Relativamente pobres
Se acercan ya las Navidades y, con ellas, los típicos balances de final de año. Entre estos, con casi total seguridad, encontraremos alguno que haga referencia al incremento de la pobreza en este año 2020 para el que se agotan los calificativos negativos. La pobreza, como casi cualquier variable de índole económica, se puede medir de dos formas, en términos absolutos y en términos relativos. Sin embargo, en este particular caso, no es la medición la que se realiza habitualmente en términos relativos, sino la propia definición de pobreza que utilizamos. Cuando en los medios leemos o escuchamos cifras acerca de la pobreza, lo normal en nuestro país es que se estén refiriendo a la pobreza relativa, que es la que compara el nivel de renta de las personas con un valor más o menos objetivo, al que llamamos umbral de pobreza relativa, y que normalmente se cifra en el 60% de la mediana de la renta de los hogares. Es decir, grosso modo, si gano un poco más que la mitad de lo que ganan la mitad de los españoles estaré en riesgo de pobreza.
No es pobreza, sino desigualdad
Así, lo habitual es asociar una región con un porcentaje alto de su población en riesgo de pobreza con una región pobre, cuando en realidad lo que estamos midiendo no es pobreza, sino desigualdad, y así lo indica el propio Instituto Nacional de Estadística en su nota de prensa, pero claro, las aclaraciones no siempre tienen el eco que necesitan. De hecho, si calculamos el coeficiente de correlación entre la tasa de riesgo de pobreza por Comunidades Autónomas y el nivel de renta disponible bruta per cápita de los hogares de cada Comunidad Autónoma sobre el nivel de España, obtenemos un valor de -0,84, lo cual nos indica que no hay demasiado aporte de información de un indicador sobre el otro. Además, hay que tener en cuenta que en el cálculo de la población en riesgo de pobreza influye considerablemente la composición de los hogares, ya que los umbrales se calculan en función del número de adultos y menores en cada hogar.
Veamos con un sencillo ejemplo cómo este indicador no nos dice nada de la riqueza o pobreza de un territorio. Supongamos que el umbral de pobreza se sitúa en los 15.000 euros, y que tenemos un porcentaje de la población en riesgo de pobreza del 30%. ¿Qué pasaría si multiplicáramos por 10 los ingresos de todos los hogares? Pues que tendríamos hogares en riesgo de pobreza con unos ingresos superiores a los 100.000 euros. De hecho, es posible que en un país, o una región, con una renta per cápita muy inferior a la nuestra, ya sea la extremeña o la española, el porcentaje de población en riesgo de pobreza sea también inferior al nuestro, no habría más que pensar en un país en el que todos los hogares tuvieran unos ingresos de 1.000 euros, no tendrían mucha renta disponible, pero no existiría población en riesgo de pobreza.
La desigualdad intra-territorial
Aunque, a diferencia del ejemplo anterior, lo habitual es que en países con menor renta disponible la desigualdad sea también mayor, esto no sucede cuando descendemos a niveles regionales dentro de países como España. En Extremadura, por ejemplo, gracias a los datos del Instituto de Estadística de Extremadura (¡10 años ya!), podemos observar que, si nos comparamos con los ingresos del resto de españoles, la población en riesgo de pobreza se eleva al 31,5% en 2019 en nuestra región, mientras que si hacemos esa medición desde el prisma de los ingresos medios de los extremeños, el ratio desciende al 14,9% de la población. Es decir, la desigualdad intra-territorial en nuestra región es menor, mucho menor, que la inter-territorial de Extremadura con el resto de España.
Por tanto, si estas Navidades leemos que se ha incrementado la pobreza en estos términos, en realidad tendremos que entender que se ha elevado la desigualdad, lo cual, con un umbral lo suficientemente alto, es igual de preocupante, o incluso más.
*Francisco Sabido es Jefe de la Dependencia de Trabajo e Inmigración en la Subdelegación del Gobierno en Cáceres.
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