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Vocación de desaparecer

Grupos animalistas concentrados ante la sede de Vivotecnia en Barcelona. EFE/ Alejandro García/ Archivo

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No se lo tomen como algo personal. El título quiere expresar brevemente el resultado de lo que ha sido una conversación de una hora larga con mi amiga MariLuz Frejo, la presidenta de SOS112vagabundos, una protectora de Badajoz que recoge en sus instalaciones a perros y gatos, sobre todo, aunque ocasionalmente otros animales pueden encontrar un hogar entre sus muros.

En estos días en que esperamos con ansiedad la primera Ley de Protección Animal de España, que se lleva fraguando en la Dirección General de Derechos de los Animales un año, y en el imaginario de la sociedad civil como mínimo dos décadas; El Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 nos sorprende con una Orden DSA/1045/2021, de 28 de septiembre, por la que se establecen las bases reguladoras para la concesión de subvenciones destinadas a entidades de protección animal. ¿Y a qué la sorpresa, se puede preguntar alguien ajeno a la protección animal? La sorpresa viene dada porque no es habitual subvencionar la labor de las protectoras, que son siempre una iniciativa de la ciudadanía organizada, y conllevan un ingente trabajo voluntario para su sostenimiento, y muchos pequeños donativos económicos de personas comprometidas. 

Tal como lo cuento lo reconoce el Ministerio, que en el primer párrafo explicativo dice: “La presente orden tiene por objeto establecer las bases reguladoras de las ayudas a conceder en régimen de concurrencia competitiva para la financiación a las entidades de protección animal, las cuales se nutren en su mayor parte de donaciones particulares, ostensiblemente reducidas en el último año por la situación general de emergencia sanitaria.”

Y es que cuando desde el otro lado, o sea desde el lobby de la caza o de la tauromaquia por ejemplo, hablan del lobby animalista y nos acusan sin anteponer “presuntamente” de estar financiados con dinero público, incurren en el uso de un descrédito imposible de demostrar, pero que saben que funciona.

Es una práctica habitual, y estudiada académicamente, que cuando quieres crear una mala impresión de alguien, ya sea una persona o una entidad, lo más efectivo y que deja un recuerdo indeleble, es acusar públicamente de robo. Lo de la acusación formal en un juzgado ya es otra cosa, que requiere pruebas, y al ser formulada debe incluir la palabra “presuntamente”.

Por ejemplo, yo creo que el lobby de la caza maneja mucho dinero, presuntamente obtenido de la aportaciones de personas de grandes fortunas aficionadas a ésta práctica que no voy a calificar. Mi sospecha está basada, por poner un único ejemplo, en las campañas con vallas publicitarias que se permiten hacer. Y me toca en lo más profundo porque yo misma he estado intentando sacar adelante algo similar, con el mensaje contrario obviamente, pero me ha sido imposible, por ahora, reunir los cinco mil euros mínimos necesarios que cuesta la instalación de 16 vallas en cuatro ciudades de Extremadura.

Pero retornando al principio. Conversaba con mi amiga MariLuz y le preguntaba si su asociación/protectora va a solicitar la subvención. Y su respuesta es un rotundo NO. Su entidad ha decidido permanecer independiente, salir adelante como lo ha hecho siempre, con el esfuerzo personal de muchos, y poder decir ante las acusaciones de estar financiadas con dinero público: “Estas son mis cuentas, no encontrarás ni rastro de tus impuestos”

Me dice MariLuz, que ella espera del Gobierno más implicación en la protección animal, pero no dando dinero a las protectoras para que puedan seguir recogiendo animales abandonados, sino educando y concienciando a la sociedad para que dejen de abandonar, para que se terminen las camadas indeseadas, o el abandono por aburrimiento. Esperan un esfuerzo en la formación a los cuerpos de seguridad del estado en protección animal, y que no pasen cosas como lo sucedido con dos policías nacionales de Alcalá de Henares, denunciados por su Comisario alegando que no tienen competencia ni debe dedicarse a salvar a los animales. O formando a la fiscalía y a la judicatura en lo que significa los delitos de maltrato, para que se apliquen por fin, multas y sanciones acordes a la crueldad de los actos, o atajando el desinterés de las administraciones. Porque reconozcámoslo, nuestros ayuntamientos son muy deficitarios en el cumplimiento de sus obligaciones legales respecto a los animales, y como sociedad estamos demasiado acostumbradas a mirar para otro lado. El dinero público debería utilizarse para que se pueda poner en marcha por fin, buenas prácticas en todos estos sectores.

Respecto a las ayudas específicas a las protectoras, a SOS112vagabundos le gustaría que hubiera cursos de formación para comprender la Ley y su aplicación, y un órgano de asesoría legal gratuito, como un teléfono de la esperanza, para acompañar en los procesos de denuncias.

También querría que las protectoras estuvieran reconocidas por el estado como entidades de utilidad pública, ya que son colaboradoras activas de las fuerzas de seguridad del estado, no solo recogiendo a los animales, que en realidad es una función que compete a los ayuntamientos, sino como organismos que con su labor desinteresada hacen cumplir la ley.

Habrán sabido del caso de Noa Alonso, la joven agredida en Vigo por salir en defensa de un perro que estaba siendo brutalmente golpeado por su dueño, no es algo que las personas concienciadas con el maltrato animal no vivamos como un riesgo posible cada vez que abrimos la boca. Y sin embargo, la abrimos.

Y es que a nuestra sociedad le queda un largo camino que recorrer, y que madurar, para lograr lo más básico, que es respetar a los animales con los que compartimos la vida. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) nos dicen que el 40% de los hogares españoles son familias interespecies, pero la fundación Affinity (https://www.fundacion-affinity.org/) nos advierte que el número de perros y gatos recogidos por las protectoras españolas se mantiene estable en los últimos años. Aunque curiosamente la mayor causa de abandono en el 2020 fueron motivos de empobrecimiento económico, un 25%, frente al 10% de animales derivados de la caza, o el 17% de abandonos por desinterés, falta de tiempo o de espacio. Y es que según datos que aporta el borrador de la esperada Ley de Protección Animal, se calcula que aproximadamente la mitad de los animales de compañía “se encuentran fuera del control oficial”.

Para mí es complicado formarme una opinión respecto a la subvención gubernamental, porque entiendo los argumentos de SOS112vagabundos, que sé que son compartidos por otras entidades de protección, pero también comprendo la desesperación y la urgencia en estos tiempos de crisis económica que estamos atravesando. Yo no voy a juzgar a nadie en este sentido, pero me gusta comprender.

Y mientras esperamos nuestra primera Ley de Derechos de los Animales, que nos adelantan será una ley de Sacrificio Cero, acompañada por recursos para alcanzar el abandono cero, según nos ha dicho en el acto del Día de los Animales, Sergio García Torres, Director General de Derechos de los Animales. Mi amiga MariLuz Frejo me recuerda que su entidad nació con vocación de desaparecer, y que se aferra firmemente a esa esperanza cada día y cada noche, cuando agotada física y emocionalmente cierra los ojos. 

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