Jesús Carrasco publica “La tierra que pisamos” tras el éxito de “Intemperie”
Jesús Carrasco deslumbró con su primera novela “Intemperie”, que recibió toda clase de premios por un texto singular instalado en un mundo rural. Ahora, tres años después, vuelve con “La tierra que pisamos”, un paso más en la relación del hombre con la tierra, escrita “desde las tripas y el corazón”.
Publicada por Seix Barral, “La tierra que pisamos” es una novela que Jesús Carrasco (Olivenza, 1972) dice que tenía en la cabeza y estructurada en papel antes de que saliera “Intemperie”.
Se trata de una ucronía (una novela histórica diferente a lo que realmente sucedió o con algún punto de realidad) situada a principios del siglo XX, cuando España ha sido anexionada al mayor imperio que Europa ha conocido.
Pero esto son solo circunstancias que contextualizan la novela o “capas históricas” que se mezclan en ella, como lo son los ecos de la segunda guerra mundial, la guerra civil española y el colonialismo europeo de África en el siglo XIX, porque lo verdaderamente importante, según explica Carrasco a Efe, es abundar “en la relación del hombre con la tierra y qué significado tiene hoy”.
“La novela nació de una manera prosaica -argumenta el autor-, cuando estaba trabajando en un huerto, que tenía con unos amigos, y tuve la sensación de buscar qué significa la tierra para el hombre, qué satisfacciones puede dar, cómo nos ha ido acompañando a lo largo de generaciones y cómo desde hace unos decenios esta relación se ha roto, porque la vida está cambiando”.
“La tierra que pisamos” narra como después de esta anexión de España, las élites militares eligen un pueblo de Extremadura como gratificación para los mandos a cargo de la ocupación. Así una mujer llamada Eva Holman, protagonista y esposa de uno de estos mandos, que está en casa impedido a consecuencia de la guerra, ve como su vida cambia con la presencia de un hombre, que no habla, que ocupa su propiedad y que terminará por cambiar su vida.
Todo ello tejido con un lenguaje preciso, estético y exacto, con muchos blancos y silencios, que inundan al lector, porque para Carrasco, tan importante es “lo se escribe como lo que se borra y se tira”.
“Escribo mucho, casi podría decirse que he escrito dos novelas, como mínimo -sostiene-. Trabajo como el pintor que primero ve y busca los objetos y encuadres en el lienzo y luego se centra en lo que va a pintar. Cuento lo que pasa en la escena pero también en la tramoya en las bambalinas. Importa tanto lo que quito como lo que pongo. Sería como el blanco en la pintura, el silencio en la música o el hueco en las esculturas de Oteiza”, comenta este escritor al que se le tildó como el “Delibes del siglo XXI”.
Afincado en Sevilla, Carrasco que estudió INEF, y trabajo como publicista durante muchos años, hasta que lo dejó para escribir “Intemperie”, habla de personajes simbólicos y contradictorios, de gente que está al lado del poder, de lo mercantil y de gente que se sitúa en otro lado; pero sobre todo de la gente que duda que está en un intermedio.
“De gente como yo y como todos -aclara- de personas que se tienen que enfrentar a una realidad para que la que no hay piezas suficientes. Quería hablar de la empatía, de la diferencia, y saber qué sucedería si te encuentras con una persona al que le has despojado de todo, de su patria, relaciones, emociones; de su cultura o de su arraigo. Este es el planteamiento básico y por eso enmarco la historia en una guerra”, subraya.
Una historia rural como fue “Intemperie” -porque el campo es el paisaje de la infancia del autor-, lejos de modas y excesos urbanos al uso, con un lenguaje bello y preciso, que hace que la palabra se mastique y entre en silencio en la piel del lector, y por la que también pasan hechos como “la matanza” de Badajoz en la Guerra Civil, y donde murió el abuelo paterno del escritor.
Jesús Carrasco, que no descarta escribir una novela urbana, saca su segundo título mientras espera que su primer libro “Intemperie” encuentre, en breve, director para ser llevada al cine, después de que haber sido comprados sus derechos por la productora Morena Films.