Condenan a una anciana por ser cómplice del asesinato de 10.500 personas en un campo de concentración nazi
Un tribunal alemán ha condenado este martes a dos años de libertad condicional a una nonagenaria que fue secretaria del campo de concentración nazi de Stutthof, en territorio polaco, al declararla culpable de complicidad en el asesinato de más de 10.500 prisioneros.
La Audiencia Provincial de Itzehoe responde así a la petición de la Fiscalía de dos años de libertad condicional para la nonagenaria, mientras que la defensa había solicitado su absolución.
Tras un total de 40 días de juicio, el juez condenó a la acusada Irmgard Furchner, de 97 años, por complicidad en asesinato en más de 10.505 casos, así como por complicidad en tentativa de asesinato en otros cinco, según informa la cadena pública regional NDR.
En unos 14 meses, los expedientes del juicio se engrosaron hasta alcanzar unas 3.600 páginas, a las que se suman una memoria USB con unos dos mil actas de interrogatorio.
Catorce testigos prestaron declaraciones, ocho de ellos supervivientes del campo de concentración de Stutthof. El juicio, cuyo inicio tuvo que posponerse después de que la acusada se diera a la fuga, arrancó finalmente el 19 de octubre del año pasado.
Entre marzo y abril quedó interrumpido por enfermedad de la acusada y tanto los supervivientes como sus abogados temían que la nonagenaria no regresara más al tribunal; no obstante, se recuperó y el proceso, el primero de este tipo contra un empleado civil, se pudo retomar el 26 de abril.
La acusada trabajó entre junio de 1943 y abril de 1945, de los 18 a los 19 años, en calidad de empleada civil como taquígrafa y mecanógrafa de la comandancia en el campo nazi de Stutthof, cerca de Gdansk, en Polonia.
Debido a su entonces juventud, la fiscal exigió una sentencia en base a la ley que regula la responsabilidad penal de los menores y que, según el caso, se aplica hasta los 21 años de edad del acusado.
La fiscalía expresó su convencimiento de que con su trabajo de oficina, Furchner contribuyó a garantizar el funcionamiento del campo y que con su labor voluntariosa constituyó un importante apoyo para el comandante del campo y sus ayudantes.
En el campo de concentración de Stutthof murieron durante la II Guerra Mundial alrededor de 65.000 prisioneros, entre ellos muchos judíos, principalmente por debilitamiento y enfermedad.
Al menos 200 prisioneros fueron asesinados con ciclón B en la cámara de gas y en el interior de un vagón de tren clausurado y otros 30 de un disparo en la nuca en un lugar secreto ubicado en el crematorio.
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