El empleo de la molécula en la postcosecha de higo permite aumentar la vida útil de esta fruta hasta 21 días sin alterar su apariencia ni su sabor, lo que permite mejorar su comercialización y exportación.
Así lo indica una investigación extremeña, que apunta a la molécula 1-Metilciclopropeno (1-MCP), conocido comercialmente como Smartfresh. El higo se caracteriza por ser una fruta muy nutritiva y su consumo proporciona al cuerpo humano una gran cantidad de fibra, abundantes minerales como el potasio, el calcio o el hierro y numerosas vitaminas como la K y, en los frescos, la B1, B5 y B6, explica la Universidad de Extremadura (UEx).
Gracias a su piel suave, su pulpa melosa y su sabor dulce, los higos son suculentos y fácilmente consumibles. Por todo ello, existe una alta demanda en cuanto al consumo de higo fresco.
Extremadura es la mayor productora del higo del país, con 8.272 toneladas anuales, lo que supone casi el 29 % del total español, y cuenta con 5.220 hectáreas de higueras. La extensión y la producción de higos está muy repartida entre la provincia de Badajoz y de Cáceres.
Sin embargo, la vida útil de esta fruta una vez cosechada es extremadamente corta, debido a alteraciones fisiológicos como el ablandamiento o alteraciones microbiológicas como la endosepsis o la expulsión del líquido almibarado a través del ostiolo, lo que influye negativamente en su comercialización.
La investigación
El Instituto Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (INTAEX-CICYTEX), en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación en Recursos Agrarios (INURA) de la UEx, trabaja desde hace años aunando esfuerzos para encontrar tecnologías postcosecha que permitan extender el tiempo de almacenamiento de la fruta.
Manuel Serradilla, uno de los investigadores, ha desarrollado un sistema de vida útil de higo fresco, concretamente en la variedad “Albacor”, extrapolable a cualquier tipo.
Al ser una fruta climatérica, es decir, que tiene capacidad de madurar fuera del árbol, es necesario buscar alternativas que permitan retrasar esa maduración y por tanto que dure más. Esta rapidez en la maduración se produce, según el investigador, debido al etileno, un compuesto químico que actúa como hormona vegetal regulando los procesos de maduración en frutas climatéricas mediante su unión a unos receptores para desencadenar gran parte de los procesos ligados a la maduración.
“Una de las tecnologías que hemos utilizado ha sido una molécula análoga al etileno, el 1-MCP, que lo que hace es bloquear los receptores del etileno de tal forma que pare la maduración”, ha precisado Serradilla. Para ello, ha añadido, han recolectado la fruta y directamente la han tratado en cámaras mediante la aplicación volátil de esta molécula, “consiguiendo así cortar la maduración y que la fruta se quede tal y como ha sido recolectada”.
21 días más de duración
Gracias a esta técnica, los investigadores María del Carmen Villalobos, Manuel Serradilla y María de Guía Córdoba han conseguido que los higos duren hasta 21 días, sin que se altere el sabor, ni la apariencia de la fruta, pues la unión del 1-MCP con los receptores de etileno es irreversible.
Serradilla ha subrayado que “si un higo al recogerlo tiene un dulzor de 18 grados Brix, al aplicarle esta técnica el dulzor va a ser el mismo”. Además, esta técnica se aplica de forma comercial en otros tipos de fruta climatérica como por ejemplo la ciruela y, por tanto, es totalmente viable para la industria del higo.
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