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Así es Baymax, el robot blandito de Disney que está por todas partes (incluso dentro de ti)

El objetivo es crear un Baymax que se convertirá en tu cuidador personal

Lucía El Asri / Álvaro Hernández

Baymax se activa cuando detecta dolor. Es un superhéroe robótico que lucha para salvarle la vida a Hiro y sus amigos. Sin embargo, no lo hace a mamporros ni disparando rayos láser, y es que no está pensado para actuar como un guerrero, sino más bien como un enfermero. Por eso, cuando toca a una persona, es suave, sensible y agradable. Baymax, a pesar de ser un robot, es blandito y tiernamente achuchable (además de un poco patoso).

Baymax es el robot enfermero que protagoniza 'Big Hero 6', la película que Disney estrenará en unas semanas en España, basada en un cómic de Marvel. Sus verdaderos padres son Chris Atkeson (del Instituto de Robótica de la Universidad Carnegie Mellon) y Siddharth Sanan (doctorado de la Universidad de Harvard y vinculado a la CMU), dos investigadores estadounidenses que llevan trabajando desde 2007 en el desarrollo de robots blanditos (‘soft robots’) y en las múltiples aplicaciones que estos pueden tener. Sin embargo, hay una mala noticia: Baymax no existe en la realidad tal y como aparece en la película, al menos de momento.

La relación de Atkeson con los 'soft robots' viene de una historia personal. Cuando era joven vivió cómo en ocasiones su abuelo, que padecía ELA, caía de la silla con la que se desplazaba y permanecía tendido en el suelo sin que su abuela, apenas sin fuerzas, pudiera recogerlo. Era el propio Atkeson quien acudía a lenvantarlo. “Yo era el robot”, confiesa. Desde aquellos viajes apresurados a la casa de sus abuelos, ha pasado los siguientes 40 años pensando en la forma más adecuada de ayudar a los ancianos, lo que le condujo hasta los ‘soft robots’. “Baymax era mi sueño”.

Tu enfermero o tu cámara de seguridad

Ahora, y después de que Disney haya materializado ese sueño para llevarlo a la gran pantalla, Atkeson ha lanzado un proyecto con el objetivo de fabricar un Baymax de verdad: un ayudante personal, un robot blandito, seguro y achuchable que cuide a quienes realmente lo necesitan, que pueda interactuar con cualquier persona y prestarle sus pacíficos servicios.

Un cuidador personal que dará de comer a un enfermo, que será capaz de bañarle utilizando una esponja, ayudarle a ponerse de pie, sujetarle para que no se caiga o trasladarle de un sitio a otro en caso de que tenga movilidad reducida, cambiar pañales y hasta dar abrazos terapéuticos, “tal y como Baymax hace en Big Hero 6”, explica a HojaDeRouter.com Sanan.

Aquellos a los que les inquiete la posibilidad de que nuestros cuidadores del futuro sean robots, pueden estar tranquilos: sus creadores no tienen la intención de reemplazar a los profesionales sanitarios de carne y hueso. Será una herramienta que cualquiera pueda utilizar en su casa para cuidar a un ser querido sin necesidad de llamar de forma continua a un médico. Sanan lo asegura: utilizar un robot hinchable puede mejorar la calidad de vida tanto del cuidador como del paciente. “Ambos saldrán ganando”.

Baymax puede ser un robot inflable con forma de humano, pero no solo eso. También puede ser una pulsera capaz de monitorizar tu salud o una máquina que mide de forma continua el azúcar en sangre de una persona con diabetes. Podría incluso estar dentro de ti. Podría ser un pequeño aparato dispuesto entre tus dientes – casi de la misma forma en que se colocaría un empaste – y que podría analizar tu saliva diariamente para detectar enfermedades.

Inversión y técnica al alcance de pocos

Para que el objetivo de Atkeson se cumpla, primero deben superar numerosos obstáculos, especialmente económicos, pero también técnicos y otros relacionados con la inteligencia artificial. Al fin y al cabo, explica Sanan, “los robots son un poco tontos”.

A pesar de ello, crear un robot inflable es mucho más barato que hacer uno convencional. Sanan nos cuenta que tanto las materias primas como los procesos de fabricación son más asequibles, así como las máquinas y las herramientas necesarias para su creación. “Con algo tan simple como una máquina de coser y un compresor de aire cualquiera puede crear su estructura”, añade. Pero hacer que ese robot sea complejo y se convierta en Baymax es un poco más costoso y menos simple.

Por eso Atkeson tiene pensado buscar inversores y pedir ayudas gubernamentales. Incluso bromea con pedir a cada niño americano su paga semanal. “Seguro que con la recaudación tendríamos dinero suficiente para fabricar nuestro Baymax”.

Los retos técnicos también alejan a Baymax de la realidad: si estas máquinas van a interactuar con personas en contextos delicados tienen que ser igual de delicadas, evitar la rigidez y no ser duras.

Por otro lado, Sanan explica que los robots blandos no pueden crearse utilizando técnicas de fabricación tradicionales, ya que la manipulación y el corte de los materiales blandos “es un desafío”. Muchos pueden obtenerse a través de la impresión en 3D, pero las técnicas más especializadas necesitan de tecnología aún más desarrollada.

La principal ventaja en la fabricación de robots inflables, según Sanan, es que pueden ser tejidos casi como la ropa. Se cortan patrones en láminas planas y se unen para formar volúmenes a los que se les “insufla” el material necesario para adquirir dimensiones.

Por otro lado, lo idóneo sería que los robots fueran equipados con una serie de sensores que les permitieran “tocar y sentir”. Sin embargo, la tecnología que se incorpora para ello en los robots duros no es apta para los inflables. Es por ello que, de momento, los investigadores están estudiando la forma de crear también sensores blandos.

¿Cómo se fabricaría un robot inflable?

En un principio, los investigadores imaginaban al Baymax real como un robot con forma de globo, sin elementos rígidos que funcionaran como esqueleto o articulaciones. Después, e inspirados por un artículo de la revista Wired, consideraron la posibilidad de incluir un esqueleto basado en el fortalecimiento de sus brazos y pies.

Para comprobar cómo sería Baymax, este equipo vistió con un ligero traje inflable a varios robots humanoides. Según explica Atkeson, así es como Disney ha imaginado al blandito personaje de su película. Pero el profesor propone no utilizar ningún tipo de esqueleto pesado: “Así será más sencillo que se mueva con soltura o que rebote”.

¿Por qué? Porque el esqueleto de cualquier robot puede llegar a pesar hasta 150 kilos. Si ese peso cae encima de una persona, podría herirla gravemente. Por eso el esqueleto tiene que ser ligero.

Muchos se preguntarán qué pasaría si un paciente fuera golpeado o se golpeara él mismo contra un robot blandito que tiene dentro un esqueleto duro. Ese es precisamente otro de los desafíos de este tipo de máquinas, ¿cómo hacemos para amortiguar el golpe? Los creadores de Big Hero 6 pensaron en un robot hecho con vinilo, resistente a cualquier tipo de clima y que puede limpiarse fácilmente e incluso ser descontaminado desde la distancia, y relleno de gases y líquidos capaces de lograr esa protección.

Atkeson, por su parte, no lo ve necesario: cree que con que la estructura de ese esqueleto sea de fibra de carbono es suficiente. Brazos y piernas creados con ese material que después serán recubiertos con manguitos (similares a los que utilizan los niños en la piscina) muy resistentes. Incluso no descarta poder prescindir del esqueleto totalmente.

Hacer pensar a un robot blandito

Otro de los problemas a la hora de crear un Baymax real es que, a día de hoy, los robots son muy poco inteligentes. La parte más compleja de un 'soft robot' es, sin lugar a dudas, su “cerebro”. Los algoritmos de cualquier autómata requieren muchos años de investigación, por lo que aplicarlos a uno blando necesitará aún más estudio para adecuarlos a las aplicaciones de cuidada personal que tiene como objetivo.

Lo que hace aún más delicado a un robot blando es que se comportará de forma muy similar a un humano, o al menos debería hacerlo. Es muy importante que estos robots y sus sensores sean totalmente precisos – de esa precisión depende su eficacia -, lo que supone un gran desafío.

De todas formas, cuando un investigador se plantee crear un robot blando deberá pensar primero cuál es su motivación. ¿Qué función quiere destacar en él? En la CMU querían desarrollar un sistema inteligente totalmente seguro, pero tal vez otro equipo necesite que su robot sea especialmente fuerte y su “inteligencia” consista en controlar dicha fuerza. Cuestión de prioridades.

Antes de lanzar su proyecto, Atkeson se preguntaba si los ciudadanos realmente estarían interesados en tecnologías de este tipo. Después de que Disney decidiera utilizar su idea y la de Sanan para una película, están seguros de que más de una persona habrá quedado totalmente convencida de que Baymax puede ser muy necesario. Y si no, al menos se emocionará – como el propio Atkeson – al ver la cinta.

Sanan sabe que es una oportunidad para el trabajo de muchos investigadores que su investigación se vuelva tan visible. Además es fruto del trabajo realizado durante tanto tiempo, “es ver cómo tu hijo crece y después se convierte en una estrella de cine”. La película nos hará descubrir que realmente es posible convivir con robots al margen de la violencia. Pero, ¿cuándo? Solo tienes que mirar a tu alrededor para darte cuenta de que no están tan lejos como imaginas.

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Las imágenes utilizadas para este artículo son propiedad, por orden de aparición, de cs.cmu.edu, HojaDeRouter.com y cs.cmu.edu

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