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Pachi Vázquez aprovecha más que Feijoo un debate marcado por Pemex y el paro

David Lombao

La primera noticia ya se había producido antes de que Alberto Núñez Feijóo y Pachi Vázquez se hubieran sentado ante las cámaras de la Televisión de Galicia. Casi veinte años después unas elecciones gallegas volvieron a vivir un debate televisivo, en este caso el primero de una serie de tres, y lo hicieron con un encorsetado formato que, así y todo, presentó huecos a lo largo de los 70 minutos que les permitieron a los candidatos, especialmente al socialista, entrar en el cuerpo a cuerpo dialéctico.

Vázquez partía con varias desventajas; la de las encuestas, la de quien no gobierna y la de quien, a priori, llegaba a los estudios de la TVG con menos posibilidades de victoria. Y salió con gesto satisfecho; el de quien, atendiendo a lo visto, aprovechó más que su rival el atril privilegiado desde lo que dirigirse a la ciudadanía del país, la televisión pública.

En virtud de las normas pactadas por populares, socialistas y nacionalistas -el candidato del BNG, Francisco Jorquera, se estrena nos debates este martes- le correspondió a Feijóo abrir la contienda. Lo hizo con un “buenas noches, buenas noches” a lo que siguió una descripción del panorama general, basado en una “crisis” ante la que, asegura, dijo “la verdad” y además “recuperó el tiempo perdido y el dinero perdido”. La “solvencia” y el control del déficit con los que, como era de prever, Feijóo abrió fuego le sirvieron al socialista para lanzar la primera sentencia: “venimos a hablar de cosas distintas”. En nombre del PSdeG “quiero hablar de la gente que lo está pasando mal, que tiene dificultades para llegar a final de mes”, contestó, abriendo así una argumentación llena de menciones a problemáticas sociales o la medidas concretas como la supresión de la gratuidad de los libros de texto.

“Estamos intentando que esto no sea ni Grecia ni Portugal”, respondió Feijóo, en el que era el inicio del intercambio de datos del número de parados. “Estamos mejor o estamos peor?”, preguntaba Vázquez, que aseguraba estar discutiendo con el “presidente del paro”, porque “creció en toda España un 40% y en Galicia, un 70%” desde 2009. Mientras, Feijóo intentaba infructuosamente llevar al socialista a su arroyo, instándolo a aclarar si conocía los “acuerdos de la Conferencia de Presidentes” ligados al control del déficit, también firmados por autonomías con gobierno del PSOE.

El debate transitaba por los caminos del desempleo hasta que llegó Pemex. La petrolera mexicana, invitada habitual de la política gallega desde hace meses, salió a colación cuando Pachi Vázquez acusó a Feijóo de “contarle mentiras al naval”. Y el candidato a la reelección echó mano de una carta “del consejero delegado de Pemex Internacional” en la que, asegura, queda claro que “todo se está desarrollando según lo estipulado” y “está previsto que antes de final de año se inicien los barcos”. “Usted sabe perfectamente que no hay contratos, lo sabe toda Galicia y quiere seguir escapando”, le reprochó el socialista. Feijóo contratacó continuando con la lectura de la carta asegurando que, de hacerse públicos, la empresa mexicana anularía los contratos. “No me sorprende que diga que no hay contratos, allá usted”, proclamó, mientras Vázquez emitía sonoras muestras de incredulidad.

Una vez pasado lo que pareció ser diseñado como golpe de efecto por parte de los estrategas populares fue el turno para la política social. “Ni sanidad ni educación son las responsables de la crisis”, inició Vázquez, para quien los “dramas” de muchas familias gallegas no se arreglan con que Feijóo diga: “tranquilos, que yo el déficit lo tengo niquelado; cree que a esa gente le preocupa el que les está diciendo?”. Gracias a tenerlo “niquelado”, dice Feijóo, “pudimos hacer muchos menos ajustes que las comunidades socialistas” como Andalucía, las grandes invitadas al debate televisivo como antes ya lo habían estado a muchos debates parlamentarios a lo largo de la legislatura.

Con el debate ya caldeado ambos candidatos llegaron al punto final, el titulado genéricamente como autonomía“ y que ambos emplearon a manera de cajón de sastre. Así, por ejemplo, Pachi Vázquez mostró la imagen del Contrato con Galicia firmado por Feijóo en 2009 para asegurar que ”incumplió los catorce puntos“, entre ellos, el dedicado a la reforma del Estatuto. Mientras, Feijóo presentó la ”austeridad“ como una de las mejores garantías para el autogobierno y dejó caer las dudas sobre que parte de su programa podría cumplir Vázquez si gobernara en coalición ”con el Bloque Nacionalista de la UPG, con el Bloque Nacionalista de Beiras y de Compromiso“. ”Es curioso, está usted preocupado por una futura coalición y aún no es quien de explicarme por que incumplió su programa con mayoría absoluta“, ironizó Pachi Vázquez, en el mismo bloque en el que también echó mano de uno de los asuntos que más sonoramente le están siendo recordados al PP en esta campaña: las participaciones preferentes de las antiguas cajas, algo que, dice el socialista, hace falta ”solucionar, sí o sí“.

A Vázquez aún le quedaba una última bala dialéctica en la recámara: el gallego. Una “lengua que nunca fue un problema hasta que llegó usted -reprochó-, incluso con el presidente Fraga vivimos en armonía”. Por eso, promete, “derogará” el denominado decreto del plurilingüismo “en los primeros 100 días” si llega a la Xunta. Mientras, Feijóo se compromete a seguir garantizando una “Galicia libre y bilingüe”. “Que cada uno hable gallego y castellano como le pete”, pero hace falta potenciar “el inglés”, dice el líder conservador.

Con estos argumentos Vázquez y Feijóo llegaban a su respectivo minuto de cierre. “Es el momento para aquellos que creemos que en vez de rescatar los bancos hay que rescatar a las familias”, “creo en esa Galicia mejor pero para hacerlo necesito su voto”, interpeló el candidato del PSdeG. Por su parte, Feijóo, “como decía Adolfo Suárez”, aseguró que su intención es elevar a la categoría de normal lo que acontece en la calle“ y eso es ”estabilidad, unidad“ y ”no presentarse en contra de nadie, sino contra la crisis“. ”Muchas gracias, muchas gracias“, concluyó.

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