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El festival de las películas antiguas que predijeron el futuro malamente

La adicción a los ordenadores costó la vida a los protagonistas de 'Signal Syntax' (1983)

Lucía Caballero

“Dame ese disquete, ¡estás demasiado borracho para calcular!”, le advierte uno de los personajes femeninos de ‘Signal Syntax’ a su compañero de automóvil. El joven va al volante, pero está tan emocionado con su nuevo ordenador que no puede parar de teclear, ni siquiera mientras conduce o besa a la chica. Al final ocurre una tragedia: la botella de alcohol de la que beben cae sobre el aparato y provoca un cortocircuito.

Las desgracias absurdas se suceden en el guion de esta oscura comedia de 1983 que refleja los efectos (ficticios y exagerados) de la salida al mercado de los primeros ordenadores. Según sus augurios, las personas se volverían adictas a las máquinas e incluso morirían por caerse sobre los teclados de puro cansancio o por no leer las instrucciones de uso.

“Aunque es una clarísima sátira, seguramente refleja algunos de los miedos que tenía la sociedad ante la llegada de los primeros ordenadores personales en los 80”, explica a HojaDeRouter.com Christina Yglesias, conservadora de cintas cinematográficas. Yglesias es corresponsable del cartel del Past Future Film Festival celebrado durante la Real Future Fair que tuvo lugar en noviembre en San Francisco (Estados Unidos).

Durante la muestra se proyectaron las películas con las predicciones más exageradas y bizarras sobre el futuro de la tecnología, la mayoría creadas entre los años 60 y 80. El material procede de Oddball, un archivo fílmico especializado en obras inusuales para el que Yglesias trabaja y con el que ya había organizado otra sesión similar a principios de año.

Para el festival, la conservadora ha elegido largometrajes, documentales e imágenes de televisión que trataban de predecir “en serio” el futuro, más que en cintas de ciencia ficción pura. “Quería que el programa combinara tanto pronósticos ridículos como mínimamente acertados, pasando por el retrofuturismo más extravagante”, nos explica.

Su favorita es ‘Eager Minds’ donde se muestra la idea que tenían a mediados de los años 50 sobre las casas del futuro: “La visión es totalmente irreal”, sostiene Yglesias. En sus escenas, mujeres con vestidos pomposos y labios pintados se pasean entre paredes bioluminiscentes, preparan suculentos platos en cocinas autónomas y usan videollamadas para comunicarse con sus maridos.

“Las películas nos ayudan a entender el tiempo en el que fueron creadas y a entender el actual”, indica la conservadora. Muchos de los cineastas concebían la tecnología únicamente como un vehículo para facilitar las tareas domésticas a las amas de casa: “Nos recuerda el sexismo y los roles de género predominantes”.

“Todos los filmes proporcionan información sobre la historia y tienen un significado”, señala Yglesias. Por eso, en Oddball guardan las más extrañas piezas, las que otros “no valoran”. “Las cintas no son fáciles de preservar”, prosigue. Arden con facilidad, se degradan por factores biológicos, químicos o físicos, y requieren unas condiciones muy específicas. “Solo aquellas que se consideran valiosas en cada época son conservadas”.

Los asistentes al festival también pudieron ver imágenes emitidas en un telediario de la BBC en los 80. En el reportaje, dos niños opinan sobre la importancia de saber informática tras asistir a un campamento sobre la materia: “En el futuro toda va a estar informatizado y tienes que saber cómo utilizar un ordenador”, dice una de las jóvenes entrevistadas, mientras que su compañero asemeja las máquinas a “una persona sentada en una caja que da las respuestas”.

Manía premonitoria

Según Yglesias, a los humanos les gusta predecir el futuro en parte para dar sentido al mundo en el que viven, y en parte para fantasear. “Los augurios revelan las inquietudes de la sociedad [qué le preocupa, qué quiere cambiar y por qué] y muestran un futuro condicionado por las limitaciones del presente”, dice la conservadora.

La ciencia ficción, sin embargo, tiene otro enfoque. “Las distopías reflejan los peores escenarios, las cuestiones éticas y las fatídicas consecuencias de la evolución tecnológica”, señala.

Pero los pronósticos erróneos no tienen por qué ser intencionados. ¿Cómo evolucionará la tecnología durante los próximos años? ¿Viviremos en un futuro no muy lejano rodeados de robots autónomos que nos sustituirán en el trabajo?

Los cambios experimentados durante las últimas décadas han sido tan rápidos que ideas que antes parecían disparatadas, ahora pueden considerarse factibles. Yglesias ha nacido en los 90 y es consciente de que su generación ha sido de las primeras en iniciarse en lo que ella llama “la era de internet”. Durante su juventud, “los teléfonos móviles se normalizaron, mientras Messenger, MySpace y Facebook facilitaban las relaciones sociales”, así que considera realista pensar que nuevos adelantos − como los coches autónomos o los cíborgs − continuarán cambiando nuestras vidas.

Los humanos seguirán ideando predicciones, como hicieron los participantes de la Real Future Fair, donde se habló del futuro en diferentes ámbitos: desde la privacidad al sexo, pasando por la música o el arte. Quizá en el 2060 las premoniciones actuales también sean objeto de mofa por su falta de sentido.

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