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Netflix se rinde al ‘galician noir’ con la segunda temporada de ‘O sabor das margaridas’

La actriz María Mera en un fotograma de la segunda temporada.

Elena Horrillo

Las guías de estilo suelen pregonar que el negro nunca pasa de moda y la ficción parece querer honrar ese mantra. Entre los libros más vendidos se cuelan de manera habitual varios thrillers y lo mismo sucede con las series donde títulos de esta temática ascienden a las posiciones de más vistos en las diferentes plataformas existentes. Y como un subgénero dentro de esta afición al negro se encuentra aquel en el que el paisaje, el clima o la idiosincrasia propia de un lugar es casi un personaje en sí mismo, marcando la trama. Eso es lo que sucede con O sabor das margaridas, o Bitter Daisies si atendemos a su nombre internacional, la que fue la primera serie en gallego emitida en Netflix y que acaba de estrenar su segunda temporada, dirigida por Álex Sampayo. 

Además del hito idiomático, esta ficción se ha enmarcado en el que ya es considerado casi como un género propio, el galician noir como lo bautizó The Guardian, que bebe de su hermano nórdico aunque dándole su propia personalidad y que, en este caso en su primera temporada, se desarrolló junto al gris y opresivo ambiente de la aldea de Murias, en la que nunca pasa nada y en la que todos quieren callar lo que parece no pasar.  En su segunda temporada, con un ambiente más urbano y con una nueva investigación dispuesta a destapar una red de prostitución y un sistema judicial corrupto que la protege, la identidad gallega se percibe no solo en un estilo de vida, sino en una característica forma de ser de los personajes, especialmente en sus protagonistas Eva Mayo y Raúl Salgado. 

El gallego asimismo es un elemento esencial en la personalidad de estas ficciones, demostrando de la misma manera que es una lengua que puede viajar a cualquier parte del mundo y ser capaz de atraer audiencias globales gracias al carácter internacional de la plataforma. No en vano, O sabor das margaridas se convirtió en una de las 10 ficciones de habla no inglesa más vistas tanto en Reino Unido como en Irlanda. Ahora, la serie de la productora gallega CTV acaba de estrenar su segunda temporada que ya ha llegado al top 10 de Netflix en España, Argentina, Uruguay, Grecia y Rumanía, certificando así que Galicia no es un escenario cualquiera sino que puede convertirse en un actor principal y también asentarse como una auténtica fábrica de talento. 

Un reto lleno de puntos fuertes

“En la segunda temporada nos enfrentamos a un gran reto”, explica el showrunner de la serie Ghaleb Jaber Martínez. “Crear una serie en gallego para un público internacional e intentar repetir la hazaña que logró la primera temporada al convertirse en la serie en gallego más vista de la historia”. No lo tendrán fácil pero está claro que artillería no les falta. Empezando por el elenco en el que sobresalen nombres como María Mera, que encarna a la compleja protagonista, Santi Prego, nominado al Goya por su papel de Franco en Mientras dure la guerra, o la última incorporación, la argentina Noelia Castaño (Sin tetas no hay paraíso o El secreto de Puente Viejo) que refuerza el éxito obtenido por la serie también en Latinoamérica. 

Otro de los puntos fuertes de O sabor das margaridas es el cuidado guion que firman Ghaleb Jaber Martínez, Raquel Arias y Eligio R. Montero, nominado a un Goya, que se aseguran de que la tensión narrativa de este thriller psicológico se mantenga en cada uno de los diálogos así como de ir sembrando de pequeñas migajas de información una trama que se construye casi como un minucioso puzzle. 

Temáticas valientes

Un rompecabezas en el que, en esta segunda temporada, se entrelazan las temáticas valientes como la del empoderamiento femenino y la reivindicación que se percibe especialmente en esta segunda temporada de O sabor das margaridas, con el foco puesto en las redes de trata, incluyendo a las menores en la ecuación y poniendo el foco en los clientes y los diferentes consumidores de la prostitución. De esta forma, la protagonista se convierte en una suerte de luchadora por la liberación femenina y por los derechos de las mujeres vengando a todas las que han caído en una red de prostitución. 

Otra de esas situaciones complejas en las que profundiza esta segunda temporada es la de la salud mental de la protagonista que, al mismo tiempo que se convierte en elemento clave para ayudar a avanzar la trama, también otorga una estética muy particular a la ficción. “La serie no evita plantear cuestiones complejas y espinosas, y toma partido. No deja de ser una fábula, una historia de ficción cuyo principal objetivo es entretener y llegar a un público amplio, pero bajo esa ficción, bajo esas invenciones, se esconden hechos y situaciones sobre las que merece la pena pensar”, explica Montero. 

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