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Vivir sin gluten sale muy caro también en Euskadi

Natalia González de Uriarte

Si un celíaco incumple de manera continuada su régimen alimenticio se expone a sufrir enfermedades asociadas como diabetes, enfermedades hepáticas, enfermedades de tiroides y su calidad de vida se ve afectada de forma importante. Una alimentación descontrolada en estos enfermos dificulta la absorción de macro y micronutrientes, es decir, se pueden estar alimentando con productos con gluten pero su cuerpo no se nutre. Así que corren el riesgo de desarrollar también osteoporosis, anemias, pérdidas de peso importantes,  retraso del crecimiento o alteraciones del sistema nerviosos, entre otras. El cuadro es desalentador. Así que estos enfermos son conscientes de que vivir sin gluten les puede mejorar mucho la vida pero el empeño les sale caro, muy caro.

A los celíacos tratarse, es decir, adaptar la dieta a su intolerancia, les supone un sobrecoste de 30 euros más semanales, 122 más al mes y 1.468 euros más al año- según el ‘Informe de Precios sobre Productos sin Gluten 2015’. Y no todos los afectados tiene posibilidades de asumir ese extra adicional tan elevado. Esos precios son una condena para ellos.  Comerse un plato de pasta, para muchos, es un “lujo”. Amparo Cervo, madre de una joven a la que diagnosticaron la enfermedad a las dos años y medio, conoce las dificultades que conlleva afrontar una alimentación libre de gluten durante más de quince años. “La cesta de la compra se encarece muchísimo. Dependiendo de la economía de las familias, hay ciertos productos que los afectados no se pueden permitir o reducen su consumo a ocasiones especiales. La bollería para muchos niños de hogares con recursos escasos, se convierte directamente en un capricho. Las napolitanas o las magdalenas, de precio prohibitivo para muchos, apenas las prueban”, relata Amparo Cervo.

80 euros de ayuda por enfermo

Un kilo de galletas normales suele costar 2,70 euros, un kilo de galletas sin gluten, 8 euros. Ante esta situación las reivindicaciones de las asociaciones de celíacos se centran en el logro de ayudas institucionales directas para los afectados. Euskadi, pese presumir de un sistemas de prestaciones sociales superiores al resto, no se diferencia de otras comunidades en las ayudas a este colectivo. Son escasas. La Diputación de Bizkaia es la más sensible a la problemática, por el momento. Por segunda año consecutivo ha habilitado una partida de ayudas que beneficiarán a 1.250 personas, con un importe de 80€ por cada una.  El resto de las administraciones colaboran con subvenciones destinadas a sufragar la actividad y proyectos de las asociaciones pero no ofrecen ayudas directas a los enfermos. “Pedimos a Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos de las tres provincias, con mayor o menor suerte en la concesión de las subvenciones”, explica Mireia Apraiz, directora de la Asociación de Celíacos de Euskadi-E.Z.E.

A parte de esta ayuda su principal reto es conseguir una reducción del IVA en los productos sin gluten que es del 21%. Están considerados productos especiales y de ahí su carestía. “Se hacen en forma artesanal, ya que se trata de un mercado de sólo el 1% de la población y las empresas que los elaboran deben cumplir con los mismos requisitos que cualquier gran empresa alimenticia, sumando, además, el costo de analizar los productos para certificar que son libres de gluten”, explican los expertos. “Conseguimos hace dos años que se aplicase un IVA superreducido en ciertos básicos del carro de la compra como harina, pan rallado, pero ahora tememos que se elimine por las propuestas que están presentando ciertas formaciones de llevarlo del 4% al 5% que se está oyendo a cerca de los planes del Gobierno”, revela Mireia Apraiz.

Etiquetados preventivos desaconsejables

De forma paralela san surgido en plataformas virtuales campañas de firmas para solicitar una subvención en la compra de este tipo de alimentos.  “También estamos trabajando para que estos productos sin gluten salgan de tiendas especializadas para llegar a otros establecimientos como supermercados. Esto ha abaratado algo el producto pero tampoco mucho, la verdad”, confiesa Apraiz. Los etiquetados son otro de sus caballos de batalla. “Es importante que sea legibles, con un tamaño de letra adecuado. Con los helados ahora en verano, tenemos problemas, con explicaciones de la composición muy pequeñas. Los etiquetados preventivos tampoco son aconsejables. Ahora proliferan etiquetados en los que se lee puede tener trazas de gluten. Esto induce a error y no ayuda. Solicitamos que no permitan este tipo de etiquetados”, aclara Apraiz.

La enfermedad no les impide llevar una vida normal, a pesar de tener que controlar minuciosamente todo aquello que ingieren, pero comer fuera se convierte en una odisea cada vez que no se lleva la comida preparada desde casa. “Existe una guía de restaurantes certificados pero no siempre tienes acceso a ellos. Además, si vas con otra gente, les obligas a consumir en esos establecimientos que tiene precios superiores a la media y es un trastorno. Las amigas de mi hija, que tienen 17 años, no siempre están dispuestas a hacer ese esfuerzo y es comprensible”, cuenta Amparo Cervo.

Trastorno común pero sin diagnosticar

En Euskadi puede haber alrededor de 6.000 celíacos, según las estimaciones de la asociación, que cuenta con 3.000 asociados. Los expertos consideran que la enfermedad celíaca es un trastorno mucho más común de lo que se suele pensar. El número de personas afectadas está creciendo en los últimos años y se estima que la prevalencia alcanza al 1% de la población, según los estudios europeos. Pero existen muchos casos sin identificar porque los pacientes no manifiestan síntomas o presentan síntomas no digestivos que hacen que el diagnóstico se retrase durante años.

Los síntomas más comunes son, según la Asociación de Celíacos de Euskadi: pérdida de apetito y de peso, diarrea crónica, retraso en el crecimiento, distensión abdominal, vómitos, anemia ferropénica, alteraciones del carácter, etc. El diagnóstico se realiza mediante biopsia intestinal. “La única prueba fiable es la biopsia intestinal mientras el paciente esté tomando gluten” resaltan. Ante sospecha de intolerancia celíaca no se debe suprimir el gluten de la dieta de una persona, sin previa biopsia intestinal que lo justifique.

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