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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Cayetana o el nuevo fracaso de Casado

Cayetana Álvarez de Toledo, cuando era portavoz del PP en el Congreso

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Jugó a ser una “dama de hierro” en versión hispana, pero acabó revelándose una criatura muy endeble. Hablaba y escribía muy bien, inútilmente bien, a juzgar por la vacuidad de su mensaje y la inconsistencia de su proyecto político. Un proyecto basado en la idea de una “reagrupación nacional”, para hacer otra vez de España “un modelo de renuncias, reformas y responsabilidad”. Siempre, claro está, que quienes renuncien, por responsabilidad, sean siempre otros: los “separatistas” y los “comunistas”, y no quienes siguen emperrados en mantener los recortes sociales y los presupuestos de Montoro, porque eso sería hacer populismo con un claro “sesgo ideológico”.

 “Levantémonos”. Ése era el lema épico del Movimiento Nacional de nuevo cuño que la entonces portavoz parlamentaria del Partido Popular patrocinaba y recogía en un artículo publicado, con el mismo titular, en “El País” del 12 de abril pasado; y que me tomé la molestia de leer, porque un confinamiento en casa da para mucho. Por suerte para el sistema democrático, el proyecto ese de la España españolísima tendrá que esperar tiempos mejores. Ese proyecto o cualquier otro que el PP pueda tener previsto, y que hasta la fecha se desconoce, dada su desorientación manifiesta.

La defenestración de Cayetana Álvarez de Toledo, activada por el mismo que la encumbró, es un producto más de esta desorientación; un nuevo y sonoro fracaso de Pablo Casado, en su intento, hasta ahora imposible, de liderar una oposición comprensible y de cierto fundamento. Para ser más exactos, el fracaso de una estrategia basada en el ruido permanente de la desestabilización política, y no en propuestas alternativas de Gobierno mínimamente creíbles. Y, en esa estrategia marcada por la improvisación y la ocurrencia permanentes, Casado un día canta “Cayetana se llama mi amor” y otro tira a su amor por la ventana, al ver que no le sirve y que, con ella, se ha creado un problema serio. Parece, pues difícil, transitar por la política del actual PP, sin resbalar con los huesos de aceituna que sus dirigentes van esparciendo por el camino.

Sería cosa, entonces, de decir que la practicada por el principal partido de la derecha es una oposición de mucho ruido y pocas nueces. Con el matiz añadido de que las nueces, todas, están cayendo del lado de un Gobierno que, en sus primeros meses de existencia, y pese a la emergencia sanitaria con que nació, arroja ya una cuenta de resultados nada despreciable: subida del salario mínimo, implantación del Ingreso Mínimo Vital, protección del empleo y de la actividad económica (con los ERTES pactados con sindicatos y empresarios), acuerdos en la mesa de diálogo social y el Fondo de Reconstrucción alcanzado en Europa y que nos reportará 140.000 millones de euros para luchar contra los efectos de la pandemia y modernizar nuestra precaria economía. Y todo ello enmarcado en una hoja de ruta de transformaciones y reformas para la presente legislatura que es ya suficientemente conocida, y contra la que no hay oposición que se conozca.

No parece que éste sea de entrada un mal balance, teniendo en cuenta que se trata de un Gobierno Frankenstein. Algo bastante inexplicable cuando, al decir de tantos expertos, lo procedente sería que las cosas le salieran mal. Lo que significa que, una vez más, el actual inquilino de la Moncloa está haciendo lo que no debe. Todo le vale con tal de fastidiar a la derecha, empeñada en proporcionar su ración de ruido para cada éxito del ejecutivo de coalición. 

Por ceñirnos al último de sus escándalos, ¡a ver si no es como para indignarse que el presidente del Gobierno haya llegado, en su abuso de poder, hasta el punto de cogerse unos días de vacaciones en agosto! ¡Lástima que las críticas de Casado a las “vacaciones de Sánchez” las emitiera exhibiendo un saludable bronceado y una indumentaria playera que no estuvieron del todo a la altura de su indignación! 

Pero, bueno, esto es lo que hay. Y lo que presumiblemente va a seguir habiendo por parte de un partido que se ve descolocado ante los acontecimientos del presente. Un partido que se ha quedado colgado de la brocha de un neoliberalismo anacrónico, cuando los poderes económicos lo tienen bastante aparcado, a la espera de que el Estado, del que antes renegaban, les vaya resolviendo sus problemas.

No hay que excluir, por otra parte, que su inquebrantable amor a España le haga preferir la prórroga indefinida de los presupuestos de Montoro a unas cuentas públicas más expansivas, como las que propicia el Fondo de Reconstrucción Europeo que Pedro Sánchez consiguió sacar adelante. Entre España y Europa, España lo primero, parece pensar el máximo dirigente del PP. Al fin y al cabo, pensará también, ¿qué se nos ha perdido a los españoles en una Europa que no se ha enterado aún de que concede ayudas a un país con un Gobierno social-comunista y deslegitimado por la presencia de Podemos?  

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