El descontrol del corazón y la cabeza termina con Hipólito y Fedra
Hipólito ama el conocimiento con locura y Fedra ama a Hipólito con locura, pero nadie pone cordura entre ambos hasta que todo ocurre, porque “el ser humano suele pensar mejor después que antes de saber”.
Qué malos son los dogmas cuando uno los sigue sin cuestionarse nada. En esta obra se enfrentan dos individuos que llevan sus posiciones hasta el final, donde ya no hay marcha atrás.
Con “Hipólito”, la segunda producción extremeña del festival y la que pone fin a la 64 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, se demuestra que la apuesta por la producción regional tiene una garantía de calidad.
Las personas que han asistido al estreno de esta obra, escrita por Isidro Timón y Emilio del Valle, y dirigida por este último, así lo han demostrado con largos aplausos al final de las escenas más potentes del espectáculo.
Un público que ya había podido disfrutar de este mito en otra de las obras de esta edición, Fedra, en la que Lolita Flores encarnó a Fedra y Críspulo Cabezas se metió en la piel de Hipólito.
En esta propuesta, los autores han otorgado un papel muy presente a las diosas que intervienen en la tragedia. En el comienzo de la misma, Afrodita (Mamen Godoy) y Artemisa (Amelia David) discuten sobre la responsabilidad de cada una en la difícil situación a la que se deben enfrentar Fedra y su hijastro.
El Hipólito en el que ha trabajado Alberto Amarilla es un hombre que busca la perfección a través del dogma de la castidad, algo que le hace odiar a las mujeres y a todo lo relacionado con el género femenino.
“¡Ójala os muráis todas!”, llega a exclamar este personaje cuando conoce que la que es su madrastra Fedra (Camila Almeda) está enferma de amor hacia él.
En su papel de madrasta loca de amor, Almeda consigue los momentos más intensos de la obra, desde que aparece completamente desnunda y desquiciada, al no poder hacer nada para remediar el problema que no le deja vivir.
Esta trama se completa con los papeles de la nodriza (Cristina Gallego), y del rey Teseo, al que da vida el actor José Antonio Lucía.
Durante toda la obra, la acción se acompaña de diferentes canciones que toca en directo el propio compositor de las mismas, Álvaro Rodríguez Barroso, e interpretan los actores y actrices que forman el elenco de la obra.
En el escenario del Teatro Romano de Mérida, siguiendo con el estilo del director, tan sólo unas cocinas aderezaban la arena del monumento emeritense y unas telas aéreas que colgaban del frente escénico.
En este sentido, cabe destacar la forma en la que el equipo utiliza estas telas para recrear las muertes, de tal forma que consigue unas escenas muy impactante.
Al final del espectáculo, el director del festival, Jesús Cimarro, ha rendido un homenaje y ha entregado una placa a Luisi Penco, la que durante los últimos 25 años ha sido la sastre del festival.
“Hipólito” permanecerá en el Teatro Romano de Mérida hasta el próximo domingo cuando, después de cinco funciones, pondrá fin a la presente edición del Festival de Mérida, que se despide hasta julio del próximo año.