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De Beirut a Bagdad, el viaje que acabó con el asesinato de Suleimani

El general Qasem Suleimani, izquierda, junto al líder supremo de Irán, el Ayatolá Sayyid Ali Khamenei.

EFE/ Francesa Cicardi

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El general Qasem Suleimani procedía de Damasco y, anteriormente, había visitado Beirut cuando aterrizó en Bagdad y fue blanco de un ataque selectivo de Estados Unidos cerca del aeropuerto. Una semana después se desconocen los detalles del viaje que tuvo como desenlace el asesinato del influyente comandante iraní.

El primer ministro iraquí en funciones, Adel Abdelmahdi, dijo en una comparecencia ante el Parlamento el día 5 de enero que él mismo tenía una cita con Suleimani para que le entregara “la respuesta iraní a un mensaje que había mandado Arabia Saudí a Teherán a través de Irak”.

El contenido de ese mensaje no ha trascendido. El analista del Centro Árabe para las Políticas Iraníes de Irak, Nazem Ali, considera que el Gobierno iraquí no tiene ahora la legitimidad para mediar entre Riad y Teherán, por un lado, ni Suleimani podría ser, a su juicio, el mensajero de este tipo de comunicaciones.

El experto recuerda que Abdelmahdi fue forzado a presentar su dimisión a finales de noviembre, después de dos meses de protestas en las calles en contra de la corrupción, la falta de oportunidades económicas y servicios públicos, y que actualmente sólo está en funciones.

“Las declaraciones del primer ministro buscan retratar a Qasem Suleimani como un hombre de paz”, ha agregado Ali, pero las califica de “un intento para encubrir los motivos de la visita” del comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní.

El analista especula que probablemente el enviado de Teherán buscaba “imponer un candidato leal a Irán” para sustituir a Abdelmahdi al frente del Gobierno, después del intento fallido de nominar a un candidato por parte del bloque parlamentario Al Biná, en el que se encuentran algunos partidos próximos a Irán.

Ali remarca que ese tipo de mensajes se transmiten a través de un enviado político y no militar, y que además Suleimani no fue recibido oficialmente por representantes del Ejecutivo sino por cabecillas de la agrupación Multitud Popular, integrada principalmente por milicias chiíes, algunas de las cuales están apoyadas por Teherán.

El número dos de la Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, también falleció en el bombardeo efectuado por drones el día 2 de enero pasada la medianoche hora local (21.00 GMT), en las cercanías del aeropuerto de Bagdad.

Según el conjunto de milicias, el convoy en el que viajaba Soleimaní fue bombardeado cuando estaba abandonando el aeropuerto acompañado por Al Mohandes, que le había recibido pero que no había llegado con él desde Damasco.

Multitud Popular apunta a la posibilidad de que las fuerzas estadounidenses recibieran un chivatazo sobre la llegada del comandante iraní a Bagdad de “una parte iraquí”, a la que no identificó.

Por otra parte, Hesamodin Ashna, un consejero del presidente iraní Hasan Rohaní, ha confirmado que Suleimani llevaba un “mensaje diplomático” a Irak, sin ofrecer más detalles sobre su contenido en un escueto tuit citado por la agencia de noticias oficial iraní IRNA.

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se refirió también a las declaraciones del primer ministro iraquí, negando que Suleimani estuviera en “una misión diplomática”, acusándole al mismo tiempo de llevar a cabo asesinatos y masacres en la región.

El hombre de Irán en Irak

“Viajaba habitualmente a Bagdad, así que no hay nada sospechoso respecto a su visita”, ha dicho a Efe el investigador iraquí Fanar Haddad del Instituto de Oriente Medio de la Universidad Nacional de Singapur.

Además, el experto destaca que Suleimani “era el hombre de Irán en Irak y probablemente el más influyente en la política iraquí” desde hace mucho tiempo. “Militarmente supervisó el crecimiento y consolidación de la red de organizaciones paramilitares de Irak y aseguró la extensión y salvaguarda de los intereses iraníes” en el país vecino, agrega Haddad.

En el frente de batalla en Siria

El papel del comandante de la Fuerza Quds sobre el terreno tanto en Irak como en Siria, donde supervisaba y dirigía a las milicias chiíes respaldadas por Irán y a los propios combatientes iraníes, era conocido, por lo que su paso por Damasco antes de Bagdad no sorprende. Suleimani se dejaba ver en algunas ocasiones en los distintos frentes de batalla sirios, junto a los combatientes que luchan en el bando del presidente Bachar al Asad.

El grupo sirio de activistas Deir Ezzor 24, con base en esta provincia del noreste del país, difundió este jueves unas imágenes en las que se puede ver a Suleimani durante su última visita a Siria justo antes de ser asesinado.

Según el director del grupo, Omar Abu Leila, el comandante se reunió con combatientes chiíes en la zona de Al Bukamal, en la frontera de Siria con Irak y un punto de tránsito habitual para las milicias entre los dos países.

Año nuevo en Beirut

Su estancia en Siria no fue larga, porque Suleimani se reunió el primer día del año con el líder del grupo chií Hizbulá en Líbano, tal y como aseguró el propio Hasan Nasralá en un discurso dos días después del asesinato.

Nasralá, visiblemente emocionado, ha asegurado desde su escondite en Beirut desde el que se dirige a sus seguidores sin desvelar su ubicación, que había advertido a Suleimani de que Washington iba detrás de él y que temía por su vida.

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