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El gran experto del 11S: el nuevo terrorismo no se formará en Siria sino en Ucrania

Ali Soufan, a la izquierda, fotografiado en Kabul, Afganistán, en 2002.

Javier Biosca Azcoiti

El Comité de Seguridad Nacional del Congreso de EEUU celebró la semana pasada una sesión para analizar la amenaza del terrorismo global 18 años después del 11 de septiembre de 2001. El tema principal, sin embargo, no fue el salafismo yihadista, sino la amenaza ignorada del terrorismo de extrema derecha.

Uno de los cuatro grandes expertos convocados por los congresistas, el exagente del FBI Ali Soufan, fue uno de los más contundentes. “La razón por la que estoy aquí, es porque vi esto en los 80 y los 90 con los yihadistas y nadie nos escuchaba. Ahora estamos viendo lo mismo [con la extrema derecha]. Me puedo sentar con ustedes y darles nombres, organizaciones e individuos aquí en EEUU y en otros países”, afirmó.

En los 80, Soufan era uno de los pocos en el FBI que hablaba árabe y empezó a estudiar y a seguir a un tal Osama bin Laden cuando a nadie en EEUU le interesaba aquel barbudo que se escondía en las montañas de Afganistán. Investigó el primer gran atentado yihadista contra EEUU en las embajadas de Kenia y Tanzania en 1998, el ataque al buque estadounidense USS Cole en Yemen en el 2000, el 11S... Soufan ha interrogado a decenas de terroristas y es uno de los grandes expertos en terrorismo de EEUU. Finalmente abandonó el FBI por su desacuerdo con la estrategia y las técnicas utilizadas en la guerra contra el terrorismo.

“Cuando ocurrió el 11S nosotros llevábamos tiempo gritando y pidiendo que se prestase atención a estos de Al Qaeda y a Bin Laden. Recuerdo cuando ocurrió el ataque al USS Cole, yo estaba en Yemen y el caso no le importó a nadie”, afirmó. De hecho, en su libro The Black Banners, Soufan cuenta cómo cuando investigaba ese atentado una fuente del Comité de Inteligencia del Senado le dijo que al Gobierno no le interesaba que se supiese que Bin Laden estaba detrás del atentado porque la prioridad de la Administración Bush era otra.

“Cuando finalmente condenamos a Bin Laden y sus operativos por explotar dos embajadas en Nairobi y Dar es Salam en agosto de 1998, la portada de los periódicos de Nueva York era una pelea de Jennifer López en una discoteca”, señaló ante los congresistas. “Hace 20 años, subestimamos enormemente la creciente amenaza del terrorismo yihadista. Esa falta de atención nos costó mucho el 11 de septiembre de 2001. No nos podemos permitir esperar al equivalente atentado supremacista”.

Soufan insistió una y otra vez que el primer paso es reconocer la amenaza. Un mensaje aplicable para Trump, que ha definido a estos terroristas como “un grupo pequeño de personas con problemas muy graves”. “EEUU está en desventaja principalmente por la falta de legislación y herramientas a la hora de combatir la amenaza planteada por extremistas supremacistas blancos”, indicó Soufan. Según la Liga Antidifamación, en 2018 los terroristas de extrema derecha causaron en EEUU el triple de muertos que los salafistas yihadistas. De hecho, un alto cargo del FBI declaró ante el Congreso en mayo y afirmó que la agencia tiene abiertas unas 850 investigaciones por terrorismo interior y “una mayoría significativa” están relacionadas con extremistas supremacistas blancos.

Ucrania, el Afganistán de la extrema derecha

Durante su testimonio, el exagente del FBI trazó las similitudes entre el terrorismo yihadista y el de extrema derecha, afirmando que estos últimos también “tienen su propio Afganistán” donde formarse militar e ideológicamente. “El epicentro del extremismo blanco supremacista parece estar localizado en Rusia y Ucrania”.

“Igual que los yihadistas han usado los conflictos en Afganistán, Chechenia, los Balcanes, Irak y Siria para intercambiar tácticas y procedimientos y consolidar las redes transnacionales, los extremistas supremacistas están utilizando Ucrania como centro de operaciones o laboratorio de campo de batalla, donde han viajado unas 17.000 personas de unos 50 países, incluido EEUU, para participar activamente en el conflicto”, advirtió. “Estos tipos pueden viajar a Ucrania, reunirse con otros grupos de ideología similar, volver a EEUU y nadie los está monitoreando. Declárenlos terroristas y entonces monitorearemos a todos y cada uno de ellos”. Soufan cuenta el caso de uno de esos estadounidenses que sí fue imputado como parte de un organización de extrema derecha y cuyo trabajo era organizar actos violentos en Charlottesville.

En Ucrania, el Batallón Azov ha reclutado a combatientes extranjeros “motivados por la supremacismo blanco y las creencias neonazis” para recibir entrenamiento, adoctrinamiento y formación en la guerra asimétrica, explicó Soufan. “Este grupo ha cultivado una relación con miembros de [los grupos estadounidenses de extrema derecha] Atomwaffen Division y Rise Above Movement”. El exagente recordó también a los congresistas que cada año hay grupos que organizan viajes a Europa para celebrar el cumpleaños de Hitler.

Respecto a Rusia, Soufan cuenta que hay “extensos lazos entre el Gobierno y grupos de extrema derecha en Europa. ”Los esfuerzos de desinformación han alimentado el sentimiento contra los inmigrantes en países como Suecia“, indicó. Por otro lado, ”grupos rusos como el Movimiento Imperial Ruso y su unidad paramilitar, Legión Imperial, también atraen a combatientes extranjeros“.

Varios países, entre ellos Canadá y Reino Unido, ya están designando como organizaciones terroristas a grupos de extrema derecha. “¿Y saben una cosa?”, preguntaba Soufan a los congresistas. “Estos grupos tienen contactos con organizaciones supremacistas de EEUU. Tenemos aliados diciendo que son terroristas y preguntando qué vamos a hacer al respecto”.

Las similitudes entre ambos tipos de terrorismo son extraordinarias. Todos justifican el uso de la violencia como defensa propia, la mayoría se radicalizan solos a través de internet, utilizan la propaganda y sus atentados para reclutar nuevos extremistas, tienen el mismo tipo de estructura sin una rígida jerarquía ni cadena de mando y aprovechan el caos de conflictos internacionales para formarse. Incluso existen parecidos en los nombres. Los neonazis han adoptado recientemente el nombre La Base para una nueva plataforma social que conecta a varios elementos de la extrema derecha. Y Al Qaeda significa 'la base' en árabe.

Soufan subrayó en su declaración que el terrorismo yihadista ha sobrevivido porque EEUU no ha combatido su narrativa. “Ni siquiera hemos intentado luchar contra la ideología. Bajo muchas administraciones no nos hemos sentido cómodos luchando contra la ideología”, indicó. En el caso de la extrema derecha, Trump tampoco parece estar dispuesto a hacerlo.

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