Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Puteros y prostitución

Publicidad de prostitución en un diario del grupo Vocento.

Alicia Díaz

Esta semana no pensaba hablar de esto pero debido al desconcierto que me ha provocado el tema he decidido dedicarle unas líneas. Todas las mujeres nos encontramos con hombres que justifican la industria sexual de forma benévola, le atribuyen una argumentación en la que está presente la idea de consentimiento, de servicio legítimo destinado a la satisfacción personal a cambio de la remuneración económica por el trabajo realizado; incluso, definen dicha situación como un “contrato gentil”. Este perfil de hombres ya lo conocéis, son los puteros. No le voy a dar mucha cancha pese haberme sentido violentada en algún momento, pero sí quiero aprovechar para exponer mi visión sobre el tema.

En todo el discurso regulacionista pro prostitución existe una referencia al modelo nórdico que castiga al cliente con el fin de luchar contra las redes de trata y el proxenetismo. Este modelo sanciona económicamente a aquellos hombres que pagan a cambio de mantener sexo y, en algunos casos, las sanciones pueden llegar a acarrear un año de cárcel dependiendo de la gravedad de los hechos. Este tipo de modelo está basado en el principio de que la prostitución es una forma de violencia hacia la mujer subyacente de la clara desigualdad de género existente. Sin embargo, por la parte de aquellos países que apuestan por un modelo legalizador, nos encontramos a Alemania y Dinamarca. La legalización de la prostitución en estos países confirma el propósito e intencionalidad de la industria sexual por mercantilizar el cuerpo de la mujer atribuyéndole la condición de “empleo”.

La teoría del putero con el que me he cruzado hoy es que las mujeres tienen una misión importante – particularmente las provincianas - cuya labor es ponderar el capital erótico a través de la prostitución. Para hacernos una idea de la situación del modelo alemán actual, después de que en 2002 se aprobara la ley que legalizaba la prostitución, queda al descubierto el incremento de la demanda en más de un 30 % lo que supone, según las estadísticas policiales, que más de 500.000 mujeres se encuentran en una situación de prostitución.

Debido a la enorme demanda, el turismo sexual queda validado lo que ha dado lugar al florecimiento de cientos de burdeles y espacios improvisados alejándolos del marco legal fuera de las estadísticas oficiales alemanas. En algunos burdeles de la zona no es difícil costear un servicio de “ Tarifa plana de sexo ” y por 70 euros podemos ver mensajes bajo anuncios del tipo “ Sexo con todas las mujeres, tanto como quieras, tantas veces como puedas. Sexo. Sexo anal. Sexo oral sin condón . Sexo en grupo y gang bangs ”. Según el sindicato Ver.di la industria sexual alemana mueve alrededor de 14.000 millones anuales animando así a proxenetas a lucrarse de la actividad sexual de las mujeres fomentando la trata.

La trata está estrechamente ligada al negocio prostituyente y provoca graves daños tanto a las mujeres como a la sociedad ; quienes pagan por sexo no atentan sólo contra la dignidad de las mujeres, sino que contribuyen a la proliferación del arquetipo criminal . Sin embargo, en el modelo sueco se ha podido comprobar el descenso entre los compradores sexuales pasando del 13 % hace diez años a menos del 8% de la población. La normativa sueca plantea la medida como disuasoria y ha contribuido a generar la falta de interés por muchos grupos. Unos 6.600 hombres han sido detenidos desde la implantación del modelo abolicionista en Suecia, la mitad de ellos aproximadamente condenados y ninguno de ellos ha entrado en prisión.

Este señor con el que hablé también decía que en los países abolicionistas los hombres entraban en prisión por practicar sexo, pero las estadísticas oficiales no mantienen ese dato debido a que el ingreso en prisión es esquivado bajo el pago de una multa de al menos un tercio de sus ingresos diarios durante dos meses.

Los modelos que abogan por la legalización de la prostitución dicen amparar los derechos de las “ trabajadoras sexuales ” evitando ser estigmatizadas, erradicando el mercado clandestino y asegurando así, la libertad sexual de las mujeres. Pero es difícil sostener este argumento cuando por un lado se trata la problemática desde una perspectiva comercial con validez contractual en el intercambio sexo/cliente y por otro lado, el intento de conectar la liberación sexual femenina donde el deseo mutuo es inexistente. Estaríamos hablando pues, de un concepto capitalista de la libertad. Muchos partidos denominados de izquierda defienden el modelo alemán, al igual que muchos hombres ideológicamente progresistas; pero lo cierto es que la prostitución tiene un arraigado pensamiento conservador.

Hace un siglo la prostitución era considerada como un bien necesario para poder salvaguardar la institución matrimonial. El hombre obrero, poco preparado intelectualmente, acudía a casa donde la mujer se encargaba del cuidado de los hijos y la limpieza; en el caso de las mujeres que trabajaban en las fábricas textiles, llegaban al hogar exhaustas tras interminables jornadas laborales por lo que tenían que dejar a los menores solos. Sin mucho de qué hablar debido a esa poca formación, el hombre gastaba parte de su salario bebiendo en los bares junto a otros hombres y aprovechaban para satisfacer sus deseos sexuales con prostitutas. De esta manera se evitaban disputas familiares por la desinteligencia existente en el seno familiar.

Así se produjo la aprobación cultural de la prostitución entre los obreros y la izquierda que tomaba la herencia de las clases privilegiadas de la burguesía. La prostitución es un fenómeno ligado a las rentas en la que prospera su desarrollo a través del capitalismo y la propiedad privada; la venta del trabajo sexual de la mujer está inexorablemente conectada a la venta del cuerpo femenino debido al empobrecimiento y a la falta de oportunidades.

Más del 90 % de las mujeres prostitutas en España están obligadas a serlo por necesidad. Se calcula que existen hoy más de 100.000 prostitutas que mueve la friolera de 3.500 millones de euros al año, que representan un 0’35 % del PIB, un volumen similar a la contribución de una ciudad como Málaga.

Decir que la prostitución es una elección libre es no plantearse la estructura desigual de la que parten las mujeres en una sociedad donde la economía y las políticas neoliberales han creado un ideario ficticio de libertad abstracta. Es imposible considerar trabajo el intercambio de sexo por dinero teniendo en cuenta que las necesidades económicas obligan a las mujeres a someter su cuerpo al libre mercado masculino. Los derechos sexuales parten de un base de igualdad y de deseo, y mientras no se construya sociedades completamente igualitarias donde la economía no sea el motivo por el que una mujer tenga que vender su cuerpo, la prostitución seguirá siendo un mecanismo para poder seguir ejerciendo violencia contra las mujeres.

Este señor con el que lamentablemente me he cruzado es la voz de muchos hombres que apuestan por un modelo legal en el que sus deseos sexuales no sean cuestionados y donde las mujeres estén situadas en una escala en la que sus derechos son pisoteados cruelmente en un ambiente explotador normalizado social y culturalmente. Este debate se habría erradicado hace años si los explotados sexualmente fueran mayoritariamente hombres.

Etiquetas
stats