Vivir sin comer: la disfagia, una patología sin diagnóstico y tratamiento en Extremadura
La disfagia es una alteración de la deglución que afecta a la capacidad de tragar con normalidad alimentos líquidos yo sólidos. El enfermo no puede comer bien, no hay garantía de seguridad y eficacia en su nutrición. Sufre: atragantamientos y fugas de comida hacia las vías respiratorias generando neumonías, fiebres, pérdida de peso, llegando a incluso la desnutrición y deshidratación.
Resulta frecuente encontrar en los medios de comunicación el caso de personas que han fallecido atragantadas, pero no se habla de que detrás de estas muertes ha habido un problema de disfagia en muchas ocasiones.
Así lo explica el Colegio Profesional de Logopedas de Extremadura, que apunta que aunque no se haga diagnóstico no significa que no exista el problema. Señala que la falta de detección y un tratamiento adecuado en Extremadura es causa de frecuentes y recurrentes ingresos hospitalarios, aumento de gasto sanitario, e incluso en las peores ocasiones de la muerte del paciente. Son muchos los que, ante la falta de respuesta, terminan por desplazarse a otras comunidades para recibir un diagnóstico según explican los logopedas.
La disfagia está presente en adultos que han sufrido un ictus (Extremadura es la comunidad autónoma española que más casos de accidentes cerebrovasculares por habitante registra según sus datos). También se asocia a tumores, enfermedades neurológicas y procesos de cáncer de cabeza y cuello. Es decir, a enfermos que han sufrido: extirpaciones, quemado o deterioro de los tejidos. En los niños se asocia a casos en los que los menores sufren otras enfermedades o una falta de maduración que les genera problemas a la hora de ingerir alimentos.
Almudena Valle, presidenta del Colegio de Logopedas de la región, incide en que debería de existir una unidad de diagnóstico con médicos, nutricionistas y logopedas que trataran esta patología en Extremadura y que permitiera una adecuada rehabilitación para intentar que el paciente pudiera volver a tomar alimentos “normales” sin riesgos para su vida.
Se requiere un seguimiento prolongado y una atención con unidades especializadas en disfagia para que el paciente recupere la capacidad de alimentarse de manera segura y eficaz.
Algunos casos
La presidenta del colegio de logopedas apunta a varios casos de pacientes extremeños que han tenido que hacer las maletas en busca de tratamientos. Entre ellos, el caso de la familia de África una niña de 8 años de Valdelacalzada (Badajoz) con una Hernia Diafragmática Congénita a la que se asocian dificultades de alimentación, y cuya familia terminó ante la falta de recursos por trasladarla al Hospital Santa Joan de Déu (Barcelona). La solución desde el hospital consultado, es un tratamiento intensivo de su disfagia por parte de un logopeda especialista, lo que obligaría a la familia a desplazarse un periodo prolongado no determinado a Barcelona. Algo que una dinámica familiar media no puede asumir.
Más casos, el de Vanesa G. una chica de 37 años que sufrió un ictus hace un año y medio. Actualmente no toma líquidos ni sólidos con normalidad. Al final tuvo que irse a un centro público de Madrid, lejos de su casa. Al menos es una afortunada pues recibió atención adecuada mejorando su calidad de vida. Antes tenía de ser ingresada con bastante frecuencia porque caía enferma, con neumonías y otras complicaciones.
El diagnóstico, la clave
Explican los logopedas que el diagnóstico de la disfagia debe hacerse por parte del médico especialista, lo más precozmente posible, mediante pruebas de imagen y tras esto pautar cambios en la dieta y la rehabilitación de la zona afecta mediante terapia rehabilitadora con un logopeda especialista en ‘deglución’. Existen signos de alerta que podemos observar en esta problemática de la salud como son: la incapacidad de mantener la comida en la boca o de empezar a tragarla, atragantamientos frecuentes, cambios en la voz, bajada de saturación al alimentarnos, tos, neumonía o gran pérdida de peso.
Desde el punto de vista de la rehabilitación los avances son grandes, instaurándose técnicas en los tratamientos logopédicos de 'biofeedbak', electromiografía de superficie y electroterapia siendo esta última en la actualidad el tratamiento más innovador, y que más se está investigando. Una atención que los pacientes no reciben en Extremadura.
Sin embargo, no hace falta ir a grandes núcleos de población. Pensando en una comunidad parecida en cuanto a sus características de ruralidad, Aragón oferta hasta dos unidades específicas en centros hospitalarios para tratar la disfagia (Huesca y Zaragoza).
“Son pacientes con recaídas constantes si no se les pauta de forma correcta su textura. Requieren un control frecuente con pruebas diagnósticas y de rehabilitación. En definitiva una respuesta terapéutica que no existe en nuestra región. De esta forma se olvida de nuevo los aspectos de la medicina preventiva, hoja de ruta clave para el ahorro sanitario y que dirige los modelos de la sanidad en otras Comunidades Autónomas en las que hay siempre al menos un centro hospitalario de referencia”.