Entrevista a Ferran Cases: autor de 'El pequeño gran libro de la ansiedad'

“La medicación contra la ansiedad es un parche: quien aún piense que solo eso es la solución, se equivoca”

Ferran Cases, auto de El pequeño gran libro de la ansiedad

Inés Aguerri Alonso

12 de febrero de 2023 06:02 h

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Una década con ansiedad crónica lo abocó a una parálisis corporal que lo mantuvo sin poder moverse, salir de casa o relacionarse con otros durante dos años, hasta que con 20 años, Ferran Cases decidió ponerse manos a la obra para intentar superar este trastorno. 

Estos caminos lo llevaron a fundar diversos proyectos como Bye Bye Ansiedad, siempre basados en aquello que el método científico pueda apoyar y acompañado de un equipo de psicólogos, psiquiatras, biólogos y científicos. Tras varios años nació su quinto libro, El pequeño gran libro de la ansiedad (Diana, Planeta), publicado este mismo mes.

Entre sus líneas, decenas de escalones escritos desde la experiencia personal dan claves, consejos, técnicas, ejercicios e información práctica y concisa que van desde la neurociencia hasta la meditación, para que al llegar arriba el lector se haya deshecho de la ansiedad o se haya dado cuenta durante el camino que la padecía sin saberlo. 

En su libro habla sobre la Isla de las Excusas, el paraíso de aquellos que padecen ansiedad. A día de hoy, ¿seguiría en ella si no fuera por la parálisis corporal que sufrió?

Sin duda. Hay una frase que me encanta de Shakespeare que es: “Allí donde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma”. Yo lo interpreto como que el agua más fresca está al fondo del pozo. Aunque, claro, el fondo es relativo, no hace falta tener parálisis cerebral para animarte a salir de la ansiedad. 

Entonces, ¿es posible salir de ella?

Muchas veces oigo frases que me ponen los pelos como escarpias. Como “la ansiedad no se cura, hay que aprender a vivir con ella”. Hay que tener en cuenta que hay una ansiedad adaptativa con la que se vive toda la vida: te vas a seguir sintiendo nervioso por cosas y vas a seguir sintiendo estrés.

Pero la ansiedad patológica no tenemos porqué tenerla. De hecho, la neurociencia ya ha demostrado cómo se comporta y cómo se puede superar. El autoconocimiento y, desde mi punto de vista, la respiración, son la clave.

El yoga o la meditación funcionan porque trabajan como base con la respiración diafragmática abdominal. No es que el loco de Ferran se haya iluminado y haya dicho que la respiración budista es buena, es que está demostrado científicamente: sabemos cómo afecta el nervio vago, al sistema nervioso, la serotonina que segrega nuestra glándula pineal… solo hay que aplicarla.

Hay muchos libros de autoayuda sobre la ansiedad, ¿qué opina sobre las críticas negativas hacia ellos? 

No escribo libros de autoayuda porque estoy de acuerdo con las críticas. Estoy harto de ese tipo de libros que son 30 páginas con una idea interesante y 120 de paja mental.

Por eso no encontrarás El pequeño gran libro de la ansiedad en la sección de autoayuda. Lo ordené de una manera sencilla con un resumen de cada capítulo para crear un libro de experiencia personal y de consulta.

Estoy harto de ese tipo de libros que son 30 páginas con una idea interesante y 120 de paja mental

Usted la sufrió muy joven ¿sabía qué era lo que tenía?

No, en absoluto. Por eso voy a dar charlas gratuitas a los institutos. Cuando voy me veo a mi mismo reflejado en ellos y pienso: “aquí empezó todo”. Tras mi primer ataque de vértigo fui al médico y me recetaron tratamiento para un virus estomacal. Claro, estamos hablando del año 2000, ahora por suerte se habla más y se detecta más rápido.

Las pastillas para la ansiedad pueden resultar muy adictivas, ¿qué opina sobre su consumo?

Creo que tenemos la medicación para casos donde realmente es necesario, pero hay muchos en que no es necesario y se receta. Mi equipo de psiquiatras y yo entendemos que la medicación es un parche: quien aún piense que eso es la solución, está muy equivocado, el curro personal no te lo quita nadie. 

¿Cree que no queremos gastar o invertir en salud? 

Yo siempre digo que emprender en este mundo en el que me he metido no te hace rico. Cuando llego y digo que la ansiedad depende de nosotros mismos, la gente se da cuenta de que va a tener que esforzarse y en ocasiones no quieren comprar en salud.

Además, para mi es imprescindible invertir en un espacio donde cuidarte, donde dormir bien… pero sobre todo invertir en buena alimentación.

Tenemos estudiado que hay alimentos que nos ayudan a estar más relajados, a que nuestro cerebro esté en sus niveles óptimos de dopamina, como el pescado azul, crudos naturales, productos frescos… La cantidad de sal y azúcar de los procesados, por ejemplo, afecta al sistema nervioso y lo tensa, lo que genera más ansiedad. 

También menciona en el libro cómo nos afectan, a su juicio, los aparatos electrónicos, ¿crees realmente que nos han complicado la vida respecto a la ansiedad? 

Con las pantallas nos hemos arriesgado a la exposición de las luces azules que tanto nos afectan a la ansiedad, porque hacen que no segreguemos la serotonina que tenemos que segregar y segreguemos, en vez, mucha más adrenalina, por lo que nos ponemos más nerviosos y ansiosos. No significa no utilizar el móvil, significa, por ejemplo, dejarlo durante una hora antes de ir a dormir. 

En el libro habla sobre los estoicos y cómo reflexionan sobre desapegarnos de lo material. ¿Cree que nuestra sociedad consumista nos hace tener más ansiedad?

Sin duda, vivimos en una sociedad basada en la microfelicidad. La microfelicidad es lo que nos da el consumismo, por ejemplo: me compro unos pantalones, me veo guapísimo y pienso “qué bien”.

Pero, ¿cuánto dura esta felicidad? Las redes sociales también juegan a darnos microfelicidad y lo tienen todo estudiado, un like es microfelidad, porque por un segundo te sientes querido. La felicidad es algo mucho más distinto, es un camino de fondo, de encontrarte a ti mismo, de conocerte, de saber cómo interpretar el mundo.

De hecho, al final abre un buen melón: la felicidad. ¿Es posible encontrarla? 

Sí, es posible. Los estoicos y Aristóteles ya lo decían y ya está bastante comprobado por la ciencia: tener objetivos y cumplirlos nos hace felices. Aunque el objetivo sea tan pequeño como hacer la cama todos los días, eso nos acerca a la felicidad.

A mi me gusta más el término serenidad: esa sensación de que te vas a dormir cada día y dices: “oye, pues muy bien, he tenido un día de mierda pero me siento en paz”.

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