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Así es el trayecto que siguen los envases tras echarlos en el contenedor amarillo

Granza de plástico PET.

Paola Amigo

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El trayecto que todos vemos en un envase es el que hace desde que adquirimos un producto envasado hasta nuestra casa. Lo compramos cuando lo necesitamos, lo utilizamos y lo separamos para reciclar. Pero después, si lo depositamos en el contenedor amarillo, ese envase comienza un nuevo viaje que lo convertirá en otros objetos o, incluso, en un nuevo envase. Un trayecto que se escapa a nuestra vista pero que, por no verlo, no significa que no exista. 

Ese viaje que empieza en el contenedor amarillo lo lleva a una planta de selección, donde se separan todos los envases por tipo de material y, desde allí, se trasladan a la empresa recicladora correspondiente para, finalmente, convertirse en un nuevo envase. Ya solo tendrá que llegar al establecimiento correspondiente, que nosotros lo compremos y lo depositemos en el contenedor amarillo para que el círculo se cierre y, una vez más, el ciclo del reciclaje comience de nuevo.

Al contenedor amarillo y vuelta a empezar

Un eslabón clave de esa cadena del reciclaje lo encontramos en las empresas recicladoras. Ellas son las encargadas de convertir los envases ya usados -una vez les llegan desde la planta de selección- en nueva materia prima para la fabricación de otros objetos (como tuberías, mobiliario urbano, ropa…) o envases, pero nada sería posible sin la participación ciudadana y los contenedores amarillos. “El 98% del material que llega a nuestra planta de reciclaje tiene como origen los domicilios españoles”, comenta Joan Valls, delegado de Economía Circular de Ferrovial Servicios. “Recibimos envases PET -el de las botellas de agua y refrescos, por ejemplo- ya separados en las plantas de selección, por lo que cumplen con las Especificaciones Técnicas para Materiales Recuperados (ETMR) necesarias. Tras una nueva selección y un profundo lavado con agua y sosa cáustica, los envases pasan por un separador óptico que mediante infrarrojos nos permite obtener nuestro principal objetivo: los nuevos envases 100% PET monocapa transparentes o ligeramente azulados”. 

Aunque los demás tipos de PET son seleccionados y derivados a sus correspondientes puntos de procesamiento, la materia prima que sale de esta planta de Ferrovial Servicios tiene un futuro concreto: convertirse en bandejas de alimentación y botellas de bebidas. “Cuando tenemos seleccionados los envases del material deseado se cortan hasta convertirlos en pequeñas escamas, por un lado el PET y por otro el polipropileno procedente de los tapones”, matiza Valls. “Se vuelve a llevar a cabo otro filtrado sobre las escamas de PET para quitar posibles impropios (todo aquello que no es PET). Es un material destinado a la industria alimentaria y su calidad ha de ser perfecta”. Todo el proceso lleva unos 30 minutos, desde que los envases entran por la puerta hasta que salen convertidos en balas de escamas de PET listas para convertirse en nuevos envases. Con una producción de 25.000 toneladas al año la trazabilidad del proceso es fundamental para garantizar el éxito del reciclado y asegurar una nueva vida a estos envases de nuestro día a día.

Cuando los envases vuelven a ser envases

Con las escamas de PET ya listas para convertirse en nuevos envases llega el momento de hacer ese proceso realidad. Las empresas productoras de envases son las encargadas de darles forma siguiendo las necesidades de los clientes para que ese PET se transforme en envases que contengan ese plástico reciclado o, lo que es lo mismo, rPET, con las mismas características que el anterior, y vuelva a ser útil en el mercado. En el caso de la industria alimentaria los supermercados son el principal destino de estos envases. “En ALDI contamos con múltiples envases que contienen rPET en un porcentaje variable, de entre un 25% y el 100% del total del plástico. En concreto, en ALDI fuimos uno de los primeros en reducir el uso de plástico virgen en los envases de bebidas y refrescos de marca propia: los envases de smoothies y zumos refrigerados están elaborados con un 50% de plástico reciclado, las bebidas para deportistas y agua aromatizada, con un 30%, y los refrescos, con un 25% de rPET”, afirma Eduardo Mas, director de Calidad y Responsabilidad Social Corporativa de ALDI España.

Ejemplos hay muchos, pero en el caso de ALDI España cuentan con 68 referencias cuyos envases están elaborados con rPET, lo que les permite ahorrar un total de 111 toneladas de plástico virgen PET. Además, estos envases reciclados se pueden encontrar en los más de 320 establecimientos que el supermercado tiene actualmente en toda España. El cliente puede saber si el envase que compra ha sido reciclado y así lo aclara Mas: “La transparencia en la comunicación sobre los envases es muy importante para ALDI. Por eso, incorpora los símbolos de reciclaje de Ecoembes en sus envases para facilitar el reciclaje de estos productos a sus consumidores. Además, se incluye información del tipo de material plástico utilizado para elaborar ese envase y del % de rPET utilizado”. Por lo que así es fácil corroborar que, efectivamente, depositar un envase en el contenedor amarillo sí tiene sus frutos.

Ecodiseño, ese es el punto de origen

La circularidad de los envases, esa capacidad que tienen los envases de convertirse en unos nuevos, permite que en su fabricación se pueda emplear materia prima ya reciclada. Al mismo tiempo que se sigue un diseño que tenga en cuenta su futuro reciclaje para garantizar la continuidad del ciclo. Tanto es así que una de cada cuatro medidas que las empresas españolas han puesto en marcha en los dos últimos años para que sus envases sean más sostenibles supone diseñar envases con materia prima procedente de material reciclado y más fácilmente reciclables.  

Eso, y no otra cosa, es el ecodiseño. Esa manera de diseñar y producir envases teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad y circularidad. Una herramienta esencial para que las empresas pueden minimizar el impacto ambiental de sus envases.

“Las empresas tienen que hacer esfuerzos por convertirse en abanderados de una cultura que deje atrás el usar y tirar haciendo del ecodiseño la mejor herramienta con la que conseguirlo. Por suerte contamos con un sector empresarial comprometido que responde ante las demandas de la sociedad y apuesta por la circularidad de los envases y su sostenibilidad”, señala Begoña de Benito, directora de Relaciones Externas de Ecoembes. De esta manera, gracias al ecodiseño se consigue un importante ahorro de materias primas, una cifra que en el periodo 2018-2019 superó las 78.400 toneladas.

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