Vértigos, claves para reconocerlos y tratarlos
“La habitación me da vueltas” es una de las frases más habituales que suelen pronunciar las personas que sufren vértigo. De repente, el entorno se mueve, bien de forma rotatoria o con movimientos verticales u horizontales durante unos segundos, aparece la sensación de que uno se está moviendo o las cosas de alrededor se mueven cuando en realidad no es así. Esto puede llegar a ser muy molesto, aunque no sea real y, en ocasiones, puede ir acompañado de náuseas, desorientación o sensación de desmayo inminente. Es lo que suele sufrir una persona con vértigo. Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), el 80% de la población ha sufrido un episodio de vértigo en su vida, sobre todo en adultos a partir de los 40 años y personas mayores.
Comprender un poco mejor el vértigo
El vértigo debe diferenciarse de otros problemas como el mareo, que es la sensación de vacío en la cabeza, malestar, inestabilidad, sensación de mecerse; el desequilibrio, la dificultad para mantener la posición o durante la marcha; o la citenosis, una sensación de desequilibrio causada por movimientos repetidos como viajar en coche o en barco. El vértigo, en cambio, es la percepción de movimiento del entorno que nos rodea o de uno mismo que suele iniciarse con un movimiento o cambio de posición.
En la mayoría de los casos el vértigo tiene su origen en el oído interno (vértigo periférico), que controla el equilibrio e involucra el nervio vestibular, el que está entre el oído interno y el tronco encefálico y uno de los que está involucrado en mantener la posición erecta y evitar la caída, junto con el sistema visual y el propioceptivo. La causa más común suele ser una infección viral o bacteriana del oído interno.
“Los vértigos son un síntoma”, aclara el doctor Luis Cubillos, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid. No son por sí mismos ninguna enfermedad. “Pueden ser del oído interno, benignos, aunque incómodos; o una manifestación de un ictus o algunas alteraciones neurológicas graves”, explica el experto, que lo sitúa como el tercer motivo de consulta en Atención Primaria debido sobre todo a la sensación molesta que suele provocar, ligeramente incapacitante e imprevisible ya que muchas veces no avisa.
En general, el vértigo suele durar unos segundos durante varios días y después desaparece. Lo más habitual es que la persona, al tumbarse en la cama y girar la cabeza hacia los lados, tenga la sensación de que la habitación gira durante unos segundos. Hay algunas enfermedades, como el síndrome de Ménière, que provocan vértigos intermitentes a lo largo de la vida y pueden llegar a limitar la actividad diaria. Esta enfermedad, por ejemplo, incluye una serie de síntomas que engloba episodios de vértigo, zumbidos en los oídos y pérdida auditiva. En general, las personas con esta afección tienen un inicio brusco de vértigo severo y pérdida auditiva fluctuante, aunque también puede ocurrir que no haya síntomas.
Luis Cubillos admite que, si los síntomas de vértigo persisten en el tiempo o son intensos, debe acudirse al especialista o a los servicios de Urgencias para que se descarte una posible patología grave.
Cómo se aborda el vértigo
Las causas del vértigo, como hemos visto, pueden ser distintas: vértigo posicional paroxístico benigno (el más habitual), migraña vestibular, enfermedad de Menière, neuritis vestibular, etc. Si es periférico, la lesión se localiza en el oído interno; si es central, la lesión está en el cerebelo o en el sistema nervioso. En función de la causa, el tratamiento será uno u otro. Si procede del oído interno, el farmacológico es el principal, aunque dependerá de factores como la intensidad.
Cuando los síntomas son agudos pueden prescribirse “fármacos sedantes que corrigen el síntoma, más que la enfermedad, y evita sensaciones como el ‘movimiento’ del entorno o la pérdida de equilibrio”, admite Luis Cubillos, que advierte que si el vértigo es muy intenso hay que tener cuidado y no realizar ciertas actividad como conducir o usar maquinaria pesada. A pesar de la variedad de las distintas enfermedades que causan vértigo, el tratamiento siempre va dirigido a mitigar y resolver los síntomas asociados.
Otro tratamiento que puede contemplarse, además del farmacológico, es la rehabilitación vestibular. Debe tenerse en cuenta que, en general, no existen tratamientos preventivos para el vértigo ni factores claros de riesgo.
Aunque se calcula que en el 75% de los casos los vértigos se pasan y desaparecen, es importante prestarles atención para detectar un posible trastorno del equilibrio ya que puede ser una condición subyacente en algunos casos. Es importante evaluarlos en detalle y hacer un diagnóstico apropiado.