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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Euskadi, del movimiento antinuclear al movimiento de pensionistas

Concentración frente a la central nuclear de Lemoiz, en 1979

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Desde los tiempos de la Transición la acción reivindicativa viene generando en el País Vasco potentes movimientos de masas, sean específicos o de carácter global. Hace más de cuatro décadas destacó por su relevancia política y capacidad movilizadora el activismo antinuclear. El más reciente, el movimiento de pensionistas, surgió en Bizkaia en enero del 2018. Además de la relevancia como dinámica de grupos, un rasgo básico que se repite en movimientos sociales vascos es el empeño de la Izquierda Abertzale (IA) por patrimonializarlos e integrarlos en su proyecto soberanista. Tal es el hilo conductor de este análisis. 

En Euskadi la instrumentalización de los movimientos sociales por parte de la IA es constante desde sus orígenes. La pretensión del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) de controlar y dirigir las movilizaciones de masas surge con la Alternativa KAS (1976 – 1995), cuando las organizaciones que compartían ese programa seguían las directrices del frente militar (ETA). Esa ramificación, cuya denominación y cometido fue variando en función de las circunstancias políticas, abarcaba todos los ámbitos sociales: HASI (partido), LAB (sindicato), ASK (acción popular), JARRAI (juventud), EGIZAN (feminismo), Gestoras pro amnistía y demás.

El modelo de funcionamiento “correa de transmisión” se mantuvo a través de la coalición Herri Batasuna (1978). La inviabilidad de la violencia trajo cambios paulatinos que desembocaron en el abandono de las armas (2011), la creación de EH Bildu (2012) y la inevitable desaparición de ETA (2018). Hoy EH Bildu compite con el PNV en moderación para lograr ventajas en Madrid. Entretanto LAB, ELA, el Movimiento de Pensionistas de EH y otros grupos prometen conquistas e independencia política con acciones testimoniales que culminan en huelgas generales, como la proclamada en diciembre del 2020 con la consigna “Soberanía para el cambio social”.

El recurso a la violencia como solución final no era un rasgo exclusivo de ETA, del terrorismo de estado con los GAL y de otros grupos independentistas o paramilitares. Sobre todo en Euskadi, amplios sectores de la población la asumían, toleraban o comprendían. La conciencia cívica frente a la violencia estructural despertó con Gesto por la Paz (1985-2013). Para comprender ese proceso basta consultar 'Años de Plomo' de Kepa Bilbao, análisis de la década 1975-1985.

El radicalismo de la IA constituyó un referente para la izquierda radical del conjunto del Estado. Herri Batasuna (HB) logró un escaño en el Parlamento Europeo en junio de 1987 con 111.189 votos de fuera de Euskadi y de Navarra. Nueve días después de esas elecciones tuvo lugar el mortífero atentado de ETA en Hipercor. Dirigentes de la nueva izquierda han seguido peregrinando a los santuarios del radicalismo hasta llegar a las instituciones. Esa admiración cuajó incluso en movimientos sociales de ámbito estatal y persiste como un espejismo. 

La violencia como alternativa al ecologismo

Donde más se aprecia la intromisión histórica de la Izquierda Abertzale en los movimientos sociales es en el ámbito ecologista. El episodio más destacado fue la intervención de ETA en la lucha contra la central nuclear de Lemoiz, que se empezó a construir en 1972. Cuatro años después surgió la “Comisión de defensa de una costa vasca no nuclear”. En 1976 y 1977 hubo grandes movilizaciones ciudadanas reclamando la paralización de la central. La intervención de ETA con atentados mortales comenzó en 1978 y supuso suplantar el protagonismo popular, dividiendo al movimiento antinuclear. El asesinato del ingeniero José María Ryan (1981) resultó determinante en la paralización de la central, decretando el gobierno del PSOE en 1984 la moratoria nuclear que supuso el cierre definitivo. El blog de Gaizka Fernández contiene un relato pormenorizado de aquellos sucesos.

Pese al desencuentro provocado por la intrusión de ETA en Lemoiz, la campaña anti-OTAN favoreció el reagrupamiento, logrando en Euskadi un 65% el NO en el referéndum (1986). De los Comités Antinucleares nació Eguzki (1987) como movimiento unitario y plural. Al caer bajo el control de la Izquierda Abertzale surgió Eki (1989), que como Eguzki significa sol. Eki se convirtió en Erreka (1992) y en la actualidad se denomina Ekologistak Martxan, plataforma integrada en Ecologistas en Acción, fundada en 1998 al unirse más de 300 grupos ecologistas.

El recurso a la violencia como solución final no era un rasgo exclusivo de ETA, del terrorismo de estado y de otros grupos independentistas o paramilitares. Sobre todo en Euskadi, amplios sectores de la población la asumían, toleraban o comprendían

Lo ocurrido en Lemoiz se repitió en la autovía de Leizaran que comunica Navarra con Gipuzkoa. La Coordinadora Lurraldea (1986) nace para oponerse al trazado previsto. Desde 1988 interviene ETA con sabotajes y tres asesinatos. En 1992 concluye el conflicto, siendo sustituido el trazado inicial por otro de impacto ambiental también elevado. En la obra de varios autores titulada “Sociedad civil, protesta y movimientos sociales en el País Vasco”, publicada en 1995, se dice: “HB ha supeditado su relación con los movimientos sociales en general, y con el ecologista en particular, a una relación de carácter instrumental, siendo especialmente criticada por el caso de la Autovía de Leizaran, donde se le achacó utilizar el ecologismo para poner en juego un modelo de negociación, y posteriormente aplicarlo a lo político”.

Otro ejemplo es el Tren de Alta Velocidad, conocido como Y vasca. Los grupos ecologistas impulsores del movimiento anti-TAV rechazan el proyecto por su enorme impacto ambiental, incomunicando poblaciones en vez de unirlas. El 29 de noviembre de 2007 El Diario Vasco publicaba este titular: “Batasuna asegura que va a parar las obras del TAV «como único modo de apostar por la soberanía». El artículo incluía la siguiente entradilla: ”Relaciona su oposición al tren con la central de Lemoiz, Leizaran o Itoiz. Apuesta por «un modelo social y político diferente para Euskal Herria». Un año después ETA asesinaba al empresario Inaxio Uria. Esa red ferroviaria, cuya inauguración estaba prevista para 2016, sigue en construcción tras la disolución de ETA en 2018. La oposición al TAV persiste, aunque ahora es testimonial.

En el campo del antimilitarismo cabe analizar el movimiento de insumisión, desde que nace en los años 70 hasta la abolición del servicio militar obligatorio a finales del 2001. En este caso la consigna de la Izquierda Abertzale era “La mili con los milis” (ETA m). También procede citar a Komite Internazionalistak, que surge en 1979 en solidaridad con la revolución sandinista. En esta ocasión el sector abertzale se escindió creando Askapena en 1987. Cabría hablar incluso del actual movimiento feminista del País Vasco, tarea que corresponde a las mujeres.

Superada la época de subordinación de los sindicatos a los partidos, donde menos ha incidido la utilización política del MLNV ha sido en el movimiento obrero. Las razones son evidentes: en Euskadi las corrientes que formaban CCOO tenían un peso preponderante, mientras que la Izquierda Abertzale apenas existía en la gran industria. El sindicato LAB acababa de nacer (1975), carecía de implantación y su nombre se inspira precisamente en el de CCOO. Langile Abertzaleen Batzordeak significa “comisiones obreras patriotas”

El soberanismo coloniza el movimiento de pensionistas

La denominación Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria (MPEH) evidencia la voluntad de quienes lo promueven de integrarlo en su proyecto soberanista, forzando la realidad con criterios ideológicos. El concepto Euskal Herria hace referencia una entidad territorial y cultural compartida por dos estados independientes, con tres lenguas oficiales y tres administraciones autónomas. De hecho no hay vínculos organizativos a ese nivel entre pensionistas. Resultaría absurdo en Iparralde (País Vasco francés) demandar un salario mínimo 1.200 euros, cuando en Francia el salario mínimo es de 1.554,6 euros y en España 1.108,3 euros, calculados ambos sobre 12 pagas mensuales.

Otro tanto ocurre con las pensiones. La edad oficial de jubilación en Francia es de 62 años, incluso antes, aunque pasará en 2025 a 64. También con excepciones, en España la edad oficial de jubilación es ya de 66 años. El modelo retributivo francés es de reparto, cotizando en un modelo doble, con derecho a una pensión fija más otra complementaria. La suma de las dos modalidades, sin tener en cuenta pensiones privadas, supera ampliamente los 1.080 euros de pensión mínima que se reclama a este lado del Pirineo. Por tanto, ni a nivel salarial ni de pensiones cabe una Euskal Herria unificada.  

Concluida la pesadilla de ETA, renovada casi por completo la cúpula de la Izquierda Abertzale, representada en la actualidad por EH Bildu, persiste la obsesión por tutelar los movimientos sociales, como hace casi medio siglo. Ese empeño se centra ahora en el más joven y singular de los movimientos: el de pensionistas. Cuando surgió a comienzos del 2018, el Movimiento de Pensionistas de Bizkaia (MPB) era unitario, plural, apartidista y funcionaba por consenso. La corriente abertzale rompió el equilibrio de fuerzas ampliando su presencia en las asambleas y sustituyendo la unanimidad por el voto mayoritario. Así se hizo con el control de la toma de decisiones, desvinculándose la mayoría de las asociaciones que lo integraban.

La ruptura definitiva la motivó la huelga general del 30 de enero de 2020, convocada por los sindicatos ELA y LAB desde la Asamblea Nacional de Movimientos Sociales y Sindicales de Euskal Herria, entramado organizativo vinculado al soberanismo vasco. Las asociaciones que no asumieron la huelga hicieron público su desacuerdo en estos términos: “La Unidad del Movimiento de Pensionistas es y sigue siendo un factor fundamental para lograr nuestros objetivos. Por lo que queremos señalar que la convocatoria de huelga del 30E, impulsada y apoyada por un sector de los/as pensionistas, haciéndolo además en nombre de todos/as, está creando una profunda división dentro del colectivo que puede llegar a ser irreparable”.

Las características básicas de cualquier movimiento social son la unidad en la pluralidad, el apartidismo y las decisiones consensuadas. Así funcionaba en sus orígenes el movimiento de pensionistas en Bizkaia. El 9 de abril de 2019 EITB anunciaba la unificación de las asociaciones soberanistas con este titular:“Gaurgeroa ha reclamado la construcción de ”un sistema público de pensiones en Euskal Herria, con plenas competencias, tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como en Navarra“. Aunque no se comparta, desear un sistema de pensiones propio es legítimo. Lo ilícito es utilizar el nombre del movimiento de pensionistas para conseguirlo. 

Una unidad incierta

El Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria ha convocado manifestaciones en Euskadi y en Navarra el 29 de mayo. Según sus promotores se trata de un ensayo previo a una acción más contundente. En ese mismo sentido iba este titular de Europa Press del 1º de Mayo: “LAB cree que es el momento de otra huelga general y se muestra dispuesto a ”buscar consenso en ese camino“. La duda es si conseguirán implicar a ELA en esa aventura, dado que la huelga del 30 de enero de 2020 tuvo escaso eco y  las relaciones entre ambos sindicatos no parecen óptimas.

Siendo las movilizaciones en Euskadi tan simbólicas como en el resto del Estado, quienes dirigen el MPEH proponen ahora iniciativas conjuntas, sobre la base de que sus acciones sean asumidas por las plataformas de otros territorios, sin compromiso de reciprocidad. Se acepta, pese a ser un trato desigual. La seducción del radicalismo sobre la izquierda del PSOE se da también entre asociaciones de pensionistas. Plataformas de ámbito estatal veneran al MPB que el 17 de marzo de 2018 movilizó en Bilbao a 115.000 personas, obviando que entonces era unitario y contaba con el apoyo de todos los sindicatos y partidos (también el PNV, no el PP).

Hay asociaciones de ámbito estatal que adoptan hasta la simbología original del MPB, pese a que la defensa del Sistema Público de Pensiones no es compatible con proyectos que aspiren a dividirlo, troceando la caja común de la Seguridad Social. Tampoco se tiene en cuenta que los planes de pensiones de empresa del Ministro Escrivá se basan en el modelo de las EPSV de Euskadi, concebidas en ámbitos soberanistas como “sistema de pensiones propio”.

 El movimiento de pensionistas es un minifundio asociativo. La única estructura que agrupaba 300 plataformas en el conjunto del Estado, se ha roto a causa de desavenencias entre sus actores. Para entender la división de la Coordinadora Estatal de Pensionistas en dos bloques, COESPE Oficial y COESPE Unidad, basta recordar en la película 'La vida de Brian' la polémica entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular. Para no ser menos unos que otros, los dos sectores apoyarán la acción del 29 de mayo, con mayor o menor convicción.

Ambas COESPE han olvidado que quienes les convencieron para apoyar la convocatoria de Euskadi, el 12 noviembre de 2019 publicaron en Viento Sur un artículo titulado “Ambicioso plan de movilizaciones” donde se afirma: “Pero hay algunas plataformas como la COESPE, que pretenden erigirse en representantes del conjunto del movimiento de pensionistas en todo el estado. Además, se niegan a reconocer el carácter soberano del movimiento de pensionistas vasco o el de otros pueblos del estado. Del mismo modo, desarrollan un estilo de trabajo que no ayuda nada a la unidad y pluralidad del movimiento”.

La competencia entre grupos lleva a situaciones y comportamientos absurdos, lo mismo que la lealtad dentro de cada grupo. El miedo al aislamiento, a la soledad y al desamparo, desemboca en situaciones tan asombrosas como la de Gipuzkoa, donde coincidirán en la manifestación del del 29 de mayo quienes están a favor y en contra del Pacto de Toledo. La plataforma Bat Etorri/Consenso acudirá para “demostrar el hartazgo del colectivo de pensionistas sobre el incumplimiento flagrante de los acuerdos de gobierno en materia de pensiones”, en tanto que la corriente promotora de la convocatoria ejerce de oposición a los gobiernos central y vasco. Con tan novedosos episodios queda listo el guión para una nueva versión de 'La vida de Brian'.

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