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Bailar

Las kiki balls irrumpen en Madrid: “Hay que sentarse a mirar, aprender y animarse a participar”

En panel de jueces durante una de las anteriores 'kiki balls' de Madrid

Sara Núñez

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Durante la década de 1920 en la ciudad de Nueva York y sus alrededores, cuando los espectáculos de moda drag rara vez acogían a personas negras. En respuesta, la comunidad de baile negra, latina, transexual y queer estableció su propia cultura underground 40 años después, como búsqueda de un espacio para que se expresaran libremente en unas competiciones (balls) que buscan todo un lenguaje de conceptos, categorías, bailes y jerga exclusivos de la subcultura. Los participantes “caminan” o “compiten” en la pista ganando premios, mostrando su atuendo junto con su persona para diferentes categorías. Y este sábado, esta cultura llega a la Sala Insomnio de Madrid para acoger a las 18:00 de la tarde a todo interesado en ser testigo y, como insisten sus organizadores, en ser respetuoso en torno a toda la Escena Ballroom.

Se trata de un evento “bastante modesto y local”, una oportunidad para que las personas que hayan oído hablar de la escena puedan descubrir de primera mano qué es y cómo se desarrolla. Así lo comenta Gem, quien, junto a Calima, organiza esta noche tan especial. “La Dream on Kiki Ball va a ser un encuentro que busca juntar, sobre todo, a la escena madrileña”, añade Calima.

Y es que ambas traen la década de los 70 como inspiración general de esta noche: “Fue una época muy importante para entender la cultura de hoy porque rompió con muchos esquemas por aquel entonces, creo que ahora estamos viviendo una situación de ruptura muy similar y, con todo lo que se nos ha puesto encima, estamos al borde de una revolución como hubo por aquel entonces. Buscamos expresiones de la época, como dream on, un ‘sigue soñando’ bastante irónico”. 

Tanto Calima como Gem han organizado varios eventos en su tiempo desde que empezaron a caminar en las kiki balls, sobre todo, por aquellas madrileñas y en el resto de zonas españolas donde existe comunidad Ballroom. Asimismo, animan a la gente a acercarse a esta Dream on Kiki Ball aunque sea de público: “Si sienten que tienen su lugar en la Escena pueden venir a conocerla y, por supuesto, estar dispuestas a respetar a esta cultura que tantas puertas ha abierto a muchísima gente. Que aprovechen ahora las entradas antes de que el precio suba en puerta, porque se encuentran a 16 euros para el público, y se preparen para vivir una experiencia sin precedentes”.

Eventos que dan cabida a toda una Escena que conforman sus miembros, habituales participantes, así como la persona en concreto que estará con micrófono en mano durante toda la noche y que es conocida como QueenBitch, la comentator de este evento: “Un comentator es alguien que dirige, como yo en esta kiki ball, y da energía a través de su voz. Crea esa musicalidad que tiene el vogue femme donde hay que ir a tiempo, y el comentator debe ir también a tiempo. Es un narrador de un cuento de hadas, es importante para todas las categorías porque da matices, añade un toque personal, ayuda a que el evento vaya más rápido y aclara las puntuaciones de los jueces. No es solo ponerse detrás de un micrófono”.

La Ballroom, definida por QueenBitch, es autoconocimiento: “Un espacio de creación propio y un viaje en el cual encuentras un montón de cosas sobre ti y tu nueva familia, que son tus nuevas amigas. Me he descubierto más a mí misma, Ballroom para mí es autoevolución, lo que llevas en tu mochila y lo que te cargas”. Para personas racializadas como ella, es importante hacer hincapié sobre los orígenes de esta escena, de dónde viene esta cultura, gracias a qué viene y por qué todo miembro de ella puede acudir a esta kiki ball.

“No solo nos tenemos que respetar entre nosotras, también entre las personas de fuera que vengan. Esto es una cultura que tiene a los que viven de ella, la defienden y la practican. Lo único que pido es respeto hacia las personas racializadas, negras, migrantes, las mujeres trans, y si eres una persona no racializada que está viniendo por el impacto de lo mainstream, hay que conocer que esto viene para oprimir la opresión producida por personas blancas”, añade QueenBitch. “Estas personas llegan porque han sufrido opresión y quieren ser ellas mismas. Solo pido recordar que todos pueden venir gracias a que somos personas inclusivas. Si estuviéramos en la época en la que todo esto surge, las blancas seguirían teniendo sus privilegios y acogiéndose a ellos”, recuerda.

Como comentator de un evento por tercera vez, a ella le ayuda saber que hay una persona a la que está moviendo por medio de su voz: “Me motiva saber que a la persona que participa le gusta lo que estoy diciendo, darle confianza y fuerza. Creo que va a estar muy guay, sinceramente. Es una temática que me encanta, la música de los 70s… Qué época. Tengo ganas, también, de ver mi evolución como comentator”.

Las categorías y su inspiración

Para organizar una kiki ball, parten un punto que consideran primordial: “Conocer a tu comunidad y saber qué necesidades tienen, de qué situación económica parten para ejecutar sus outfits”. Distinguen entre códigos de vestimenta más simples, como colores básicos, o la posibilidad de jugar con toda una narrativa.

Las balls generalmente tienen una temática y puede ser cualquiera que elijan sus organizadores. Como promotor, una de las tareas más divertidas es elegir de qué tema puede tratar la inspiración de este evento ballroom: desde algo más simple hasta la narrativa más compleja que se transmita al resto de categorías. En este caso, Dream on se ambienta en los 70.

Como organizadoras del evento, han jugado con la temática de la década y sus movimientos más destacables. Una de las primeras inspiraciones que se les ocurrió fue sobre las modelos PlayBoy para Sex Siren, una categoría que abraza la liberación sexual de las personas que participan en ella. En Face partieron con Crystal LaBeija, una figura reconocida en la Escena Ballroom que gritó en los concursos drag de belleza de sus inicios para reivindicar su color frente a la opresión a las racializadas.

Para la categoría de Baby Vogue, hecha para aquellos que lleven bailando en performance menos de un año, han partido de inspiraciones de la música disco, y para male figure vs female figure performance, (figuras masculinas contra figuras femeninas que lleven ya su año bailando en la Escena), militares contra hippies.

“En performance, las personas que participan suelen currárselo muy poco. Recuerdo un evento de una kiki ball de Madrid, hace unos pocos años, en la que debían llevar algo con un corazón. Hubo quien se lo elaboró bien y hubo quien apareció con un corazón rojo de cartulina y fueron pasándosela entre unos y otros para poder participar. Bueno, hay gente que tiene pocos recursos para elaborarse outfits y también hay gente vaga, se juntan ambas cosas”, recuerda Gem.

Ambas buscan inspiraciones más innovadoras, visionarias o algo que vaya a ser más trendy. “Creo que puede apetecer bastante crearse un outfit que tire por ahí. Tengo ganas de ver Baby Vogue, porque hemos pedido música disco y eso va a llevar a mucha lentejuela, mucho brillo, pantalones campanas y peinados a base de rulos. Para el Tag team Sex Siren, el tema de conejita PlayBoy puede empoderar muchísimo a las personas que se vayan a presentar y el hecho de que sea en equipo, o Male figure vs Female Figure, donde militares y pacifistas van a luchar en la pista por su premio”.

Además de las categorías de performance, ambas coinciden en dar cabida a aquellas que consideran que no pueden faltar en sus kikiballs: “Realness es una de las más principales y, aunque sea una más delicada, es bastante importante, al igual que Face, porque es el punto de partida de la Escena Ballroom”. Mencionan, también, otras que tengan en cuenta inspiraciones que parten del mundo de la moda, por medio de la creatividad y el ingenio para dar cabida a sus looks.

“Un granito de arena en la Escena”

La Dream On llega como iniciativa de sus organizadoras, que no creen que haga falta impulsar más cantidad de eventos a nivel nacional porque ahora, en comparación con sus inicios, hay bastantes al año. “Necesitamos que toda esta gente que se acerca a los eventos se anime a participar, que la gente racializada se acerque a esta cultura. Y, por parte de la gente que ya está en la Escena, que permita que la comunidad quiera crecer y se libere de su ego, en lugar de crear pequeños feudos. Y el público que venga a la Dream on debe estar abierto a ser educado por medio del disfrute de la kiki ball. Es decir, la Escena parte de sentarse a mirar, aprender y animarse a participar. Sobre todo, que sean respetuosos con la gente racializada”.

Un evento en el que surge la oportunidad de rememorar este viaje al pasado, sintiendo la magia y el respeto, acompañado con experiencia, educación y amor. “El amor es respeto, aquí, en España, ahora mismo”, tal y como destaca QueenBitch, quien caminará como participante en eventos próximos, como los que acontecerán en Oporto, y en Barcelona, donde será jueza en junio. Hasta entonces, estará dando su voz para Dream on, donde expresa tener muchas ganas de ver a todas sus hermanas llevándose premios y de que la gente vaya a divertirse a un evento donde todas puedan convivir tranquilas.

“Vamos a pasarlo bien, sabiendo donde estamos. Porque el público que venga tiene que saber dónde está, lo que representa la ballroom. Yo no soy un show, yo no me estoy matando en la pista de baile solo para que me grites o para tener tu aceptación. No lo hago para que te quedes con la boca abierta o para impresionarte a ti, sé a quién tengo que impresionar. Sé dónde estoy”, insiste.

Las cuatro manos organizadoras de este evento quieren tener claras sus prioridades como personas blancas, tal y como lo indican: “Buscamos participar, elaborar balls y colaborar con la comunidad con ellas, contribuyendo también para que las personas racializadas, que son el foco de esta cultura, se sientan cómodas con estos eventos. Intento que el panel de jueces y el comentator lo conformen personas racializadas y, a ser posible, estén remuneradas. En este caso, en la Dream on, lo están”.

Aunque no cuenten con precios reducidos, sí tienen un cupo de entradas liberadas para personas racializadas que pueden contactar con ambas para obtenerlas. “No podemos garantizar, por desgracia, la entrada gratuita a todas porque hemos invertido mucho dinero y perdemos también bastante”, advierte Gem, quien lleva varios años acudiendo y participando a eventos de la Escena, y donde busca dar su “granito de arena” con su trayectoria laboral organizando eventos fuera de la Ballroom.

“Esta cultura tiene una característica primordial y es que se transmite exclusivamente a través de los eventos. Tener esta capacidad de coordinarlos y acercarlos a la gente es importante”, ha destacado Gem. También tiene un canal de YouTube en el que quiere ir publicando las balls que se vayan organizando en España: primero las de Madrid, y luego el resto de eventos.

Tanto Gem y Calima, organizadoras, como QueenBitch, la ingeniosa voz de esta kiki, agradecen a todos los que se suelen interesar en asistir y ser testigo de estos eventos: “Si el público quiere venir está totalmente invitado, no se les cierra las puertas pero, por ello, tienen que saber dónde están. Es como si pisas una mezquita donde no puedes entrar con los zapatos puestos, porque es una falta de respeto”.

“Cada cultura tiene sus normas, su historia, sus tradiciones. Que sepas dónde estás, por qué estás ahí, gracias a quién, son las tres preguntas que yo haría al público que quiera venir, sobre todo, a las personas blancas. Cualquier persona racializada está invitada a venir a estos eventos, de una cultura hecha por y para ellas”, concluye QueenBitch.

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