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Tsipras: de la defensa de una Europa alternativa a los guiños a Macron para tejer una “alianza europeísta amplia”

El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro griego, Alexis Tsipras.

Andrés Gil

Estrasburgo —

Mayo de 2014. La izquierda no socialdemócrata elige a Alexis Tsipras como su candidato a presidir la Comisión Europea. Era el líder ascendente, quien acariciaba un poder que se resistía desde la Segunda Guerra Mundial. Tsipras era el referente, encarnaba un desafío a la troika desde el sur, desde los países que más duramente habían sufrido y seguían sufriendo las consecuencias de la crisis y de las recetas de la austeridad. 

Tsipras ganó las elecciones en Grecia en enero de 2015. Acompañado por las cúpulas de los principales partidos de izquierdas europeos. Y con su victoria parecía abrirse una vía para ofrecer otro modelo europeo al establecido; y su victoria parecía anticipar el éxito de formaciones aliadas en España, Francia, Italia... El pulso final fue el referéndum de julio de 2015 contra la intervención económica de la troika en Grecia, contra los recortes impuestos desde las instituciones europeas y el FMI. Tsipras ganó ese referéndum para reclamar soberanía, pero la apuesta le duró muy poco y los memorandos fueron aplicándose. 

Aquella derrota de Tsipras, que tuvo que aplicar los recortes que rechazó su pueblo en un referéndum en el que parecía estar jugándose la salida de Grecia de la UE cuando en realidad lo que estaba en juego era qué UE podía construirse, fue tan contagiosa como lo había sido su victoria. 

De repente, parecía que las instituciones europeas no podían desbordarse por la izquierda, que la Unión Europea no podía reformarse... O, por lo menos, no podía reformarse si el pulso sólo lo echaba Grecia. 

Tres años después, Tsipras llega al mismo escenario donde planteó aquel pulso, pero llega de otra manera. Ahora no es el enfant terrible que se encara con las instituciones europeas; es un primer ministro que cumple con los planes de ajuste, que se atreve a bajar impuestos, que incorpora ministros socialdemócratas para salir del rescate –y ver si remonta en unas encuestas que no le son favorables– y que en lugar de pedir otra UE pide una alianza pro UE que abarque hasta lo que representa Emmanuel Macron, el presidente francés admirado por Albert Rivera que ganó las elecciones pescando del centroderecha y del centroizquierda. 

¿Y cuáles son los motivos que argumenta el Gobierno griego? Las alianzas entre la derecha y la extrema derecha, la orbanización de Europa justo después del crecimiento en Suecia de los Demócratas Suecos. “Hay que crear una alianza pro UE amplia desde Tsipras hasta Macron”, ha afirmado el vicepresidente del Parlamento Europeo y dirigente de Syriza próximo a Tsipras, Dimitris Papadimoulis, a EURACTIV.com: “Olvidad el negocio como ha sido hasta ahora. Todos los demócratas europeos debemos buscar converger en asuntos políticos y sociales comunes. En términos de democracia, las alianzas deben ser amplias, no sólo con Macron, sino con los liberales (ALDE) y los moderados del Partido Popular Europeo”.

“Hay un momento peligroso en la unión de la extrema derecha con la derecha dentro del Partido Popular Europeo para promover su orbanización y crear una nueva mayoría euroescéptica y conservadora”, añade Papadimoulis en EURACTIV.com, quien cree que puede haber acuerdos amplios en relación con la crisis de los refugiados, la integración europea y la transparencia de la UE como para conformar una alianza pro UE “lo más amplia posible, de Tsipras a Macron. Europa padeció el drama del fascismo y el nazismo hace 80 años, pero no debe permanecer sorda a las llamadas de alarma”.

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