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La Policía bloquea una protesta contra el racismo en París con decenas de miles de manifestantes

Los manifestantes sostienen una pancarta que reza "Justicia para Adama" durante la protesta contra la brutalidad policial y el racismo en París

María D. Valderrama / EFE

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Las protestas internacionales contra el racismo han tomado forma propia en Francia, donde las manifestaciones contra la discriminación y la violencia policial reunieron este sábado a decenas de miles de personas en todo el país, en un marco de tensión entre Gobierno y fuerzas del orden.

El colectivo “Justicia para Adama” ha conseguido unificar el movimiento en torno a la familia del joven Adama Traoré, que murió en 2016 con 24 años durante una detención.

“La muerte de George Floyd resuena directamente con la muerte de mi hermano. Es lo mismo en Francia”, denunció en la marcha de París Assa Traoré, hermana de la víctima y uno de los rostros de las protestas de las últimas dos semanas en Francia.

Traoré instó a los franceses “que sufren discriminación y a los que no” a unirse al movimiento para denunciar “el rechazo a la justicia, la violencia social, racial y policial”, y reclamó que los gendarmes implicados en la muerte de su hermano sean imputados.

La concentración pretendía ser una marcha desde la Plaza de la República al Palacio de la Ópera. De hecho este viernes la prefectura de París había comunicado el cierre de negocios adyacentes para “evitar degradaciones”, pero finalmente las fuerzas del orden bloquearon la manifestación en República.

“La normativa contra el coronavirus prohíbe las aglomeraciones, por esto la salida del cortejo no se ha autorizado y se tolerará únicamente la concentración en República”, explicaron a EFE fuentes policiales, que aseguraron que la marcha no había sido autorizada.

En torno a la plaza, un fuerte dispositivo de seguridad bloqueaba las salidas de manifestantes y transeúntes.

Se restablece la libertad de manifestación

Al mismo tiempo que miles de personas se manifestaban por todo el país, el Consejo de Estado francés levantaba la prohibición general de manifestación en la vía pública, al estimar que “la prohibición de manifestarse no se justifica en la situación sanitaria actual y cuando es posible respetar los gestos de protección”.

En el marco del estado de emergencia sanitaria, instaurado para hacer frente a la pandemia, el artículo 3 del decreto del 31 de mayo de 2020 prohíbe las reuniones y actividades que agrupen a más de diez personas en el espacio público. Esta es la cláusula por la que la prefectura de París decidió únicamente tolerar la concentración en la plaza en lugar de dejar que se produjera una manifestación, como habían anunciado los organizadores.

El Consejo de Estado veta ahora dicha disposición y recuerda que “el Alto Consejo de Salud Pública no preconiza en sus recomendaciones ninguna restricción a la circulación en el espacio público” mientras que se respeten las medidas de distancia y uso de mascarillas, siempre que no se haya constatado un rebrote epidémico.

“La libertad de manifestación es una libertad fundamental”, indicó el Consejo de Estado, que puso la excepción en manifestaciones donde no se pueda respetar la distancia o donde se corra el riesgo de reunir a más de 5.000 personas, y siempre que la concentración haya sido previamente declarada en la prefectura.

La punta del iceberg

“Cada vez que hay un problema con policías siempre salen impunes. Esa es la punta del icerberg, pero esto es un grito nacional, es el problema de la no-integración de los jóvenes de la periferia, que con las mismas capacidades tenemos dificultades para encontrar trabajo por nuestros orígenes”, denunció en declaraciones a EFE Samia, profesora de educación física de 25 años.

Como Samia, muchos jóvenes venían de las zonas más golpeadas por la pobreza y la discriminación, como el departamento de Seine-Saint-Denis, al noreste de París, el quinto más poblado del país, uno de los más jóvenes y con la mayor proporción de pobreza del territorio.

“Es la primera manifestación a la que vengo pero siento que es un deber para mí participar en este movimiento colectivo y hacer oír la voz de las minorías negras y árabe para pedir que se haga justicia”, dijo Verdy, informático de 30 años, residente en Saint-Denis.

Entre los manifestantes, además de minorías raciales también se dejaron ver algunos “chalecos amarillos”, actrices como Adèle Haenel y Aïssa Maïga, y blancos con pancartas de “Black lives matter” o “Policía por todas partes y justicia en ningún sitio”.

Al inicio de la marcha, un grupo de Génération Identitaire, movimiento de extrema derecha, desplegó una enorme pancarta desde el tejado de un edificio en el que denunciaron un “racismo antiblancos”. El cartel fue rajado y arrancado por los propios vecinos del edificio ante los aplausos de los manifestantes.

Tensión policial

A la espera de que el presidente Emmanuel Macron se pronuncie este domingo sobre la cuestión en un discurso a la nación, la tensión entre el Gobierno y las fuerzas del orden no ha menguado durante la semana, y los sindicatos policiales dicen que el vínculo con el ministro del Interior, Christophe Castaner, se ha roto.

Este lunes, Castaner aseguró que cuando haya “sospechas demostradas” de racismo sobre un agente será suspendido, y se prohibirá el estrangulamiento como técnica de detención.

“Tenemos un ministro del Interior que no nos merece. Lo que duele es que los ataques vengan de nuestro propio ministro”, criticó hoy en el diario “Le Parisien” el secretario general del Sindicato Independiente de Comisarios, Jean-Paul Mégret.

Los sindicatos reclaman ser recibidos directamente por Macron y rechazan al que en Francia recibe el nombre de “primer policía”, el ministro del Interior.

Aunque el contexto no es sosegado, la portavoz del Ejecutivo, Sibeth Ndiaye, de origen senegalés, publicó hoy una columna en “Le Monde” donde propone reabrir “con serenidad” el debate sobre las estadísticas étnicas, prohibidas en Francia, y abordar nuevas herramientas de lucha contra la discriminación.

AI pide reformar prácticas policiales “desproporcionadas”

Amnistía Internacional (AI) ha pedido este sábado a Francia que abandone prácticas policiales como el placaje ventral y herramientas como el lanzador de bolas de defensa y las granadas de dispersión, ya que constituyen “una respuesta desproporcionada”, según el organismo.

“Para un mejor respeto a los derechos humanos, Amnistía Internacional Francia pide una reforma profunda de las fuerzas del orden, que debe hacerse con total transparencia e incluyendo a todas las partes, incluidas asociaciones, diputados y población”, indicó su presidenta, Cécile Coudriou, en un comunicado.

Según el organismo, la situación actual requiere una reflexión global sobre el uso de ciertas armas y técnicas utilizadas.

“La policía tiene el deber de proteger la vida y la integridad física de las personas, y el principio de necesidad de uso de la fuerza implica que no se ha encontrado ninguna solución antes de recurrir a ella”, apuntó AI.

Cuando la fuerza sea el único medio posible, esta debe ser “proporcional a la amenaza que representa la persona detenida”, indicó.

El organismo reclamó además un marco más rígido para realizar controles de identidad y que pueda haber un registro de los mismos ya que son un “factor agravante de discriminación e impunidad”.

También, se ha hecho eco de las demandas sociales a favor de la creación de un organismo independiente para investigar las denuncias contra agentes del orden, tarea que hoy día lleva la Inspección General de Policía Nacional, integrada por policías.

15 heridos y cinco detenidos en las protestas de Londres

Quince personas, entre ellas dos policías, resultaron heridas este sábado y cinco individuos fueron detenidos por los enfrentamientos entre la Policía y manifestantes en el centro de Londres, donde se congregaron grupos que decían querer proteger estatuas, informaron las fuerzas del orden.

Según el Servicio de ambulancias de esta capital, seis de los heridos fueron hospitalizados y dos agentes fueron atendidos en la calle tras los fuertes forcejeos entre los manifestantes y los policías que trataban de evitar incidentes violentos.

Activistas de extrema derecha, según los medios, se congregaron cerca del Parlamento de Westminster con el argumento de defender estatuas de personalidades destacadas de la historia británica, tras lo ocurrido el pasado fin de semana, cuando la estatua de Churchill apareció con pintadas, con frases como “racista”, lo que obligó al Gobierno a protegerla y cubrirla en su totalidad para evitar destrozos.

Además, manifestantes antirracistas se congregaron en el céntrico Hyde Park, pero esta marcha transcurrió pacífica, mientras que los agentes del orden trataron de impedir que activistas de extrema derecha entrasen en ese parque e impedir así un enfrentamiento con los grupos que protestaban por la muerte de George Floyd en EEUU.

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