El acusado de matar a un vecino con una motosierra y de intentarlo con su hermano dice que fue un “accidente”
El acusado de matar a un vecino de Palomero (Cáceres) con una motosierra en octubre de 2020, cuando cortaba unos olivos, ha declarado este lunes ante el jurado popular que recibió amenazas del fallecido previamente al “accidente” que acabó con su vida, según ha calificado el suceso.
La Audiencia Provincial acoge desde hoy la vista del juicio, en el que el acusado se enfrenta a 29 años y medio de cárcel por tres delitos: homicidio, tentativa de homicidio y amenazas continuadas graves.
Esta pena es la que solicita tanto la Fiscalía como por la acusación particular que representa al hermano de la víctima, también presente en el momento de los hechos.
Según el relato provisional de Fiscalía y acusación, los dos hermanos acudieron a la finca en el paraje “El Guapero” tras la sospecha de que allí se encontraba el acusado para “producir daños en sus olivos”. Al llegar vieron su coche con las llaves puestas y decidieron retirarlas para evitar su huida.
A continuación fueron cada uno por un lado para “pillarle con las manos en la masa y obtener pruebas de que el mismo era el causante de los daños”, y le vieron con la motosierra cortando los árboles.
Tras decirle “te he pillado”, el acusado supuestamente empuñó la motosierra y le cortó en el abdomen a su víctima, al que alcanzó en el hígado, mientras que, según el relato, intentó acabar con la vida del otro hermano en dos ocasiones. En una de ellas se enganchó la ropa del hermano y le cortó un dedo.
“Al haberse salido la cadena de la motosierra se dirigió a su vehículo, percatándose de que le habían quitado las llaves, guardando la motosierra en el maletero, cogiendo una sierra manual que llevaba”, ha expuesto Fiscalía.
Según esta, el detenido se dirigió al otro hombre asegurando que “o me das las llaves o te hago lo mismo”.
Acto seguido, tras conseguir las llaves, se fue a su casa y “escondió” la motosierra, según la fiscal, que pide 63.000 euros de indemnización.
Varios procedimientos judiciales civiles habían sido archivados por falta de pruebas contra el ahora acusado de homicidio, en relación con la finca, cuya propiedad, según el acusado, le fue vendida por 5.000 euros en 1998, pero sin haberse formalizado por escrito.
Según la defensa, ejercida por el letrado Jorge Albertini, al enterarse hace dos años su cliente de que los hermanos se estaban “lucrando” vendiendo las aceitunas de sus olivos, supuestamente, comenzó a cortarlos “producto de la rabia”.
Posteriormente llegaron los dos hermanos con dos palos para golpearle, algo que ha corroborado el acusado en su declaración, asegurando que le habían amenazado diciendo “te vamos a matar, hijo de puta”, tras lo que se produjo el “fatal accidente” mortal con la motosierra.
Así, según su declaración, sólo a preguntas de su abogado, el ya fallecido tropezó con una piedra y un tronco de los olivos que estaba cortando, cayendo sobre él mientras tenía la motosierra “de lado para que no le pegara” y rozándole la herramienta en el estómago, “sin entrar”, lo que le produjo la muerte.
Tras este momento, que ha dicho “fueron segundos”, ha asegurado que “entró en shock” y regresó a su casa para esperar a la policía.
“Estoy fatal mentalmente, su muerte me está costando mucho”, ha expuesto ante el jurado, a la vez que ha aseverado sentirse una “víctima” de lo sucedido.
Para su abogado, éste “no huyó, no escapó, no escondió nada, no se fue de la ciudad, se quedó en Plasencia a esperar que llegara la policía, y luego ha tenido la plena voluntad de contar lo que ha pasado”, ha dicho Albertini a los medios antes del juicio.
En su opinión, los hermanos no llamaron a la policía al verle cortar los olivos, “porque no hubiera pasado nada, no hubieran multado a mi representado porque son sus árboles”, sino que “decidieron actuar violentamente y en el momento que uno da ese paso, puede ocurrir cualquier cosa”..
Por su parte, la fiscal ha advertido de las “contradicciones” de la declaración del acusado hoy respecto a la fase de instrucción, cuando no manifestó que le hubieran agredido.
También han declarado tres testigos, los vecinos de la finca que acudieron al socorro al escuchar los gritos y el hermano del fallecido, que ha apuntado que no vio directamente cómo le mató, sí las “tripas colgando”, y que nunca estuvieron los tres juntos a la vez.
Ha negado las amenazas de muerte ni la agresión al acusado, que, ha dicho, estaba “obsesionado” con ellos.
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