Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Campaña
Estamos en campaña electoral. Esto en nuestro país no es ni una novedad ni resulta especialmente llamativo dado que con el católico propósito de huir del telúrico aburrimiento que caracteriza a las democracias del norte de Europa, donde los cuarentones se suicidan en masa incapaces de soportar tanto tedio, los españoles hemos descubierto que las campañas electorales además de darnos un cierto sentido de continuidad histórica como si la vida tuviera algún propósito, también nos procuran un tema de conversación, distraen mucho, entretienen, nos hacen leer periódicos, insultar en las redes sociales, escuchar tertulias, tener, en definitiva, un motivo para levantarnos de la cama con el ánimo dispuesto para entrar en batalla dialéctica con cualquiera que ose opinar que nuestra posición política no solo está equivocada sino que además atenta contra los valores esenciales de la patria, la comunidad autónoma, la ciudad, el villorrio o la miserable aldea que nos vio nacer.
Durante estas larguísimas campañas electorales nuestros partidos políticos nos presentan un programa de medidas con el propósito de lograr el buen gobierno del país haciendo hincapié en las reformas sociales, políticas y económicas que se necesitan para que tanto los administradores como los administrados podamos convivir en buena armonía dentro de un Estado justo, cohesionado, moderno, sosegado, limpio y bien regado... Los partidos políticos, sin embargo, se guardan muy mucho en estas campañas electorales de mostrarnos tanto la auténtica realidad del país como la auténtica personalidad de quienes lo habitamos ya que si lo hicieran ningún ciudadano español podría llamarse ya a engaño y todos tendríamos una idea bastante aproximada de por qué siempre hacemos las tonterías que hacemos o de porqué en España, por tradición, sospecho, pero también por pereza, por lo general no se razona sino que directamente se odia, que siempre resulta más cómodo y además no da mucho que pensar..
“Cuando los españoles votan nunca se equivocan” o “el pueblo es sabio” o “los españoles no son tontos” esto es, entre otras muchas naderías, lo que los partidos políticos acostumbran a decir de nosotros en las campañas electorales, pero esta adulación no tiene más propósito que mostrarse lo suficientemente simpáticos como para obtener nuestro voto electoral. Así que si queremos tener una idea aproximada de nuestra auténtica condición humana casi siempre hay que recurrir a la historia que hemos padecido, cuando no a las páginas escritas en el pasado por novelistas, poetas, periodistas o intelectuales actualmente más ignorados que cualquier noticia en la que no esté contenida la palabra Cataluña. En la novela “La calle de Valverde” del olvidado Max Aub uno de los personajes asegura que “aquí en España nadie quiere nada como no sea el hundimiento del vecino.
Nadie se ha fijado una meta ya que se vive al día, a lo que salga, deseando sobre todo el mal del prójimo. En España siempre estamos cansados aunque no sabemos muy bien de qué y lo que verdaderamente nos iguala es que a todos les españoles nos duele el estómago. España en realidad es un gran casino donde mandan los señoritos porque han mandado siempre y todos obedecemos ya que aquí no hay empleados sino criados“. No creo que hayamos cambiado mucho desde la década de los años veinte del siglo pasado; días en los que Max Aub sitúa a los personajes de esta olvidada novela.
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