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James Rhodes ofrece un concierto gratuito para los presos de una cárcel gallega

James Rhodes, en el exterior de la cárcel de A Lama

Marcos Pérez Pena

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Desde Johnny Cash en Folsom hasta Rosendo en Carabanchel, son muchos los artistas que a lo largo de la historia han actuado en prisiones. Sin llegar al nivel icónico de esos conciertos, el recital que James Rhodes ha ofrecido este lunes en la cárcel de A Lama (Pontevedra), ha tenido elementos singulares que a buen seguro le han dado unha dimensión nueva a sus notas.

El pianista británico ha dado esta mañana un concierto gratuito sólo para los presos, los trabajadores y trabajadoras de la prisión y las ONG que colaboran con el Programa de Atención Integral a Enfermos Mentales (PAIEM) de este Centro Penitenciario. El origen de este evento está en una carta que el pasado mes de diciembre le enviaron 33 internos del programa de Salud Mental: “Hola James, te sorprenderá desde donde te escribimos y la de fronteras y muros que puede traspasar tu música”, empezaba el texto, que lo invitaba a visitar el centro y actuar en él y que destacaba que su música les proporcionaba “paz y armonía perfecta en medio de tanta locura”. Rhodes tardó menos de 24 horas en contestar, diciéndoles que la idea le “encantaba” y que en algún momento los visitaría.

El concierto de esta mañana, en un auditorio lleno y en un respetuoso silencio, comenzó con el primer movimiento de la Sonata nº 15 de Beethoven. Y también se han escuchaado el scherzo nº2 de Chopin y la melodía de Orfeo y Eurídice de Gluck.

La idea de invitarlo a actuar en A Lama surgió después de que los presos leyesesen el libro Instrumental del pianista y activista contra los abusos a menores. Tras el concierto Rhodes y los presos conversaron sobre el contenido de esta obra, que describe los abusos que el mismo sufrió siendo niño, los efectos negativos que esto le provocó durante años y la manera en que la música lo ayudó a combatir esta situación y a transformar su vida, para poder “arreglar lo que está roto por dentro”.

Uno de los presos le preguntó, además, sobre la sensibilidad creativa de las personas con enfermedades mentales. Rhodes le respondió que “todo el mundo tiene muchas cosas dentro. Para mí, la música es la mejor forma de sacarlas, la mejor manera de escapar. Me gusta la soledad: yo y mi piano. La creatividad es una manera de hacer frente a los problemas de salud mental. ¿Cuánta gente en esta prisión puede pintar, crear música y no tenemos ni idea?”.

Finalmente, Rhodes elogió el trabajo del PAIEM, que este año cumple el décimo aniversario de su implantación en la cárcel pontevedresa. El Programa, en el que intervienen tanto sanitarios como profesionales de tratamiento penitenciario, pretende dar respuesta a las necesidades en materia de salud mental de internos e internas en centros penitenciarios.

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