Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Dimite la ministra británica de Interior y aumenta la presión sobre una Liz Truss acorralada

La exministra del Interior británica, Suella Braverman, llegando a una reunión del gabinete en Downing Street EFE/EPA/TOLGA AKMEN

Javier Biosca Azcoiti

8

La ministra británica de Interior, Suella Braverman, ha dimitido este miércoles tras haber asumido el cargo hace mes y medio con la llegada al poder de la primera ministra conservadora, Liz Truss.

La renuncia se produce entre crecientes presiones dentro del Partido Conservador para que Truss abandone Downing Street. La primera ministra está inmersa en una grave crisis tras la tormenta política y económica desatada por su bajada masiva de impuestos, la cual se ha visto obligada a revertir.

“Es evidente para todo el mundo que vivimos un tiempo tumultuoso”, ha afirmado Braverman en su carta de dimisión. “Me preocupa la dirección que está tomando este Gobierno. No solo hemos roto promesas clave que hicimos a nuestros votantes, sino que tengo graves preocupaciones sobre el compromiso de este Gobierno con el cumplimiento de medidas del programa, tales como reducir la migración y frenar la migración ilegal, especialmente los peligrosos cruces en embarcaciones pequeñas”.

Braverman criticó abiertamente el cambio de rumbo radical de Truss sobre la reforma fiscal, sugiriendo que pensaba que la primera ministra había sido víctima de un “golpe”.

Sin embargo, la exministra de Interior explica en su carta que la principal razón de su dimisión es un error cometido por ella al enviar un documento político a un colega a través de su correo personal. “Esto constituye un incumplimiento técnico de las reglas”, señala.

Truss destituyó el pasado viernes al entonces ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y su sucesor, Jeremy Hunt, no tardó en anular “casi todas” las rebajas fiscales planeadas por Kwarteng y Truss. Días antes, la primera ministra ya se había visto forzada a hacer dos rectificaciones de su reforma fiscal, una de ellas relacionada con la reducción del tipo máximo sobre el impuesto de la renta y la otra sobre una rebaja del impuesto de sociedades.

La cadena británica BBC informa que el sucesor de Braverman será Grant Shapps, quien fue uno de los principales apoyos de Rishi Sunak, rival de Truss durante las primarias del Partido Conservador. Shapps fue despedido como ministro de Transportes con la llegada de Truss al poder.

Caos por el voto sobre el 'fracking'

Durante la sesión parlamentaria sobre el fracking, el polémico proceso de extracción de recursos que ahora está limitado, se vivieron escenas caóticas que derivaron en acusaciones de coacciones para evitar una rebelión entre los conservadores.

Los tories se impusieron por un amplio margen de 96 votos (326 frente a 230) y desestimaron una enmienda propuesta por la oposición laborista para impedir que el Gobierno vuelva a permitir el fracking en Reino Unido.

Aunque ningún diputado conservador votó en contra de su propio Ejecutivo, 40 se ausentaron de la cámara, incluyendo Boris Johnson, que está de vacaciones en un lujoso resort del Caribe. Las escenas que se vivieron en los pasillos del Parlamento durante la votación reflejaron las turbulencias que atraviesa el Gobierno de Truss.

Un diputado de la oposición laborista, Chris Bryant, hizo estallar la polémica al asegurar que dos ministros, Jacob Rees-Mogg, titular de Empresas, y Therese Coffey, de Sanidad, presionaron a sus compañeros de partido para que no accedieran al pasillo para votar en contra del Gobierno.

“Fue muy agresivo, muy enfadado, hubo muchos gritos, hubo muchos señalamientos, gestos, hubo al menos una mano sobre otro diputado. Para mí eso fue un claro acoso, una intimidación”, dijo Bryant a la BBC. “He visto a toda una serie de diputados empujando a un miembro directamente a través de la puerta y he visto pruebas fotográficas de la mano de un diputado sobre otro”, añadió.

El también conservador Charles Walker tachó de “inexcusables” las escenas que se vivieron en el Parlamento. “Esto es una absoluta vergüenza. Habiendo sido diputado durante más de 17 años, sin haber sido nunca ministro y habiendo sido leal la mayor parte del tiempo, creo que esto es un desastre y una vergüenza”, dijo.

Rees-Mogg, por su parte, declaró que no vio “ningún acoso” a los diputados conservadores. “Solo vi que hubo discusiones sobre el voto que se estaba llevando a cabo, esto es lo que ocurre normalmente”, afirmó.

Según informa The Guardian, fuentes de Downing Street han dicho este jueves que la votación sobre el fracking se trató como una votación de confianza sobre la primera ministra. Los diputados que no lo hicieran se enfrentarían a una “acción disciplinaria proporcionada”, aunque no está claro qué significa eso.

“Los diputados conservadores eran plenamente conscientes de que la votación estaba sujeta a un 'three-line whip' [la obligación de asistir y votar en apoyo de la posición de un partido en el Parlamento]. Los 'whips' [encargados de que se cumpla la disciplina de partido] hablarán ahora con los diputados conservadores que no apoyaron al Gobierno. Aquellos que no tengan una excusa razonable para no votar con el gobierno pueden esperar una acción disciplinaria proporcionada”, dijeron desde Downing Street.

El Comité 1922, que supervisa la elección al liderazgo del Partido Conservador británico, se reunirá este jueves para evaluar la actual crisis en el Ejecutivo.

Etiquetas
stats