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El PSE-EE gana en votos en Euskadi, el PNV toca suelo pero salva el grupo parlamentario y EH Bildu avanza

Andueza, López y otros socialistas, celebrando la victoria en Euskadi

Iker Rioja Andueza

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El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero pidió expresamente en el hotel de Londres y de Inglaterra de Donostia que la fuerza que tuvo él en Euskadi en 2008 frente a la derecha se movilizase de nuevo en favor de Pedro Sánchez. Y el PSE-EE ha ganado en votos las elecciones a Cortes Generales en la comunidad autónoma, aunque en escaños hay un triple empate a cinco diputados con PNV y EH Bildu, que también experimenta una subida. En esta ocasión, los escaños han clavado el pronóstico. En Euskadi también crece la derecha. De hecho, el PP dobla sus escaños, pero en realidad es una subida exigua, de menos de 3 puntos. ¿Y Vox? Aunque su líder, Santiago Abascal, sea de Amurrio, nunca ha estado, no está y no parece que vaya a estar. No llega ni al 3% de votos, su avance es imperceptible y queda muy lejos de lograr representación.

No es algo tan corriente que gane alguien que no sea el PNV. Son los sexagésimos comicios -tomando como una única convocatoria las de Congreso y Senado- y en 54 ocasiones había ganado el PNV, aunque específicamente en generales se ha dejado por el camino seis primeras posiciones de 16. Los socialistas, con el lehendakari Patxi López como principal referente, se han impuesto en las cinco principales ciudades, Bilbao, Vitoria, Donostia, Barakaldo e Irún. También en Eibar, en el grueso del área metropolitana del Gran Bilbao o en toda la provincia de Álava. En comparación con las municipales y forales de mayo, han florecido 100.000 nuevos apoyos urgidos por el llamamiento al voto útil. “Hemos ganado las elecciones en Euskadi”, ha resumido a medianoche un exultante Eneko Andueza.

Con estos datos, el PNV recibe su segundo golpe en las urnas en dos meses. Ahora, rondando el 24% de los votos, que son ocho puntos menos que en 2019, el partido de Aitor Esteban, de Andoni Ortuzar y de Iñigo Urkullu encara las autonómicas de 2024 habiendo tocado suelo. Es el porcentaje que sacó en 1993 cuando Felipe González ganó en Euskadi o en 2015 cuando lo hizo Pablo Iglesias recién creado Podemos. Son los números más bajos desde que se repuso el principal partido vasco de la traumática escisión de EA en 1986. De las ciudades de más de 50.000 habitantes solamente en Getxo ha tenido el PNV más papeletas que nadie. En Vitoria y en Álava son la cuarta fuerza, superados incluso por el PP. Ganan en Bizkaia, eso sí, a diferencia de lo que ocurrió con Rodríguez Zapatero en 2008 y con Iglesias en 2016. Pero, en Navarra, donde concurren bajo el paraguas de Geroa Bai pero donde la candidata, María Solana, era del PNV, el porcentaje no llega ni siquiera al 4%. Es la séptima fuerza incluso por detrás de Vox.

El PNV, eso sí, salva los muebles. Eso implica que mantiene el grupo parlamentario. Seguirá existiendo el denominado “grupo vasco”, el segundo partido más antiguo de las Cortes Generales solamente por detrás del PSOE y con mucha más tradiciones que el PP o que otros más recientes. Eso sí, habrá otro grupo vasco sin ese nombre con más representantes. EH Bildu tendrá seis, al sumar a los cinco en la comunidad autónoma vasca el de Navarra. No es algo nuevo. En 2011, con el surgimiento de la coalición (entonces llamada Amaiur), ocurrió algo similar y, además, la coalición soberanista llegó a siete diputados. El reglamento del Congreso permite tener grupo con cinco escaños siempre que se logre el 15% en todas las circunscripciones en las que se presenta o el 5% general. Aquí el factor Geroa Bai opera a favor de este objetivo, aunque públicamente las dos partes lo nieguen. Incluso los socialistas, si sumaran Navarra, tendrían siete diputados.

El PNV salva los muebles también porque evita, al menos en el ámbito de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, el adelantamiento de EH Bildu. La coalición gana en Gipuzkoa, como en las forales, crece en Bizkaia y les pasa en Álava. Pero no ha llegado el sorpaso. Eso sí, por apenas unos miles de votos. Menos de dos décimas. De generales a generales, los de Oskar Matute, Mertxe Aizpurua y Arnaldo Otegi avanzan en 40.000 papeletas. Pero les han faltado casi otras tantas para llegar al techo de mayo, su mejor dato de siempre.

Con todo, Ortuzar ha hecho “balance satisfactorio” de los datos por haber salvado el grupo parlamentario. “Nos permitirá volver a ser la voz vasca en Madrid. Aitor Esteban volverá a ser la voz vasca en Madrid, una voz alta y clara”, ha dicho Ortuzar entre aplausos de los simpatizantes reunidos en Sabin Etxea, el cuartel general. El presidente del Euzkadi Buru Batzar ha achacado a la polarización la dificultad para sacar cabeza y ha insistido en que los medios de comunicación no han dado a este partido el espacio que merece. Respecto al resultado general, ha hablado de una “artimética muy complicada” pero se ha felicitado por que los cinco diputados del PNV serán “decisivos”. Actuarán con “responsabilidad”. Otegi, en cambio, ha apuntado a que continúa el “cambio de ciclo” político en Euskadi y ha mencionado que la coalición ha igualado los datos de Amaiur en 2011, al menos en votos.

En cuanto al PP, ha consolidado su escaño por Bizkaia y recupera el de Álava, donde de quinta fuerza escala a segunda en Vitoria y tercera en la provincia. Sus diputados serán Beatriz Álvarez Fanjul y Javier de Andrés. Pero en Euskadi no hay una oleada azul este verano. De hecho, solamente en tres pequeñas localidades de la Rioja Alavesa se impone el bloque de la derecha (PP+Vox) frente al de la izquierda (PSE-EE+Sumar). Son Baños de Ebro, Navaridas y Yécora. El PP, eso sí, ha ganado igualmente en Lantarón, Ribera Baja o Armiñón, también al sur de Álava.

Sumar, de su lado, no ha conseguido ni acercarse a los datos de Podemos o Unidas Podemos. Ganaron las elecciones en 2015 y 2016 y en las dos convocatorias de 2019 retuvieron tres escaños. Ahora se ha quedado en uno, por Bizkaia. Y es para Lander Martínez, del equipo de Yolanda Díaz. Podemos queda fuera de las instituciones al desaparecer los asientos por Álava y por Gipuzkoa, donde la candidata era la coordinadora morada en Euskadi, Pilar Garrido.

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