El debate de la sobrecarga de deberes que llevan los niños a casa se abre en Extremadura
Los datos de la Organización Mundial de la Salud apuntan a que hasta el 70 por ciento de alumnos y alumnas españoles están estresados. La media de horas de deberes en casa es de 6,5 horas, un país que se sitúa a la cola en resultados según el informe PISA.
La media europea de deberes está en 4,3 horas, mientras que Finlandia, el paradigma de la educación, dedica una media de 2,3 horas.
Son datos más que suficientes para que la Federación Regional Extremeña de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (FREAPA) hable de la necesidad de abrir un debate serio que aborde la carga de deberes que lleva la juventud a sus espaldas.
El pleno de la Asamblea de Extremadura aprobó este jueves, con la abstención del PP, una propuesta de C's para instar a la Junta a que se promuevan acciones que permitan rebajar la cantidad de deberes que los alumnos de Educación Primaria deben hacer en sus casas, y que estas tareas sean solo complementarias de las del horario escolar.
Ciudadanos pedía que fuese cada centro escolar el que tomase la decisión al respecto y que fue enmendada por el Grupo Socialista, en el sentido de que se aborde en el Consejo Escolar de Extremadura y que este elabore un informe de recomendaciones sobre esta materia.
La vida más allá de los deberes
El Consejo de la Juventud de Extremadura transmite que se trata tan solo de aplicar el sentido común. Fuera de las aulas los alumnos y alumnas tienen que tener su tiempo de ocio, hacer otras cosas, aprender otras lecciones que están en la calle y el juego, y no sentados durante horas delante de un libro tras pasarse toda la mañana en el aula.
En este sentido apunta Joaquín León, presidente de FREAPA, que los deberes tienen que estar en el currículum pero tienen que ser voluntarios, no obligatorios y no evaluables.
En primer lugar porque la sobrecarga lleva a que sea el padre o la madre quienes acaben ayudando, o incluso haciendo los deberes. Aquí se establece la primera diferencia: aquellas que tienen formación para ayudar al chaval y las que no.
Apunta además al hecho de que las academias son una opción que no todos los bolsillos se pueden permitir. De modo que hay una nueva desigualdad entre hogares.
A lo que se une que en los entornos rurales pequeños no existen estas academias porque no son rentables. Motivo por el que es un sistema que premia el modelo de grandes núcleos frente al rural.
Otro de los argumentos son los problemas de la infancia y la familia para conciliar la vida laboral y familiar. El poco tiempo libre que puede pasar un padre o una madre con el chaval se puede ver entorpecido por las obligaciones de los deberes.
