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Opinión

Pensar o no pensar, esa es la cuestión

Felipe González y Juan Luis Cebrián

Gaspar García Moreno, periodista

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Yo no sé si la pandemia, la escalada y la desescalada, y  esa nueva normalidad que tengo atragantada, nos está entonteciendo a todos, por emplear una frase comprensible. 

¿Qué piensan ustedes de la que se nos viene encima poniendo en entredicho, cuando no en solfa, el remover todo el pasado histórico, cultural, historiográfico y hagiográfico?

Cultos, o culturetas segurmente, harán campaña para que no vayamos a los museos a ver hombre y mujeres desnudos, figuras de Rubens, de Goya, de Velázquez, de Rembrandt;  rendiciones, majas desnudas, misóginos, homosexuales, dictadores, conquistadores, con semblantes acaramelados; propaganda para destruir escenas sadomasoquistas de portadas, arcos,  monumentos nacionales (¿se les podrá llamar nacionales?); les harán a  los afroditas de turno un “vade retro” porque “un calvo” sería demasiado. Por economizar epítetos y frases lo resumo en una: estamos sacando las cosas de quicio. ¿Será una nueva frivolidad,  política y mediática de las nuevas tecnologías, del 5G? Gritemos que la historia no se puede ni se debe borrar, salvo guerras fratricidas, holocausto, asesinatos, odios y venganzas.

¿Qué pensarán ustedes de los gurús de la política, González, por ejemplo; del periodismo, Cebrián mismamente? Siguen creyendo que sin ellos la nada. Quién los ha visto y quiénes los vemos. Les viene que ni pintiparado el razonamiento de Pepe Mújica, ex presidente de Uruguay cuando afirmó con más razón que un santo que “quien no vive como piensa pensará como vive”.

Además el ex presidente español no se anda con chiquitas y se pasa la democracia por el forro atacando sin piedad al Gobierno elegido por todos los españoles. Un Gobierno o algunos miembros del mismo con los que puedes discrepar profundamente, como yo. Pero elegido por el pueblo. Respeto y comprensión, e incluso admirar su actuación en todo este lío sanitario mundial.

 Al que en su día fue director de la revista Pilaristas, siendo alumno del colegio de El Pilar, en pleno barrio madrileño de Salamanca, y luego le dieron el caramelito de fundar El País,  quién lo ha vito y quién lo ve; arremete como un toro contra todo lo que se menea o se sale de la democracia, que él entiende como tal ¡Ay si Polanco levantara la cabeza!

¿Qué piensan ustedes? Con estos mimbres es imposible hacer el cesto. ¿No defendimos entre todo que el que no quiera un gobierno lo democrático acuda a las urnas? Los dos citados y otros muchos que podría citar, probablemente estén pensando: están gobernando “los que no hemos votado nosotros”, como decía el chiste de los dos ciudadanos de la calle Serrano, envueltos en la bandera de la que se han apropiado.

¿Qué podríamos haber pensado si esto se hubiera plateado hace unos años? Ni pensarlo quiero. Se nota que a González le quedó grabado el sonsonete de Aznar con el “váyase señor González” Ahora arremete él contra Sánchez, secretario general de su partido y contra Rodríguez Zapatero, ex presidente de España, de su partido.

Visto lo visto casi no me atrevo a decirles a ustedes que qué piensan con que el PSOE vote con el PP y Vox (supongo que por lo menos se podría haber abstenido) vote, repito, en contra de que y el Rey emérito comparezca para que aclare a quien le repartió o donde tiene  las comisiones que se ha llevado por gestiones, favores, aligeramientos. ¡País!, que diría el Blasillo de Forges ¿Se acuerdan cuando algunos demócratas, para defender posturas lejos de la ideología que se le suponía a su partido, como en la mili se presuponía el valor en los soldados (ja, ja, ja) decían que ellos no eran monárquicos  sino juancarlistas?  Sin comentarios.

¿Qué podemos pensar de prohombres de este país en el mundo de las finanzas, de las empresas que son modelos para muchos?

Ni me atrevo a nombrar a Amancio Ortega que no sé si habrá llevado a cabo el amenazante ERE o los despidos anunciados en enero. Parece un hecho refutable que  Inditex ha ganado durante la pandemia 10.000 millones de euros.

 No me puedo creer todas estas cosas, de verdad, sin cabrearme. Sin que me suba la bilirrubina. Claro que los gurús dicen que el señor Ortega ha ganado eso porque sabe diversificar sus negocios. Para no llorar por las esquinas,  donando aparatos técnicos para la Sanidad, cuando deberían ser sus impuestos los que ayudaran a la flaca y castigada Sanidad pública a remontar. En fin. Piensen ustedes. Y además, no se preocupen, porque como decía la portavoz del Gobierno de Extremadura la Nueva Normalidad va a traer, por decreto, una serie de normas y medidas para dar “certeza, respuesta y tranquilidad a los ciudadanos” (sic)

Tanta es la banalidad, la estulticia y  el pasotismo que   lo mejor es que no pensamos en nada.

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