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Extremadura participa en la candidatura de la jota como Patrimonio de la Humanidad

El Peropalo en Villanueva de la Vera es una de las muchas fiestas al ritmo de jotas

elDiarioex

21 de agosto de 2022 11:51 h

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Extremadura es una de las comunidades autónomas que participa en la candidatura de la jota para su inclusión en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural de España.

Se ha celebrado una jornada de difusión de la candidatura a nivel nacional a través de eventos y difusión en medios de comunicación y redes sociales, han informado fuentes de la Junta.

La iniciativa aspira a que la jota sea seleccionada en el Consejo de Patrimonio Histórico de otoño de 2022 como candidatura nacional a presentar a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de UNESCO.

Se trata de una candidatura liderada por la Comunidad Autónoma de Aragón y coordinada por el Ministerio de Cultura y Deporte en la que participan la mayoría de comunidades autónomas españolas. En ella se muestra que la jota mantiene un lenguaje común basado en los códigos interpretativos antiguos que puede ser entendido, interpretado y recreado por las diferentes comunidades portadoras que la practican y desarrollan.

El objetivo es promover la candidatura en una fecha marcadamente festiva en todo el país, en la que numerosas localidades celebran sus fiestas mayores y tienen lugar actividades de carácter festivo, musical y tradicional.

La jota constituye un género musical tradicional en forma de baile popular y canción que aparece, con esa denominación y según algunos estudiosos, en el siglo XVIII y que se desarrolla y está presente, con diferentes matices y localismos, a lo largo de todo el territorio nacional e incluso internacional, a través de la impronta dejada por los españoles en territorios como América Latina o Filipinas, han añadido las mismas fuentes.

Así, la jota es un género específico de la música, el baile y la danza de Extremadura. De hecho, está ampliamente documentada tanto en obras clásicas producto de la investigaciones etnomusicológicas, como las de Kurt Schlinder, Alan Lomax, y también en la de los extremeños Bonifacio Gil, Manuel García Matos y Ángela Capdevielle.

En la primera obra de García Matos, ‘La lírica popular de la Alta Extremadura’, se recogen ya un gran número de tonadas bajo el epígrafe de jotas’ e incluye entre ellas los conocidos como sones, El cerandeo, El pollo y la pata, El quita y pon, El malandrín y Los perantones.

En Extremadura se suele utilizar el nombre de ‘jota’ de forma genérica para referirse a la mayoría de bailes tradicionales en nuestros pueblos. 

En las tonadas de jota se repite insistentemente la misma alternancia melódica de estribillo y estrofa, ritmo ternario o binario de subdivisión ternaria y la alternancia constante de la armonía de tónica y dominante. Aún así, en algunas piezas sobre todo de flauta y tamboril se muestran variedad de modos y tonos, y a menudo con cierta traza arcaica.

Se trata de una forma usual de manifestarse por los vecinos de los pueblos, de práctica diaria, autóctona, muy espontánea en ambiente festivos o en cualquier momento de descanso en resolanas (reuniones callejeras de mujeres) o mentirones (reuniones callejeras de hombres).

La coreografía es aproximadamente la misma cuando se arrancan a bailar en un vaivén hacia los lados en cada verso de la estrofa, con impulso alternativos en las vueltas y cruces que alternan, en un formación en hileras enfrentadas, y a partir de ellas, se entretejen lazos y cruces.

Dentro del género de la jota se incluyen algunos bailes como ‘El candil’ de Olivenza, que por su música y por su formación en círculo, se relacionan con los bailes portugueses de la frontera, o ‘El redoble’ de Cáceres que comparte tonada con las de otras zonas españolas, especialmente con la melodía específica de los piteros cántabros.

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