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La importancia de las revisiones ginecológicas a partir de los 40

Una revisión ginecológica.

Mercè Palau

Ya lo reza el dicho: “mejor prevenir que curar”. Siempre, en todos los casos, los exámenes y las pruebas de salud realizados de manera regular pueden ayudar a controlar y detectar problemas de forma temprana, cuando las posibilidades de tratamiento son más altas. Esto es importante para todas las personas. En la mujer, la prevención del cáncer de cuello de útero y el diagnóstico precoz del cáncer de mama permiten detectar posibles problemas y prevenir complicaciones futuras. Debe tenerse en cuenta que las citas y las pruebas cambian porque las necesidades de atención médica también son distintas en función de los años.

Qué ocurre a partir de esta edad

Una de las cosas que más suele marcar la salud femenina de los 40 a los 50 años para la mayoría de las mujeres es el inicio de una serie de cambios en la función ovárica que conllevan una pérdida de la capacidad genésica,  una modificación en el patrón de sangrado menstrual y en algunos casos y al final de esta década, la aparición de sofocos o sequedad vaginal. En esta etapa de la vida, muchas empiezan a tener periodos irregulares o más abundantes. En la mayoría de los casos, los ciclos se acortan (de los 28-30 días se puede pasar a los 22-24 días). 

Esta es también la edad en la que suele reducirse el número de óvulos normales, conocidos como la reserva ovárica. “Al menos el 90% de los óvulos de estas mujeres tienen anomalías genéticas”, afirma el doctor Manuel Albi, jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Grupo de Hospitales Públicos Quironsalud, en Madrid.  

Estos cambios explicarían el hecho de que a estas edades las mujeres presten más atención a su salud y se interesen más por la prevención de ciertas enfermedades como el cáncer de mama o patologías del suelo pélvico. Es importante que, a partir de los 40 años, las mujeres empiecen a hacerse exámenes periódicos de detección de posibles problemas potenciales. Las pruebas les pueden ayudar a mantener un estado de salud óptimo a medida que pasen los años.

Pruebas a partir de los 40

Como hemos visto, las necesidades de atención sanitaria de las mujeres cambian en función de las distintas etapas de la vida. Desde el punto de vista ginecológico, los exámenes de mama son cada vez más importantes a medida que las mujeres cumplen años. La Sociedad Estadounidense del Cáncer recomienda que las mujeres con un riesgo intermedio  de cáncer de mama (con antecedentes familiares) se realicen una mamografía a partir de los 45 años. Como admite el doctor Albi, “a partir de los 45 años es cuando los programas de diagnóstico precoz del cáncer de mama mediante mamografía empiezan a tener valor”.

Más allá de la edad, también deben tenerse en cuenta otros factores, como los antecedentes familiares y personales de riesgo y la densidad mamaria (las mujeres jóvenes suelen tener mamas más densas, lo que limita la capacidad diagnóstica de la prueba) para hacerse una mamografía. La edad recomendada varía en los distintos países. El Consejo Estadounidense de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus siglas en inglés) recomienda, por ejemplo, que las mujeres comiencen las mamografías a los 40 años.

Una prueba de Papanicolau, que es distinta a un examen ginecológico, se recomienda a partir de los 25 años  cada tres años, a menos que se tenga un sistema inmunológico debilitado. La citología de Papanicolau es el método clásico para diagnosticar el cáncer del cuello uterino, más frecuente a partir de los 40 años, y causado por el virus del papiloma humano (HPV), cuyo contagio sucede con mayor frecuencia, entre los 20 y los 30 años. “Desde el contagio a la aparición del tumor pasan entre 10 y 15 años”, reconoce Manuel Albi. 

De ahí la importancia de realizarse esta prueba que pretende diagnosticar  las lesiones del  el cuello del útero precursoras del cáncer. La prevención en este caso es clave si se atiende a las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según las cuales el cáncer del cuello uterino es el segundo tipo de cáncer más frecuente en la mujer. Y todos están relacionados con el virus del papiloma humano (VPH). 

El cáncer de ovario, que no suele dar síntomas hasta que ya se encuentra en un estado avanzado, suele aparecer a partir de los 62 años y, como no hay un método específico para cribarlo, El doctor Albi aconseja en esta edad, prestar atención a “síntomas abdominales que pudieran parecer inespecíficos, como sensación de distensión, cambios en la digestión o dolor”.

Es posible que no se necesiten todas las pruebas todos los años. Será el ginecólogo el que, basándose en la edad, el historial, la aparición de síntomas o cualquier inquietud que se tenga, el que considere adecuado realizar una u otra prueba y cuándo hacerlo.

Es importante no demorar las visitas al especialista, ni siquiera a causa de la covid. Los hospitales cuentan con protocolos de prevención de infecciones para proteger a pacientes y personal sanitario del Covid-19. En concreto, la Fundación Jiménez Díaz cuenta con el certificado ‘Protocolo Seguro frente al Covid-19’ emitido por AENOR después de acreditar que se trata de un espacio protegido y saludable tanto para su personal como para los pacientes, controlado y alineado con los estándares más exigentes frente al coronavirus. 

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