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Por egoísmo y por solidaridad

Carmen Ibarlucea, militante de Equo Extremadura y candidata de Podemos al Congreso por Badajoz

Mi padre siempre me dice que esto del cambio climático es una tontería, que el clima siempre cambia, que eso ya se sabe.

Mi padre es asturiano, y cuando era niño siempre tenía unos días extras de vacaciones escolares gracias a las nevadas que dejaban aislado su pueblo y que le impedían recorrer los 3 kilómetros que había entre su casa y la escuela.

Mi padre que a sus 77 años vive en Oviedo, en un piso, dice que ahora se vive mejor, porque ya no hace tanto frío.

A veces los años no nos hacen más sabios.

El próximo fin de semana nos llaman a salir a la calle y mostrar que somos ciudadanía consciente. Mostrar que sabemos lo mucho que el cambio climático afecta a nuestra vida, a la vida de otras personas que viven lejos y a la vida de las generaciones futuras.

Es por egoísmo y por solidaridad que nos llaman a salir a la calle. Es por egoísmo y solidaridad que debemos hacernos conscientes de que el dióxido de carbono (CO2), se está acumulando en la atmósfera en lugar de salir al espacio como ha sucedido a lo largo de la vida del planeta, salvo en contadas y catastróficas situaciones. Es cierto que estos gases han estado siempre presentes, lo que no es cierto es que estuvieran en los mismos niveles que ahora. Desde 1972 nos llevan diciendo ¡Atención! desde la comunidad científica y sin embargo no queremos escuchar, y lo que es peor, no queremos actuar.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) nos informa que la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó en 2014 las 397,7 partes por millón (ppm) y nos hace saber que hasta la Revolución Industrial la cifra era de 278 ppm.

Aumentan las temperaturas y el nivel del mar y eso provoca inundaciones, sequías y ciclones. En lenguaje humano, tragedias, pobreza y migraciones.

¿Estamos a tiempo?

Revertirlo no lo podemos revertir por ahora, pero sí podemos limitar el incremento. Necesitamos mantenerlo en dos grados de aquí al 2100 y así lograremos evitar desastres naturales que ponen en peligro nuestra vida y el resto de la vida en el planeta.

Hacemos esta Marcha por el clima justo antes de la Conferencia de las Partes (COP21) en París, cuando los 195 países firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) de 1992, se dan una nueva oportunidad para implementar medidas concretas que logren mantenernos en esos dos grados de subida de la temperatura, y no más. Porque las emisiones globales han seguido creciendo, por ejemplo entre 2000 y 2010,el aumento es de un 24%.

¿Aprendemos de nuestros errores?

Esta COP21 no va a imponer metas individuales de reducción de CO2, porque ya tuvimos Kioto y ha sido un fracaso. Por ahora más de 170 países han realizado compromisos voluntarios de reducción, pero no es suficiente.

Al extrapolar los compromisos voluntarios los expertos de la ONU nos informan de que las temperatura a final de siglo subirá como mínimo 2,7 grados, aunque otras organizaciones e instituciones independientes nos hablan de hasta cuatro grados. Y es que sabemos que hasta 2030 las emisiones van a seguir creciendo.

En mi actividad profesional recorro colegios e institutos, me mantengo en contacto con las nuevas generaciones y me entristece ver que a la pregunta sobre ¿qué es el medio ambiente? la respuesta mayoritaria es “la naturaleza” como sí fuera algo en lo que no estamos inmersos. Somos naturaleza, somos ecodependientes y si nos preocupa el paro, nos preocupa el estado del bienestar, nos preocupan la llegada de persona migrantes... entonces debemos estar preocupados por el clima, que esa en intima relación con nuestros problemas.

Por egoísmo y por solidaridad, yo voy a Badajoz el 28 de noviembre a las 12, me convoca la Marcha por el Clima en la Plaza de España.

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