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Razones por las que visitar Granadilla, el pueblo museo de Extremadura

Granadilla

Pilar Armero

No fue una casualidad que la cantante libanesa Balquees eligiese Granadilla el pasado mes de abril para rodar el videoclip de su canción Enta. La productora Magic Box Production buscó en internet pueblos bonitos y se quedó prendado de este rincón de Extremadura con indiscutible encanto, abandonado por sus vecinos en la década de los 60 debido a la construcción del pantano de Gabriel y Galán.

No es extraño, tampoco, que muchos de los que han descubierto que existe Granadilla en este trabajo musical que ha dado la vuelta al mundo, se hayan propuesto conocerlo en vivo y en directo y, la verdad, es que, calores aparte, el verano es un buen momento para hacerlo, entre otras cosas porque se puede aprovechar el viaje para zambullirse en las aguas del embalse que lo rodea.

Casas señoriales

El pantano de Gabriel y Galán no se tragó Granadilla en los años 60 como se pensó en un principio. La construcción del embalse obligó a buscar acomodo en otros sitios a sus vecinos, que emigraron con el hogar a cuestas pero dejando detrás magníficas casas que se han ido manteniendo y recuperando en la mayoría de los casos, gracias a que la localidad se incluyó en el Programa Interministerial de Pueblos Abandonados en 1984. En todo este tiempo han sido cientos de estudiantes los que han pasado semanas y quincenas completas recuperando el esplendor de Granadilla. Y por fortuna, siguen haciéndolo.

En el vídeo de la artista libanesa se aprecia ese buen trabajo en las calles cuidadas y las fachadas pintadas de distintos colores, de algunas de las cuales cuelgan incluso tiestos. Llama la atención la conocida como de ‘las conchas’ por estar cubierta de conchas de piedra como la famosa  Casa de las Conchas de Salamanca. Este edificio es solamente eso, una fachada, pero en Granadilla hay viviendas en las que el visitante pude entrar para comprobar cómo se conservan.

Las casas de la Plaza Mayor y su entorno dan buena cuenta de la importancia que tuvo el pueblo, con edificios que siguen revelando que allí vivieron familias con buena posición. No hay que perdérselas, ni tampoco su castillo, seña de identidad de la localidad,                                                                                                                         desde el que se obtienen unas magníficas vistas de toda Granadilla, del embalse y del magnífico paisaje de pinos que le rodea. En realidad, más que un castillo es una torre que forma parte de la muralla almohade que protegía este pueblo de paso obligado en la Ruta de la Plata.

Hay que subir al castillo de Granadilla, por supuesto, y visitar también la iglesia de la Asunción, del siglo XV, si se acude a este destino de Extremadura que hace que el visitante se sienta protagonista en una especie de decorado real.

Muy recomendable también el baño en el embalse de Gabriel y Galán y los más deportistas no deberían perderse El Anillo, el centro internacional de innovación deportiva que está junto a Granadilla, preparado todo el año para desarrollar tareas de iniciación y especialización en práctica deportiva. El centro de cría del lince ibérico es otro de los recursos de la zona pero no está abierto al público y solo recibe a investigadores y voluntarios que acuden por motivos académicos o profesionales.

Por sí sola, merece la pena la visita a Granadilla, declarado Conjunto Histórico Artístico en 1980, que tiene cancela y horario porque se trata de un pueblo museo que en verano se puede visitar de martes a domingo de 10.00 a 13.30 y de 16.00 a 20.00. Si acude en el puente del 15 de agosto, encontrará más jaleo del habitual porque es una de las dos fechas del año en el que los vecinos que tuvieron que emigrar vuelven para celebrar un día de romería y sus descendientes para llevar flores al cementerio. La otra fecha de encuentro es el puente de Todos los Santos.

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