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ENTREVISTA

Elisa Loncon, expresidenta de la convención constitucional: “Se está mirando a Chile como un referente para Latinoamérica y el mundo”

La expresidenta de la Convención Constitucional Elisa Loncon durante un mitin este agosto.

Meritxell Freixas

Santiago de Chile (Chile) —
2 de septiembre de 2022 22:16 h

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Elisa Loncon (Traiguén, Chile, 1963) exprime los últimos días de la campaña electoral del plebiscito por una nueva Constitución que Chile celebra este domingo 4 de septiembre. El país sudamericano debe decidir si apoya el nuevo texto para sustituir la carta magna actual, escrita bajo dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Mapuche, lingüista y activista por los derechos de los pueblos indígenas, Loncon presidió la primera etapa, de julio de 2021 a enero de 2022, de la convención constitucional encargada de redactar el nuevo texto.

Desde que se disolvió el órgano, Loncon se ha movido dentro y fuera del país para dar a conocer el proceso chileno y los avances que, según ella, trae la propuesta. Profesora de lengua y cultura mapuche, su figura y su labor –por la que sufrió amenazas y acoso– permitieron al pueblo mapuche y al resto de pueblos originarios de Chile alcanzar un protagonismo y una visibilidad insólitos hasta entonces. Fue reconocida como una de las 100 personas más influyentes del 2021 por la revista Time, y también el Financial Times la consideró una de las 25 mujeres más destacadas del año. 

¿Qué balance hace de la campaña electoral del plebiscito?

Ha sido bastante polarizada porque la opción es binaria: o se aprueba o se rechaza [el texto de la nueva Constitución]. El trabajo del ‘apruebo’ se ha caracterizado por ser bastante pedagógico y por difundir las normas. La campaña del ‘rechazo’, en cambio, ha dado curso a mentiras y interpretaciones falseadas de las normas. La campaña del ‘apruebo’ también ha tenido bastante despliegue territorial, en las calles y eventos masivos, mientras que ‘el rechazo’ casi no ha tenido despliegue territorial y se ha caracterizado por tener muy baja participación de la gente. Sin embargo, ‘el rechazo’ ahora marca la tendencia en las encuestas porque los medios están controlados por quienes tienen el poder económico y no quieren los cambios. Las campañas han sido desiguales en lo económico y en la difusión en medios.

¿Le preocupan las encuestas que muestran el ‘rechazo’ como opción ganadora?

Son preocupantes, pero cuando se empieza a analizar de dónde parte la información, se puede ver que parte de muchos supuestos, mentiras e información falseada. En ese contexto, pierden credibilidad, aunque es un dato importante de calibrar. Aun así, tampoco se da cuenta de la población que todavía no es detectada por las encuestas porque por esta vez el voto es obligatorio y van a votar actores nuevos, los jóvenes, sobre todo. 

En los últimos días han ocurrido varias polémicas que se dice que pueden marcar el resultado de la elección. Por un lado, la detención del líder radical mapuche Héctor Llaitul, que podría beneficiar al ‘apruebo’; por el otro, la actuación de tono sexual con la bandera chilena en Valparaíso, que podría beneficiar al ‘rechazo’. ¿Cree que pueden afectar al resultado?

No creo que eso cambie los resultados, pero puede cambiar el voto de los indecisos, sobre todo en el caso de Valparaíso, porque fue grotesco y sin filtro. Eso, en vez de fortalecer una campaña, la debilita. Por otro lado, el caso de Llaitul, estuvo en una posición en contra de la Convención Constitucional y se han publicado una serie de escuchas telefónicas que hablan muy mal de él como sujeto político. No lo conozco personalmente, pero son extremos y los extremos, independientemente que sean de izquierda o de derecha, se alejan mucho de la tendencia mayoritaria. 

Usted que se ha movido mucho por el país haciendo campaña, ¿cómo percibe las impresiones que causa la propuesta de nueva Constitución en el sur del país, en el territorio mapuche del Wallmapu?

Estuve en las regiones de Los Ríos, Los Lagos, en la zona de Temuco, en Tirúa. He tenido mucho acceso con las comunidades y hay algunas y algunos líderes mapuche fieles a este proceso constituyente. No son todos, pero los que apuestan por el proceso son los que más conocimiento e información tienen. Hay una mayoría de gente mapuche que no está informada, que no alcanzaremos a informar y que va a votar según lo que tenga a mano en ese momento. Es preocupante porque el sector mapuche está marginado de la información, pero la gente que ha llegado a los eventos que hemos convocado en la campaña, junto a los convencionales Rosa Catrileo y Adolfo Millabur, está preocupada para que el ‘apruebo’ gane. Es un sector de gente comprometida, pero esta no es la tendencia general. Al contrario, en La Araucanía [territorio mapuche al sur del país] va a ganar el ‘rechazo’, pero no por el voto mapuche, sino porque hay muchos campesinos cuya decisión viene muy influenciada por el sistema patronal que existe. 

Los extremos, independientemente que sean de izquierda o de derecha, se alejan mucho de la tendencia mayoritaria.

Usted también es de las convencionales que más ha viajado al exterior para explicar el proceso chileno. ¿Qué impresión tienen en otros países del proceso constitucional chileno?

Hay esperanzas sinceras. Se está mirando a Chile como un referente para Latinoamérica y el mundo. Se valora mucho la democracia paritaria y que la Constitución se haya escrito en paridad. También se mira la plurinacionalidad. Van a haber territorios indígenas autónomos, se consideran los derechos de la naturaleza, el reconocimiento de la crisis climática, etc. Son todos ejes que permiten relevar el proceso chileno. Eso también se valora en Chile, pero quien no lo valora es la clase política que se benefició de la Constitución del 80, la derecha y el sector conservador, porque ellos quieren mantener el sistema. 

¿Qué le parece que la plurinacionalidad sea uno de los puntos que genera más controversia entre la gente, según han reportado las encuestas?

Esa controversia no es de la gente, es creada por la clase política y los conservadores. La gente común y corriente siempre ha sabido de nosotros. Hemos sido vecinos, compañeros de curso, hemos crecido junto a personas que no son indígenas y hemos mantenido nuestra vida indígena. Saben que pueden compartir con nosotros. En el fondo, queremos que lo que hemos convivido chilenos e indígenas sea una política estatal. El tema principal es el reconocimiento político, esto es lo que cambia. Quienes han usado la demanda indígena para decir que esta Constitución no sirve han sido los que no quieren los cambios, los que están en contra de los derechos sociales. No es cierto que los chilenos rechacen esta Constitución por el tema de la plurinacionalidad porque la plurinacionalidad no significa el menoscabo de los derechos del otro, es un estándar internacional para alcanzar los derechos humanos de los pueblos indígenas y las constituciones tienen que responder a esos estándares. 

¿Qué opina del pacto entre partidos del gobierno que antes de votar ya se han comprometido a reformar los puntos más cuestionados del nuevo texto, en caso de que gane el ‘apruebo’?

No he estado de acuerdo con ninguno de los discursos que buscan ‘aprobar para reformar’ porque son posturas que se han dado los partidos. Yo no soy militante de ningún partido y no estoy en esta postura. Mi posición es primero aprobar la nueva Constitución y luego la propia Constitución aprobada tiene varios mecanismos para hacer modificaciones a partir de la voluntad popular. Todo lo demás es una cuestión propagandística para mantener un discurso político con fines para los propios partidos. 

De aprobarse la nueva Constitución, ¿cómo se imagina el cambio cultural que necesita el país para implementar lo que ahí se establece?

Va a haber un cambio cultural profundo que va a tomar tiempo. Por ejemplo, tenemos que reconocer que somos interdependientes los unos de los otros como vemos con el derecho al cuidado, y también de la naturaleza porque somos un 75% de agua y, por lo tanto, necesitamos este recurso. Vamos a tener que levantar diálogos constructivos que nos permitan valorar al otro en sus aportaciones al pensamiento, a las prácticas, al conocimiento, a la ciencia, a la tecnología y eso va a superar las cuestiones racistas que hoy existen.

Si ganase el ‘rechazo’, ¿cuál sería para usted la mejor opción de las que se está hablando? El presidente ha dicho que es partidario de convocar una nueva convención. ¿Coincide con él?

Eso lo vamos a hablar a partir del día 5. Yo en estos momentos estoy trabajando para el ‘apruebo’. A nosotros nos mandataron el trabajo de garantizar los derechos sociales de todo el pueblo de Chile y lo hicimos, y lo hicimos bien. Ahora corresponde a ese pueblo reconocer ese trabajo y votar a favor de sus propios derechos. Mi llamado es a que los chilenos voten por sus derechos sociales, que las mujeres votemos por la paridad y que los pueblos indígenas votemos a favor de esta nueva Constitución, independientemente de la postura en que hoy se encuentren (dentro del pueblo mapuche hay varias posturas, desde las más extremas a las más dialogantes). Sin embargo, todas estas organizaciones tienen el mismo fin: recuperar las tierras, la autonomía, la libre determinación, las leyes, la cultura... Todo esto está instalado en la nueva Constitución y si es un piso mínimo de conquista para fortalecer nuestra lucha como pueblo, tenemos que unirnos. Les hablo a los pueblos indígenas como una hermana y pido apoyo y respeto. Efectivamente, no está todo, pero con este mínimo podemos avanzar. 

La plurinacionalidad no significa el menoscabo de los derechos del otro, es un estándar internacional para alcanzar los derechos humanos de los pueblos indígenas y las constituciones tienen que responder a esos estándares.

¿Es este un buen cierre para la crisis que abrió el estallido social de octubre de 2019?

Sí, yo siempre pensé que no íbamos a resolver los problemas económicos y políticos de la noche a la mañana, pero que le daríamos a Chile una nueva Constitución que nos llenase de esperanza, que nos diese un camino común y que como pueblo pudiésemos, estratégicamente, ir avanzando en la conquista de nuestros derechos a partir de la democracia, el diálogo y el respeto entre todos. Eso explica por qué dimos tanto para tener una nueva Constitución en un plazo tan corto como el que nos dieron [12 meses]. Trabajamos más de la cuenta, un día era multiplicado por tres. Eso a mí me ha dejado muy satisfecha y espero que esta satisfacción se corresponda con los resultados del plebiscito. 

¿El resultado puede afectar al Gobierno de Gabriel Boric? ¿Podríamos ver, en caso de ganar el ‘rechazo’, que el Gobierno no pueda terminar su mandato?

Eso no lo sé porque no estoy dentro del sistema político. El presidente tiene su agenda como gobierno, y el tema constitucional es una parte más de ella. Chile tiene que avanzar en el diálogo democrático, se necesita sensatez política para cada uno de los actores chilenos. 

¿Qué hace falta a partir del día 5 para que la polarización que antes me mencionaba disminuya?

El resultado va a demostrar si realmente es polarización o si es una mayoría la que está por hacer los cambios. Es un proceso democrático y tengo la convicción de que esta es una Constitución profundamente humana, que llama a humanizarnos, a la solidaridad, a la consciencia ética. Cualquiera sea el resultado, perdurará la necesidad de actuar con valores humanos porque como especie nos necesitamos, no podemos vivir enfrentados. Cualquiera sea el resultado, hay que apelar a la democracia y a la humanidad. 

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