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Martín Villa, ¿te acuerdas de Vitoria?
Han pasado casi 42 años desde que el ministro franquista estuviera frente a una víctima del 3 de marzo y, al igual que los estamentos del Estado español, su arrogancia no se ha movido un milímetro en todo este tiempo.
Eva Barroso / José Luis Martínez
Hermana y hermano de dos de los cinco trabajadores asesinados el 3 de marzo de 1976 en Vitoria —
Han pasado casi 42 años desde que Martín Villa estuviera frente a una víctima del 3 de marzo y, al igual que los estamentos del Estado español, su arrogancia no se ha movido un milímetro en todo este tiempo.
En 1976, a los tres días de la criminal acción policial, los ministros franquistas Manuel Fraga Iribarne y Rodolfo Martín Villa llegaban a Vitoria-Gasteiz. Ante la indignación de las familias de los heridos y del personal sanitario, ambos eran fotografiados mientras visitaban a José Castillo en el hospital. A las pocas horas de la toma de esta imagen fallecería. Antes habían caído abatidos Pedro Mari, Romualdo y Francisco. Unas semanas más tarde murió Bienvenido. No nos olvidamos que durante esta agonía, la represión continuaba contra toda mínima protesta solidaria y el derramamiento de sangre obrera prosiguió con Juan Gabriel en Tarragona y Vicente en Basauri.
Aquel día en el hospital le preguntaron a Martín Villa si venía a rematar a los heridos. Hoy le hemos preguntado si se acuerda de Vitoria y si es así, por qué no reconoce el daño causado, asume su responsabilidad en aquel gobierno de Arias Navarro y da la cara. Y para animarle le hemos puesto el ejemplo del Gobierno británico declarándose responsable de la acción militar que en 1972 asesinó a 14 civiles en Derry. Un avance para la convivencia y la construcción de la paz en el norte de Irlanda.
Mientras hablábamos con Martín Villa, ¡cómo no pensar en el dolor vivido por nuestros padres, por nuestro Pueblo, y en la violencia del Estado que él representa! Su respuesta es la negación de los crímenes (de lesa humanidad) y su auto-exculpación ante las responsabilidades que tuvo. Su conciencia no le dicta la mínima duda, no se siente culpable y no se arrepiente de nada porque no percibe haber hecho daño.
Y lo más significativo de todo, tampoco siente la más mínima empatía ante dos familiares, y mucho menos, expresa el afecto y la delicadeza como hoy se exige que sean tratadas las víctimas del terrorismo. Nos dijo que quiere declarar pero que se lo impide la justicia, y eso es falso. Si de verdad quisiera, podría hacerlo de forma voluntaria. Por el contrario y para no pasar por ese trance, se escuda en la nula voluntad del Gobierno español para atender la orden de extradición para la toma de declaración indagatoria dictada por la jueza María Servini y en la directriz de la Fiscalía General del Estado para no admitir por los jueces los exhortos de dicha jueza en ese sentido.
¿Cómo una persona en busca y captura por la Interpol es condecorada y homenajeada por las altas instancias del Estado? Es inadmisible. O democracia o Martín Villa, con Martín Villa no hay democracia.
Sabemos que la impunidad es la estrategia del Estado, el mismo que condecora a Martín Villa en el Congreso y saca brillo al busto de Fraga en el Senado. Transcurridas más de cuatro décadas la impunidad es la seña distintiva de esta democracia a la española. Las víctimas de terrorismo de Estado existimos, y el 3 de marzo de 1976 ha mirado a los ojos a uno de los verdugos para decirle, aquí seguimos. Siempre os perseguirán nuestras memorias porque con impunidad nunca habrá democracia.
Eva Barroso y José Luis Martínez Ocio, Martxoak 3 Elkartea–Asociación de Víctimas 3 de MarzoEva Barroso José Luis Martínez Ocio
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