Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
¡Bienvenido a mi tierra, hermano!
El otro día, al anochecer, cuando me disponía a entrar en mi portal, unas risas exageradas llamaron mi atención. Provenían de uno de los bares que circundan la plaza. Un grupo de txikiteros rodeaban a una persona negra, en el centro del corro, afanada en ofrecerles los mil y un artículos que transportan según la época y climatología del momento. Mis sentidos se agudizaron ante la sospecha de estar ante una situación crítica, otra de esas en las que la chanza de unos pocos avergüenza a la mayoría. A mi memoria acudieron las imágenes degradantes de unos sucesos recientes en la Plaza Mayor de Madrid entre un grupo de mujeres inimigrantes y unos impresentables holigans holandeses. Sabía que esa radicalización es difícil de ver por estos lares, aunque suele ser habitual encontrar en situaciones como la que estaba contemplando cierta condescendencia unida a ese aire de superioridad tan vasco.
Me tranquilicé al instante, al ver que el propio vendedor participaba alegremente de las bromas, incluso narrando en su “esperanto” particular alguna situación que reprodujo risas, más estentóreas aún que las anteriores. Al instante siguiente, uno de los parroquianos, le sacó del grupo y acercándose a la zona en la que yo permanecía, le abrazó y le preguntó por su familia, en concreto por un hijo que debía encontrarse enfermo. El subsahariano, aún con la sonrisa en la boca, le explicó que gracias a los servicios hospitalarios que había recibido, estaba ya en casa, recibiendo los oportunos mimos familiares.
Mientras me dirigía al ascensor pensaba,reflexionaba… “¡Pues va a ser cierto que quienes responden en las encuestas, dicen la verdad!”, me sonreí al recordar la reciente publicación del Barómetro 2015 de Ikuspegi. (Este observatorio vasco de Inmigración, lleva tenazmente estableciendo datos, estadísticas y conclusiones desde el 2004 sobre el comportamiento vasco con la emigración extranjera). En el estudio señalado, el Barómetro 2015, y simplificando tremendamente sus conclusiones, se afirma que se está recuperando el grado de tolerancia que había descendido sustancialmente durante la crisis económica de los últimos 8 años.
Otra de las conclusiones apunta a la normalizaciòn del fenómeno de la inmigración en la sociedad vasca. Dicho de otro modo, no se percibe la inmigración como problema, en un contexto en el que las preocupaciones fundamentales para la sociedad vasca tienen apellidos laborales (preocupación por la desaceleración industrial y la paralización de la negociación colectiva), económicos (salarios con escasos incrementos, retraimiento del gasto privado) y éticos (corrupciones, dejación de responsabilidades políticas).
Es cierto que la presencia absoluta de extranjeros/as sigue siendo pequeña comparada con otras CCAA (8,4% de la población empadronada en la CAPV), pero es también reseñable que ha crecido el volumen total un 70,4%% en apenas 10 años (2006-2015).
Así, la aportación de la población extranjera sigue siendo determinante en términos demográficos: la reducción de la población autóctona en el periodo 1998-2015, en más de 65.000 personas, ha sido compensada por la llegada de esta inmigración, que ha permitido una recuperación total de 90.000 nuevos vascos y vascas. Con todo, para Ikuspegi, este crecimiento no es percibido actualmente como preocupante, en sentido identitario, por la mayoría de la sociedad.
La mejoría de la valoración social, sin embargo, presenta claroscuros, como resalta esta institución del campus universitario de Leioa. Mejoramos en la aceptación, pero sigue muy vinculada a la percepción de nuestra propia situación -optimista o incierta- ante el futuro. “En la medida en que se despeje nuestro horizonte, podremos adoptar posturas, discursos, actitudes y comportamientos más tolerantes”. Unido a esto, los datos de 2015 señalan que crece el grupo social tolerante y disminuye el reacio, a costa de aumentar el intermedio, el ambivalente.
Es interesante detenerse, aunque sea brevemente, en el grupo menos tolerante, el de los reacios porque es sobre el que se debe actuar con educación y políticas públicas integradoras y convivenciales. El estudio lo subdivide en tres nuevos grupos: el de personas objetiva y subjetivamente en situación de mayor vulnerabilidad social y personal y donde la crisis se ha cebado más (menor cualificación, peores trabajos, escasos ingresos, más pesimistas); el grupo de corte dogmático y autoritario (derecha o centroderecha, mayores de edad, practicantes religiosos) y el grupo de los impermeables a la diversidad social vasca (identitarios, con escasas relaciones públicas y privadas).
Otro cantar es en la percepción vasca sobre los efectos de la inmigración extranjera en el sistema del bienestar. Comparativamente con los resultados del 2014, la preocupación sigue centrada en los efectos negativos de acceso a las ayudas sociales (mejoría en 2015), acceso a la vivienda o empeoramiento de la calidad de la enseñanza (en ambos, se mantiene o empeora este año). Es, en suma, la visión que sigue aún resultando oscura.
El Barómetro 2015 de Ikuspegi traslada un halo de esperanza en la percepción vasca sobre la inmigración extranjera, elemento básico para que la convivencia social de distintos sea satisfactoria. Y resulta aún más esperanzador cuando se compara con el auge de los fanatismos religiosos, de las ideas xenófobas y de las proclamas fascistas en numerosos países desarrollados europeos.
Por si acaso, haríamos bien en no olvidar ese Rap contra el racismo que, tras varias colaboraciones, finaliza El Chojin:
“Por qué coño le miras con esa cara,
Si luego tú eres el primero en comprarle DVDs piratas.
Abogo por la amistad de las razas,
Difícil en este puto mundo intolerante de ratas.
Ningún ser humano puede ser ilegal,
Lo ilegal es que un ser humano no tenga dignidad.
Yo apoyo al negro, al chino, al árabe incluso al marciano,
Por mi parte, ¡ bienvenido a mi tierra, hermano!“.
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