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Cómo hacer que el tratamiento oncológico interfiera lo mínimo en la vida diaria

Médicos.

Mercè Palau

El cáncer es la segunda causa de mortalidad en Europa y, en España, unas 280.000 personas son diagnosticadas cada año de cáncer, según la Asociación Española del Cáncer (AECC). La incidencia, más que disminuir, aumenta. Pero estos datos también van acompañados de otros que confirman que la supervivencia aumenta de manera continua: el 55,3% de los hombres y el 61,7% de las mujeres sobrevive más de cinco años, según el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Demasiadas horas de espera

El tratamiento del cáncer es multidisciplinar, es decir, incluye distintas modalidades terapéuticas que deben combinarse para dar al paciente el plan de tratamiento más adecuado para él. El procedimiento que se sigue depende sobre todo del tipo de cáncer y de lo avanzado que esté. Algunas personas recibirán un solo tratamiento, aunque la mayoría precisarán una combinación de varios tratamientos, como cirugía con quimioterapia o radioterapia. También se puede recibir inmunoterapia, terapia dirigida o terapia hormonal.

Sea cual sea el caso, lo cierto es que cuando alguien se enfrenta a una situación como esta tiene mucho que aprender, en lo que pensar y a lo que hacer frente. La organización tradicional de la trayectoria que sigue el paciente implica que este tenga que pasar por varias zonas asistenciales del hospital antes de llegar al tratamiento oncológico, lo que implica acumular numerosas horas de espera y tiempos muertos para el análisis de sangre, espera del resultado, visita a la enfermera y el oncólogo, preparación del tratamiento y dispensación del mismo. 

Todo ello se realiza, en la mayoría de los casos, en distintos momentos y días diferentes, lo que complica aún más la situación del paciente. Luchar contra el cáncer implica, por tanto, no solo enfrentarse a la enfermedad sino tener que gastar mucho tiempo en la programación de citas, tratamientos, pruebas, viajes, etc. Pero esto podría tener los días contados. 

El paciente, en el centro de todo el tratamiento

Además de afrontar la preocupación y el estrés provocado por el diagnóstico, el paciente (y su familia) tiene que afrontar el estrés que producen las pruebas y los tratamientos. El paciente y su bienestar, por tanto, también tienen que formar parte del tratamiento. Y con este fin precisamente es con el que ha nacido el proyecto “HOPE, Hospital de Día Personalizado” que la Fundación Jiménez Díaz ha puesto en marcha y que lidera la doctora Cristina Caramés, especialista en Oncología Médica del hospital madrileño.

“Nos preocupa no solo que se cure, sino que el tratamiento interfiera lo mínimo en su vida diaria”, reconoce Caramés. Ello explica muy bien cuáles son los objetivos de esta iniciativa: dar al paciente el mayor confort y agilidad en el tratamiento con los máximos niveles de seguridad. A la práctica, el paciente solo tiene una cita en el Hospital de Día y, sin necesidad ni de cambiar de silla, recibe el tratamiento, se le realiza la extracción, se comprueba la normalidad de los parámetros de la analítica y se evalúa su estado clínico. 

Los cuatro ejes clave del proyecto HOPE

Para ello, el proyecto HOPE incluye cuatro factores clave: recogida de datos clínicos de acuerdo con la evidencia científica y los programas de calidad de mayor reconocimiento internacional y la estandarización del proceso para reducir errores; sistemas “point of care” para disponer de los resultados de los análisis en menos de 5 minutos; automatización de las visitas para unificar cuatro citas en una; integración del Portal del Paciente con la historia clínica electrónica para que el paciente se pueda comunicar con el equipo médico cuando lo necesite.

Todo esto ha permitido, según Caramés, no solo llegar al objetivo de “reducir el 75% los tiempos de espera, sino que se ha mejorado hasta el 80% y esperamos llegar al 100%”. También se ha avanzado en los distintos tipos de cáncer sobre los que se aplica esta iniciativa: a los pacientes con cáncer de mama metastásico (el primero que se trató bajo esta iniciativa) le han seguido otros pacientes con tumores digestivos, pulmón, melanoma, uroteliales y ginecológicos, entre otros.

El objetivo, de cara a un futuro, es ampliar la atención y que esta llegue al domicilio de manera que el paciente pueda recibir en casa, a través de las herramientas PROMs (medición de resultados reportados por los pacientes) y PREMs (análisis de la experiencia vivida durante el proceso), todo lo que necesite para el autocuidado y que, a través del Portal del Paciente, este pueda informar al equipo médico cualquier información y que estos puedan actuar rápidamente si es necesario. 

Para Caramés, además de mejorar la salud también “buscamos una participación muy activa de los pacientes”. Y es que participar en el tratamiento del cáncer y tomar un papel activo es un factor que, según la Sociedad Americana del Cáncer, puede ayudarlo a recibir la mejor atención del equipo de médicos. 

Iniciativas como esta tienen siempre un sentido y unas ventajas adicionales, pero ahora más que nunca, porque la Covid-19 obliga a aumentar las medidas preventivas para reducir el riesgo de contagio.

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