Atender las urgencias de forma remota sin perder calidad
Las visitas a Urgencias en España han aumentado en torno a un 30-50% en los últimos años, en muchos casos superándose la capacidad de estos servicios, según datos de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES). Una situación que se ha visto agravada, sobre todo en los dos últimos años a causa de la COVID-19, que no solo ha aumentado el número de consultas, sino también las bajas de los especialistas.
Esta saturación de los servicios de Urgencias, un pilar fundamental de la sanidad, alarga los tiempos de espera para que los pacientes sean atendidos. Por tanto, mejorar el flujo en la asistencia al paciente en estos servicios es clave. Y la mejora se puede compensar con la tecnología que, acompañada de la innovación, la eficacia y la experiencia de los profesionales, juega un papel decisivo.
Tecnología al servicio de la salud
Aunque se han realizado numerosos avances en la tecnología de la salud, pocos han tenido una influencia o un impacto tan amplio como la digitalización al servicio del paciente. Las mejoras en las nuevas tecnologías no solo han ampliado las opciones de tratamientos médicos, sino que también han transformado la forma en que los médicos realizan su trabajo y el paciente recibe atención.
A medida que la atención centrada en el paciente gana terreno, la tecnología que mejora su experiencia se está convirtiendo en una parte importante de los planes estratégicos de los hospitales. Así, la innovación tecnológica logra transformar la atención médica porque también la forma en la que las personas usan los servicios sanitarios ha cambiado en los últimos diez años, a menudo esperando tener la opción de acceder a los mismos en línea o por teléfono.
Según el informe Perspectiva mundial de la atención de la salud para 2022, los pacientes buscan cada vez más servicios de atención médica digital y está cambiando su visión de la asistencia médica, que ya no se centraría solo en su salud física, sino que persigue el bienestar en general.
Conscientes de la importancia de estas necesidades y cambios, los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz, Rey Juan Carlos de Móstoles, Infanta Elena de Valdemoro y General de Villalba, integrados en la red pública madrileña, han dado pasos significativos en este ámbito con el fin de ampliar y optimizar la forma y vías en las que los pacientes pueden acceder a sus servicios en línea de la mano de las nuevas tecnologías, la innovación y la digitalización.
Atención digital en los servicios de urgencias
Estos centros sanitarios han implantado recientemente el Circuito de Urgencia Digital, una experiencia que beneficia tanto a pacientes como a profesionales médicos en la atención de procesos crónicos y menos emergentes y que, en los cinco meses de funcionamiento, ha atendido a unos 15.000 pacientes, con un nivel de satisfacción alto o muy alto, superior en algunos casos al de los servicios presenciales.
“Hemos buscado soluciones o alternativas digitales para modular y atender la creciente demanda manteniendo la excelencia en nuestra oferta asistencial”, explica el Doctor Jorge Short, subdirector médico de la Fundación Jiménez Díaz y promotor de la iniciativa. Movidos por la necesidad de optimizar procesos, el Circuito de Urgencia Digital ofrece dos vías de entrada a los servicios de urgencias: a través de una llamada telefónica desde fuera del hospital o de una videollamada desde el propio centro hospitalario.
La opción de la llamada telefónica evita al paciente tener que desplazarse al hospital si no es necesario y le permite recibir asistencia no presencial a través del teléfono indicado en el apartado “Urgencia Digital” del Portal del Paciente ––una aplicación de desarrollo de este grupo de hospitales––. El médico de Urgencias lo valora en remoto y considera si es necesario que acuda o no al hospital; prescribe medicación en caso de que lo requiera; lo deriva a un especialista o a la realización de alguna prueba adicional. De la misma manera “que en una valoración presencial”, aclara Short.
En caso de que sea necesario que el paciente reciba atención presencial, se coordina consensuando las pruebas u opciones de tratamiento y orientando el proceso de admisión para continuar con la valoración en el hospital.
En el caso de la segunda vía de entrada, se realiza la videollamada desde el propio servicio hospitalario si el motivo de consulta es una patología crónica o situación con un nivel de triaje 4 ó 5 de escala Manchester ––niveles de situación menos emergentes en el sistema homologado de categorización de riesgo clínico y priorización de pacientes––, de forma que “puede atenderle por videoconferencia un médico de Urgencias que no está en el servicio, sino en remoto”, apunta el subdirector de la Fundación Jiménez Díaz.
Este tipo de consulta añade un circuito más a los que ya existen, pero con la ventaja de que, al estar gestionado por uno o dos facultativos desde fuera del hospital, estos pueden atender el mismo día procesos de varios hospitales a la vez, continúa.
El especialista apunta además que, si el facultativo considera que el paciente necesita una atención presencial, “esta se realizará en las Urgencias del centro por algún médico que se encuentre físicamente en el servicio, de forma coordinada entre ambos equipos”.
En sus cinco meses de funcionamiento, “ningún paciente ha tenido que reingresar en las siguientes 72 horas, el porcentaje que ha tenido que ser valorado presencialmente es inferior al 15% y el tiempo de atención ha sido en el 85% de los casos menor a 30 minutos”, confirma Short. El objetivo es alcanzar los 170 pacientes al día entre los cuatro hospitales citados, unos 60.000 pacientes al año, así como aumentar los motivos de consulta.