Rajoy y Feijóo agitan el miedo a las coaliciones porque “Galicia no está para bromas”
De nuevo, las coaliciones. El PP regresó este sábado a lo que es su lugar fetiche en lo que a elecciones se refiere, la plaza de toros de Pontevedra. Y como la primera vez que lograron llenarla, en febrero de 2009, los conservadores apoyaron su discurso electoral en un eje fundamental: prevenir a su militancia y, por extensión, a toda Galicia, de los teóricos riesgos que traería consigo un Gobierno gallego apoyado por más de una fuerza política.
En uno de los escasos actos de campaña en los que será protagonista, Mariano Rajoy pronunció en Pontevedra un brevísimo discurso centrado en un único argumento: “esto de aquí es un partido”. “Tenemos un partido, un programa y una gestión”, remarcó el jefe del Gobierno central, que recupera la fórmula de prometer una única coalición, “con los gallegos”. Porque, asegura, “quien vota al PP sabe a quien vota y sabe cual es su programa”.
Mientras en el exterior del recinto taurino se desarrollaba una sonora protesta de las personas afectadas por las participaciones preferentes de las antiguas cajas -dos de ellas lograron entrar en el mitin y fueron desalojadas de el antes de que Rajoy hablara- Rajoy ahondaba en sus advertencias: Galicia “no puede repetir viejos errores” y “no merece otra cosa como la de 2005 y 2009”, porque “no estamos para bromas”. También se justificó: “tuve que tomar decisiones muy difíciles, muy duras, pero las tomé porque lo necesita Galicia y España entera”.
“Solvencia” al son de Los Limones
Los LimonesDe nuevo al son del grupo Los Limones, que ayer estrenó la nueva sintonía electoral de los populares gallegos, Feijóo tomó el testimonio de Rajoy para, mientras militantes de Nuevas Generaciones se declaraban fans suyos a través de carteles, presentarse como garantía de un “gobierno unido, con un único proyecto”, en vez de “cinco, para repartir lo que no hay”.
Feijóo presume de “solvencia”, que, asegura, permitió que Galicia se “adelantara” a la crisis, y augura una nueva legislatura llena de “sentidiño”. “Sentidiño para que los gallegos no tengan que pagar los pufos que dejan los políticos” o “para que las lenguas se empleen en libertad, sin imposiciones, para hablar en las lenguas de Galicia”.
De lengua fue precisamente de lo que cambió Feijóo para dirigirse a Rajoy: “Ya sé que es muy fácil gastar y mucho más difícil pagar”, que “durante ocho años pensaron que esto era una broma” y ahora esa “broma explotó”, afirma, en referencia a los socialistas. Pero, a pesar de a todo, afirma, “cualquier comunidad autónoma de España cambiaría su situación por Galicia” y “yo no cambio Galicia por ningún sitio”, asegura.
Una nueva promesa de “unidad” despidió los 12.000 asistentes al mitin, que previamente habían sido arengados por Rafael Louzán y por el ex presidente Fernández Albor a pedir el voto entre sus amigos y familiares, incluso “debajo de las piedras”, porque “no hay nada ganado”. Los Limones volvieron atronar el recinto taurino, blindado por la Policía. En las calles circundantes atronaba, también, la protesta de las preferentes.