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Cuando para Feijóo llegar a acuerdos con el BNG era “útil para Galicia” y prueba de que no se rompía España

Feijóo en una reunión en 2011 sobre el sistema bancario gallego con el entonces portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez

David Reinero

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“En Galicia nosotros firmamos acuerdos con el BNG, acuerdos útiles para la comunidad autónoma”, unos acuerdos con los nacionalistas que incluso eran presentados como aval del “compromiso del PP con la Constitución española”. Quien así se pronunciaba hace tres años y medio era el presidente de la Xunta y del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, que ahora, al ser investido Pedro Sánchez gracias al apoyo del BNG, considera a los nacionalistas unos “radicales”. Sin embargo, los populares gallegos negocian y pactan de manera habitual con el BNG, al igual que con el resto de grupos, todo tipo de iniciativas en el Parlamento de Galicia y en otras administraciones como los ayuntamientos.

En julio de 2016, tras las segundas elecciones generales en medio año celebradas entonces, y antes de que Mariano Rajoy consiguiese ser invertido presidente gracias a la abstención del PSOE, la presidencia de la Mesa del Congreso fue a parar a la popular Ana Pastor gracias a que ERC y Bildu votaron en blanco, al igual que ahora se han abstenido para facilitar la investidura de Sánchez. En aquel momento Ciudadanos consideró aquel hecho, inferior en importancia a la investidura de la presidencia del Gobierno, como una amenaza a la integridad del Estado y la Constitución. Algo por lo que fue preguntado de manera expresa el presidente Feijóo, quien, por el contrario, optó por presentar sus propios acuerdos con el BNG como prueba o aval de que el PP no rompía España por pactar con los nacionalistas.

Feijóo, que ahora considera al PSOE “secuestrado” y “sometido” por ERC y Bildu a los que “ahora se suman los radicales del BNG”, aseguraba entonces que “gracias” al BNG y los acuerdos que ya había conseguido con el PP Galicia había conseguido mantener la sede de Abanca tras la privatización de las cajas gallegas o ahorrar para entonces “más de 200 millones de euros en gasto farmacéutico” sin que los populares renunciasen para llegar a aquellos acuerdos a su defensa de la Constitución. Eran, resumía el propio presidente, “acuerdos útiles para la comunidad autónoma”.

“No dudo del compromiso del PP con la Constitución española”, decía Feijóo entonces, añadiendo que su formación no cambiaría la Constitución “por una investidura” y presentando como “de sentido común” que el Congreso estuviese presidido “por el partido que ganó las elecciones”, cuestión que “cualquier partido, nacionalistas incluidos, puede entender”.

Aquellos elogios de Feijóo al BNG no eran nuevos sino que se venían produciendo al tiempo que los nacionalistas perdían apoyo electoral en favor primero de Alternativa Galega de Esquerda y después de las mareas, lo que voces del BNG veían como una manera de dividir el voto galleguista de izquierdas. A pesar de que aquella tendencia electoral se ha revertido en los últimos tiempos, el PP no ha dejado de llegar a acuerdos de manera habitual ni con el BNG ni con el resto de grupos del Parlamento de Galicia.

En el último debate de política general del pasado septiembre, por ejemplo, de las 57 resoluciones aprobadas por la Cámara autonómica, 10 lo fueron por unanimidad. Populares y nacionalistas llegaron a negociar entre ellos el texto final de tres de las propuestas de resolución que se aprobaron (entre ellas una para reclamar los plazos del AVE y mejoras en el resto de la red ferroviaria gallega muy semejante al acuerdo conseguido en ese ámbito por el PSOE y el BNG para la investidura de Sánchez) y los nacionalistas votaron a favor de otras varias iniciativas populares. De hecho, varios de los acuerdos alcanzados entre BNG y PSOE para la investidura de Sánchez fueron ya aprobados por el Parlamento de Galicia de forma unánime en las pasadas legislaturas. Y lo mismo viene sucediendo en otras administraciones, como los ayuntamientos.

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