Pueblos con apellido franquista, ¿incitan al odio?
Llanos del Caudillo y Alcocero de Mola son dos de los pueblos españoles que aún mantienen un “apellido” franquista. “Es una ofensa homenajear a protagonistas de una dictadura”, explica Eduardo Ranz, el abogado que ha denunciado a ocho alcaldes por incitación al odio.
El letrado, que ya demandó al Ayuntamiento de Madrid por no quitar vestigios franquistas, entiende que estos ediles, al mantener en el nombre del municipio una mención a Franco o a alguno de los protagonistas de la dictadura, están vulnerando la Ley de Memoria Histórica.
Las denuncias argumentan que esta norma, en su artículo 15, obliga a las administraciones públicas a adoptar las medidas oportunas para retirar los escudos, insignias, placas y otras menciones conmemorativas que exalten la sublevación militar, la guerra civil y la represión de la dictadura, por lo que estos alcaldes la estarían incumpliendo.
“Cambiar los nombres vinculados con la dictadura franquista es una cuestión de dignidad y de legalidad”, explica Ranz, que presentó las denuncias el pasado jueves, coincidiendo con el 143 aniversario de la Primera República.
También presentó en la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) una petición para cambiar los nombres de estos ocho pueblos -a los que se suman tres pedanías-y solicitó retirar las subvenciones y los derechos de pertenencia a este organismo.
El abogado señala que mantener estas denominaciones franquistas es una ofensa a aquellas víctimas “que ven que un municipio sostenido con los impuestos de los ciudadanos homenajee a los que ordenaron la ejecución de sus padres, tíos o abuelos”.
Se trata de Águeda del Caudillo (Salamanca), Alberche del Caudillo (Toledo), Guadiana del Caudillo (Badajoz), Llanos del Caudillo (Ciudad Real), Villafranco del Guadiana (Badajoz), Quintanilla de Onésimo (Valladolid), Alcocero de Mola (Burgos), San Leonardo de Yagüe (Soria), Villafranco del Guadalhorce (Málaga), Bembézar del Caudillo (Córdoba) y Queipo de Llano (Sevilla).
Del cambio a la broma
Las reacciones de los alcaldes tras conocer las denuncias han oscilado desde convocar un pleno para cambiar la denominación del municipio y así cumplir con la Ley hasta la calificación de este hecho como una “broma”.
Por ejemplo, el alcalde de Águeda del Caudillo, Germán Florindo, convocará en los próximos días una Junta Vecinal porque “por encima de cualquier cuestión está el cumplimiento de la ley”. Lo mismo hará Jesús Elvira, alcalde de San Leonardo de Yagüe, la localidad donde nació el general franquista Juan Yagüe.
En Llanos del Caudillo, el alcalde Andrés Antonio Arroyo, asegura que si la ley le obligase a modificar el nombre, antes convocaría un referéndum para conocer la opinión de los vecinos y saber si éstos quieren cambiarlo o no.
Raúl Piquero, el regidor de Quintanilla de Onésimo -llamado así en referencia al líder falangista Onésimo Redondo, natural del pueblo- no tiene intención de convocar un pleno para propiciar el cambio de nombre porque esta cuestión “no es una demanda prioritaria de los vecinos” e insiste en que “hay cosas más importantes que hacer”.
“Porque esto se llame Guadiana del Caudillo parece que estamos todos con la mano en alto cantando el Cara el Sol todo el día, y nada más lejos de la realidad, esto es un pueblo como otro cualquiera”, manifiesta Antonio Pozo, regidor de esta localidad, que en el 2012 ya decidió mantener este nombre tras celebrar una consulta popular.
Quien se ha tomado el asunto a “broma” ha sido Juan Bautista Sagredo, alcalde de Alcocero de Mola, quien afirma que el general Emilio Mola, que falleció al estrellarse su avión en esta localidad, es parte de la Historia. Resta importancia al nombre que ha conocido “toda la vida”, aunque reconoce que estaría dispuesto a cambiarlo si lo piden los vecinos.
No obstante, el abogado Eduardo Ranz espera que los alcaldes de estos municipios hagan todo lo posible por cumplir la ley, puesto que de lo contrario, “estaríamos hablando de dictadores”.