Dormir con auriculares: los peligros que puede suponer para tu salud

Manga con auriculares para conciliar el sueño

Inés Aguerri Alonso

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Ante la imposibilidad y frustración de muchos de alcanzar un sueño profundo, se opta por dormir con audífonos o auriculares, sea para mitigar cualquier ruido del exterior o porque la música, podcast u otros sonidos nos ayudan a calmar nuestros pensamientos y conciliar el sueño. 

La cantidad de auriculares adaptados para dormir es variada. Existen los de banda, que simulan un antifaz, con unos altavoces insertados en la propia tela para que los auriculares no tengan que estar introducidos en el oído y sean cómodos a la hora de dormir. 

A diferencia de los demás, estos no suelen contar con cancelación de ruido, lo que puede ser beneficioso para escuchar situaciones de emergencia, aunque no aíslan al completo si lo deseado es omitir el ruido exterior.

Por otro lado, existen auriculares inalámbricos específicos para dormir, que se adaptan al conducto auditivo y que poseen un diseño más pequeño que los normales. Los circumaurales, por su parte, no suelen resultar tan cómodos a la hora de dormir por la diadema que los sujeta.

Pero, ¿qué hay del oído en todo esto? ¿Supone su uso algún peligro para nuestra salud auditiva, nuestro cerebro o nuestra calidad del sueño? Estos son los posibles peligros del uso de auriculares para dormir según los expertos, a no ser que su uso se deba a una recomendación médica específica.

Acumulación de cera 

Como explican en la web de aparatos auditivos y audífonos digitales Multiacustica, “la forma natural en que el oído se protege a sí mismo es a través de la secreción de cera, que lo cuida de la suciedad, el polvo y las pequeñas partículas, y las empuja fuera del canal auditivo”.

El oído no está diseñado para estar tapado, por lo que “al taparlo se cambia la oxigenación del conducto auditivo externo y van muriendo y dañándose las bacterias aerobias mientras crecen las bacterias anaerobias dentro del canal auditivo”, nos explica el otorrinolaringólogo Ángel Urpegui

Esto provoca que el aire no circule de manera adecuada, que se produzca más cerumen y, con el paso del tiempo, la cera se seque y endurezca llegando a provocar, entre otras consecuencias, reducción de la audición si no se solicita asistencia médica a tiempo.

Humedad y otitis externa

En esta misma línea, el tener constantemente y durante varias horas el oído tapado “puede producir una exudación que da lugar a cambios bacterianos debido a que el oído está expuesto a mucha humedad, llegando a provocar incluso hongos”, explica Urpegui.

Si esto se alarga en el tiempo, se puede desarrollar otitis externa, una infección en el conducto auditivo externo también conocida como oído de nadador, llamada así debido al ambiente húmedo en el que se desarrolla.

Como señalan en la web de la entidad médica Mayo Clinic, los síntomas más leves van desde el enrojecimiento y molestia leve del oído hasta alcanzar, entre otros, la fiebre o el dolor intenso si el grado de otitis avanza. 

Pérdida de audición

“El oído no es un órgano infinito; es más, es muy vulnerable. La vida es ruido y ante eso no podemos cerrar nuestro oído, por eso tiene que descansar como el resto del cuerpo. Cuanto menos lo sometamos a traumas acústicos indefinidos sin tener ninguna necesidad médica, mejor”, apunta el doctor Urpegui.

Con el transcurso de la vida, el oído va perdiendo sensibilidad. De hecho, “más de 1000 millones de personas de edades comprendidas entre los 12 y los 35 años corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a música fuerte y otros sonidos recreativos”, afirma la OMS.

Según Urpegui, “lo mejor es volumen cero, como lo mejor es cigarros cero, aunque a veces parezca difícil conseguirlo. Todo lo que sea someter al oído a un ruido intenso y continuo de más de 80-90 dB durante más de media hora es tremendo”. 

Varios expertos coinciden en que el hecho de dormir puntualmente con auriculares no tiene por qué suponer un problema para el oído en lo que a la música respecta, pero sí lo supone que este sonido sea constante y con volumen alto. 

Este volumen elevado y continuo puede provocar hipoacusia, es decir, la pérdida de audición, pero también “otra consecuencia muy traumática llamada tinitus o acúfenos, un trastorno en el que el oído del paciente emite un ruido constante que solamente escucha él y que es, además de muy desesperante, difícil de tratar y solucionar”, explica Urpegui.

Así afecta al sueño y al cerebro

Está demostrado que escuchar música nos reporta múltiples beneficios, pero hacerlo durante la noche activa el cerebro, al igual que ocurre con los podcast. 

Así se demostró en estudios como el realizado por Michael Scullin, profesor asociado de psicología y neurociencia en la Universidad de Baylor, donde se llegó a la conclusión de que las personas que escuchaban música antes de echarse a dormir tenían el cerebro más activo por la noche, presentando también peor calidad de sueño

Lauri Leadley, educador clínico del sueño y presidente del Valley Sleep Center, coincide con Scullin afirmando que “la higiene óptima del sueño sería no escuchar nada y permitir que la mente y el cuerpo se relajen de forma natural, ya que, una vez que te quedas dormido, el sonido de la música puede interrumpir las etapas de sueño saludables por las que nuestro cerebro y nuestro cuerpo deben pasar”.

Una posible solución para conseguir dormir bien

Según Urpegui, tras hacer un estudio audiológico y comprobar que no ha habido ningún problema por el uso de auriculares para dormir, “la mejor opción es intentar cambiar nuestros hábitos de vida”.

Para ello, “es una buena idea hacer ejercicio, llegar a la cama cansado y tener horarios muy claros de sueño, todo mientras intentamos darle descanso a nuestros oídos sometiéndonos al menor ruido posible”. Incluso nos puede beneficiar ayudarnos de algún que otro truco para dormir mejor.

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