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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Lecciones de vida

El Gobierno vasco estudia la reincorporación de médicos recién jubilados

Héctor Fernández Medrano

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El de alarma parece el hermano pequeño de los tres estados extraordinarios que la constitución contempla. No por ello debe dejar de entenderse desde la perspectiva de lo excepcional. La excepción no solo confirma la regla, sino que le da su sentido pleno: en estas situaciones extremas valoramos radicalmente la normalidad. Vemos desde otra perspectiva lo cotidiano y lo añoramos, ahora que ha quedado entre paréntesis constitucionales.

Nos ha costado, personalmente, tomar en consideración la dimensión colectiva del coronavirus. Se trata de un problema de salud pública: no es solo nuestro bienestar físico lo que está en juego sino, fundamentalmente, el de nuestra familia y vecindad. Aquellas personas que están en condiciones de debilidad han de ser cuidadas; y el primer paso está en nuestras manos. Una buena promoción de la salud facilita esto. Una intervención médica en clave comunitaria asegura el resto. Nos importa poco en qué momento ha llegado este cambio de 'chip' en un sentido colectivo, pero nos agrada.

Cuando se habla de un próximo debilitamiento de la economía, esta vez por razones ajenas a la avaricia del poder financiero, no podemos dejar de pensar en aquellos que no paran de trabajar. El compromiso obstinado de las plantillas de los centros de salud, supermercados, servicios de limpieza, etc. por hacer que esta circunstancia excepcional pase lo más rápida y agradablemente posible ha de ser (re)compensado. Es necesario reconocer y tener en cuenta sus labores, para que no paguen con su trabajo y condiciones de vida quienes nos han salvado de esta crisis.

Nos gusta decir que en las situaciones límite es donde conocemos la 'naturaleza' humana. Contra una perspectiva pesimista, nos encontramos estos días con una grata sorpresa: los gestos altruistas en el vecindario se han convertido en norma. Gente (pre)dispuesta a echar una mano se organiza para aliviar el desamparo de quienes lo necesitan. Personas sin hogar, con sus capacidades físicas alteradas o de la tercera edad, son algunos de esos colectivos acostumbrados a vivir en los márgenes (ya sea de la sociedad, la funcionalidad corporal o la vida en términos generales). Reciben la atención espontánea y solidaria de aquellas que no han transitado, todavía, por esas vivencias (pobreza, discapacidad/dependencia, vejez). El confinamiento obligatorio nos ha acercado a vecinos y vecinas que están instaladas de manera permanente en la excepcionalidad. Esta profusión de acciones desinteresadas nos anima: parece haber algo más acá del crecimiento económico y el desarrollismo; algo significativo en términos humanos.

Pronto alguien nos recordará que estos comportamientos que celebramos están circunscritos al momento excepcional que vivimos. Evocará las inundaciones del 83 y las acciones ejemplares que llevaron a cabo las gentes de Bizkaia, para reconocer en último término que fueron extraordinarias porque la circunstancia lo era. Puede que estos comentarios nos incomoden a quienes aspiramos ingenuamente a que los gestos bellos y solidarios que hemos presenciado no se queden en nada. Fantaseamos con que se desprendan de la situación excepcional y se desborden a lo largo y ancho de la regularidad a la que volveremos; que lo que se ha dado en el seno de una situación extraordinaria contamine la normalidad cuando aquella se levante. Esperamos que, al menos, estos momentos vividos sirvan de lecciones: criterios que nos ayuden a convivir en unos términos más justos y solidarios, construyendo la vecindad afable y solidaria que nos merecemos.

Siempre hemos considerado que la política ha de ser una ética pública. Ésta desborda todo calendario electoral y agenda partidista. La sociedad siempre va por delante de las instituciones. Tomemos nota.

*Héctor Fernández Medrano, juntero de Elkarrekin Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia

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