial tienen, especialmente no deseados, por el mismo motivo o bien porque las empresas las consideran más propicias para estos contratos), hay una parte de la brecha que no responde a explicación objetiva alguna, como recuerda el informe y como constatan organismos como la Organización Internacional de Trabajo.

En actividades sanitarias y servicios sociales, un sector fuertemente feminizado (tiene 1.158.000 asalariadas y 308.500 asalariados), las mujeres ganan, de media, 9.895 euros menos al año, es decir, existe una brecha del 29,3%. La brecha en horas durante el mismo año, 2017, fue sin embargo del 6,5%. En el comercio, con presencia equilibrada de trabajadoras y trabajadores (1,2 millones las primeras, y 1,065 millones los segundos), la brecha salarial es del 27%. La brecha entre el tiempo trabajado por ellos y ellas es, sin embargo, del 12,7%.

Lo mismo sucede con otros sectores, como actividades financieras y de seguros, y actividades inmobiliarias. Las brechas salariales superan el 20% mientras que la diferencia entre el tiempo trabajado está muy por debajo de esa cifra. El estudio subraya que mientras que el 95,9% de los hombres trabaja a jornada completa, entre las mujeres este porcentaje baja al 77,2%. Pero incluso con el mismo tipo de jornada, la brecha salarial escala hasta un 11,5%. Hay que recordar que los contratos a tiempo parcial y su forma de computar los días trabajados para el salario y la pensión ha sido puesta en duda por el Tribunal de Justicia Europeo y el Tribunal Constitucional, que ven razones para considerar el sistema actual discriminatorio por razón de sexo.



Por sectores, la brecha es más acusada en actividades administrativas (32,5%), actividades profesionales, científicas y técnicas (31,2%) y actividades sanitarias (29,3%). Los dos primeros no tienen diferencias muy amplias en el número de asalariados y asalariadas que tienen. Sí existe en actividades sanitarias, muy feminizado. El análisis del informe concluye que la mayor presencia de mujeres y hombres en un sector no determina necesariamente que la brecha salarial sea mayor o menor.

El sector que paga peores salarios es precisamente uno de los que tira de la economía, la hostelería. En esta ocupación, también hay brecha: las trabajadoras cobran, de media, 13.100 euros anuales y los trabajadores, 16.100, es decir, un 18,4% más que sus compañeras.

El efecto del salario mínimo

Las subidas del salario mínimo aprobadas benefician especialmente a las mujeres. El informe de UGT recuerda que el 20% de las mujeres con empleo cobra, como máximo, este sueldo (fijado en 950 euros al mes en 2020). Las mujeres representan el 60% de quienes cobran el SMI. Estos porcentajes cambian conforme ascendemos en la escala salarial: a sueldos más altos, más proporción de hombres y menos de mujeres cobrándolos. El 10% de los hombres y el 4% de las mujeres perciben entre 69.300 y 89.170 euros anuales.

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