Los obispos gallegos llaman a votar a quien rechace el aborto y el matrimonio homosexual
Rechazo al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo. Es una de las claves esenciales de los “criterios” que los obispos gallegos acaban de emitir de cara a las elecciones gallegas del próximo 21 de octubre. Como es habitual los máximos dirigentes de la Iglesia católica en Galicia hacen público un escrito para “recordar, en este momento de las elecciones democráticas al Parlamento autonómico, algunos aspectos del magisterio de la Iglesia sobre el hombre y la sociedad”. Lo hacen, como es de esperar, dirigiéndose “a los católicos”, pero también “a la opinión pública en general” para expresar las que, en opinión de la institución, deben ser las orientaciones del voto.
Los cinco responsables de la provincia eclesiástica de Santiago de Compostela ubican los comicios del 21-O en un “momento de crisis antropológica y cultural de la que derivó la profunda crisis económica que padecemos”. En ella, dicen, “antes de emitir nuestro voto” hace falta “tener en cuenta” que fuerzas políticas optan por “defender la vida humana en toda circunstancia desde el momento de su concepción hasta la muerte natural”, esto es, las que rechacen el aborto y la eutanasia. Además, explican, hace falta apoyar a quien “favorezca el matrimonio” siempre y cuando este sea sinónimo de “unión esponsal entre el hombre y la mujer” y, por extensión, de defensa “de la familia y, dentro de ella, de las condiciones de natalidad”.
En un sentido parecido, los dirigentes eclesiásticos procuran orientar los sufragios hacia las candidaturas que “fomenten una libertad real de educación integral, respetuosa con la responsabilidad intransferible de los padres”. A estas líneas maestras añaden, no obstante, otras que pueden ser interpretadas como divergentes a respecto del programa de los partidos más conservadores, ya que defienden también el voto a las fuerzas que quieran “promover entre sus prioridades a justicia social, el acceso a la salud, el trabajo digno y estable para todos” y la “preocupación por los grupos sociales más endebles, con unas políticas que se fundamenten en la justicia y en la solidaridad”. Hace falta además, dicen, “ofrecer proyectos creativos que afronten los problemas de la actual crisis económica”, con el objetivo de “paliar las consecuencias negativas, sobre todo en aquellos que sufren el paro” y además “atender las necesidades urgentes del ámbito rural y las inquietudes de las gentes del mar”.
En medio de una llamada a la “participación política como parte del compromiso cristiano en el mundo” los obispos afirman que, con independencia de sus indicaciones, la Iglesia “no se identifica con ningún partido político” pero “las opciones políticas de los católicos deben estar en armonía con los valores del Evangelio”. Igualmente, se remiten a la “doctrina social de la Iglesia” para recordar su “aprecio” por el “sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en la opciones políticas”, si bien creen que “no conviene olvidar que es un sistema fundamentado en valores y no depende sólo de los procedimientos, sino también de la moral de los fines que persigue y de los medios de los que se sirve”.
