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Empujones, helicópteros abarrotados y miles de dólares en efectivo: la huida del presidente afgano tras la caída de Kabul

Talibanes en el Palacio presidencial de Afganistán tras la salida del país del presidente, Ashraf Ghani, el 15 de agosto de 2021.

Javier Biosca Azcoiti

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15 de agosto de 2021. Quedan minutos para la caída total de Kabul en manos de los talibanes. En el palacio presidencial, “miles de personas” ya han huido y solo quedan unos seis miembros del círculo más próximo al presidente, Ashraf Ghani, además de algunos agentes del Servicio de Protección Presidencial que han decidido quedarse. En medio del caos, tres helicópteros abarrotados, uno de ellos con el presidente a bordo, huyen con los altos cargos, los agentes y algo más de 500.000 dólares en efectivo. Hay peleas por subir a las aeronaves, una de las cuales va tan cargada que tiene dificultades para emprender el vuelo, y en el proceso desaparecen aparentemente varios millones de dólares en efectivo que guardaba el presidente en su residencia.

Esta semana, la agencia independiente de EEUU creada para supervisar la reconstrucción de Afganistán (SIGAR) ha publicado un informe con los resultados de su investigación preliminar sobre lo ocurrido en el palacio presidencial en los últimos minutos antes de la caída de Kabul y la verosimilitud de las acusaciones sobre el robo de millones de dólares en efectivo. “Dada la dificultad de rastrear el efectivo, especialmente después del colapso de un Gobierno nacional, el informe se basa principalmente en entrevistas con antiguos miembros del Gobierno afgano, incluidos varios que salieron del país en los helicópteros del presidente”, señala el documento. La agencia ha entrevistado a más de 30 testigos y ha comparado sus testimonios con la información a su alcance.

El 1 de mayo, coincidiendo con el inicio de la retirada estadounidense, los talibanes lanzaron una exitosa contraofensiva para tomar el país. El 13 de agosto, 48 horas antes de tener que abandonar su país en helicóptero, el presidente Ghani presidió una reunión con el vicepresidente y los ministros ante la grave situación. “Seguían intentando comprender por qué las fuerzas de seguridad abandonaban sistemáticamente sus puestos y empezaron a acusarse unos a otros”, señala la investigación.

“Hasta ese momento nadie se había tomado en serio la defensa de Kabul”, añade uno de los entrevistados. Quizá porque los talibanes se habían comprometido con EEUU a no entrar en la ciudad. En aquel encuentro, el presidente ordenó centrarse en la defensa de la capital. También decidió hacer un vídeo para decirle a la nación: “Nos mantendremos firmes y detendremos el avance de los talibanes”.

El 14 de agosto, el jefe del Estado mayor de la Defensa presentó el plan para defender Kabul, pero a las pocas horas él también saldría huyendo de la ciudad. “El sábado todo el mundo estaba en pánico. Estábamos viendo la desintegración de las fuerzas de seguridad afganas”, cuenta otro alto cargo. “No dormí en toda la noche. A las 3.30 a.m. recibí la noticia de la caída de Nangarhar y decidí ir a contarle en persona al asesor de seguridad nacional que era prácticamente imposible mantener Kabul y que la caída era inmediata”.

Llegó el domingo 15 de agosto, día de la caída, y muchos ya se habían ido. “No podíamos encontrar al ministro de Defensa ni al jefe del Estado mayor de la Defensa. El Ministerio de Defensa dijo que no quedaba nadie en el edificio. El presidente habló con el ministro de Interior y le dijo que enviase a gente a la ciudad a mantener el orden, pero no tenían a nadie”, recuerda otro alto cargo que estaba en el palacio. “Ese día la policía había venido a trabajar con su ropa normal puesta debajo del uniforme”.

Entonces, la evacuación urgente se convirtió en la única alternativa. La investigación señala que el presidente aceptó la evacuación de su mujer y de los altos cargos que aún quedaban en el palacio. Y, mientras tanto, la guardia presidencial también se empezaba a deshacer de sus uniformes.

A las 14 horas, el círculo más cercano del presidente se reunió en la zona de aterrizaje del complejo, donde les esperaban tres helicópteros diseñados para llevar a unas nueve personas. El plan era volar al aeropuerto y huir, pero los pilotos advirtieron que ya era imposible llegar hasta allí. Horas después, el aeropuerto sería escenario de algunas de las peores imágenes tras la toma de los talibanes.

“Entonces el jefe de la guardia presidencial [Qaher Kochai] sacó al asesor de seguridad nacional, Hamdullah Mohib, de uno de los helicópteros y le dijo que no podía proteger al presidente”, señala la investigación. “El presidente será asesinado”, dijo. 

A las 15 horas, el presidente todavía esperaba mantener una reunión con el ministro de Defensa. Pero los talibanes estaban cada vez más cerca. Mohib y Kochai dejaron a la gente en los helicópteros y volvieron a la residencia para recoger al presidente, a quien presionaron para que aceptase la evacuación.

“Mohib y Kochai temían que los guardas presidenciales, sintiendo el cambio de marea, pudiesen ejecutar a Ghani. Mohib, Kochai y un conductor intentaron llevarlo de forma discreta a la zona de aterrizaje en un solo coche, pero varios guardias lo siguieron igualmente”, sostiene el informe.

“El presidente, la primera dama, Mohib y Kochai se subieron a un helicóptero, los otros 10 altos cargos y asesores montaron en el segundo y entre 20 y 25 guardias, en el tercero, pero no había sitio para todos”, señala el informe. “Uno de los guardias se acercó al segundo helicóptero mientras despegaba, sacó su arma y gritó ‘Allahu akhbar’ justo antes de ser interceptado por otros guardias”. Un testigo confiesa: “Realmente pensaba que tenía un 5% de posibilidad de salir con vida”. Los dos primeros helicópteros despegaron con normalidad “mientras el tercero, sobrecargado con los guardias, se quedó un poco más en tierra para descargar a algunas personas”. “Aunque algunos bajaron y otros tiraron sus chalecos antibalas, el helicóptero iba tan cargado que casi se estrella contra unos árboles en el despegue”.

“Una vez en el aire, los pilotos seguían sin tener claro dónde ir… Me preguntaron y dijeron que el sitio más cercano para aterrizar era Tayikistán. El temor era que nos dispararan mientras cruzábamos el espacio aéreo afgano. La elección del presidente fue Termez [Uzbekistán] porque hay un precedente histórico de líderes afganos huyendo a este país. Pensaba que serían tratados de manera justa”, cuenta un alto cargo. El New York Times contó que allí fueron recibidos por agentes con las armas desenfundadas. Cuando se enteraron que allí iba el presidente, lo escoltaron hasta la terminal y el resto fue interrogado. A la mañana siguiente contrataron un vuelo privado por valor de 120.000 dólares que llevó al grupo a Abu Dhabi.

¿Cuánto dinero había en esos helicópteros?

La embajada rusa en Kabul aseguró que en las tres aeronaves había 169 millones de dólares y otras embajadas y medios dieron información similar. Sin embargo, la investigación lo da por falso. “169 millones en billetes de 100 ocuparían 2,2 metros de largo por casi uno de ancho y de alto y pesarían casi 1.700 kilos. Los helicópteros en los que volaron no tenían bodegas de carga separadas y por tanto la mercancía hubiese estado visible junto al resto de pasajeros”, sostiene el documento. Entre los entrevistados, nadie vio algo parecido y las aeronaves ya estaban sobrecargadas. “SIGAR sostiene que dado el equipo involucrado, sería muy difícil transportar casi dos toneladas de coches a helicópteros”.

Sin embargo, eso no significa que no llevasen dinero en efectivo. “Según todos los testigos entrevistados, el equipaje a bordo era mínimo. Algunos llevaban objetos personales y otros, dinero en efectivo”. “La maleta de Kochai llevaba el presupuesto mensual para la guardia presidencial, unos 200.000 dólares. La mochila del asesor de seguridad nacional adjunto tenía unos 240.000 dólares, el presupuesto mensual para su oficina”, sostiene la agencia estadounidense en base a sus entrevistas. Entrevistado meses después en la cadena CBS, Mohib dijo que el grupo no se llevó dinero. Un alto cargo que estaba en uno de los helicópteros asegura, sin embargo, que “todo el mundo tenía entre 5.000 y 10.000 dólares en los bolsillos. Nadie llevaba millones”. 

“Según dos altos cargos afganos, cuando el equipo llegó a Termez, guardias presidenciales que se quedaron en el palacio descubrieron aproximadamente 5 millones de dólares en efectivo en la residencia del presidente”, sostiene la investigación. Uno de los guardias sostiene que el dinero se dividió en tres o cuatro bolsas y se metió en maleteros de los coches de la caravana presidencial y salieron del palacio.

Varios exaltos cargos cuentan que ese dinero eran bienes personales del presidente declarados correctamente, pero al menos en la declaración de 2015 ese dinero no aparece. Otros miembros del Gobierno cuentan que eran restos de los fondos entregados por Emiratos Árabes Unidos para su campaña electoral de 2019. “Un exalto cargo dice que era bastante común que gobiernos extranjeros, incluido EEUU, suministrasen de forma discreta grandes cantidades en efectivo para varios intereses políticos”.

“Pero más misterioso que los supuestos cinco millones de la residencia del presidente es el mucho más grande presupuesto del Directorio Nacional de Seguridad”, sostiene la investigación, que lo sitúa en decenas de millones.  Según un antiguo alto cargo, la mayor parte de ese dinero en efectivo desapareció el sábado 14 de agosto. Otro miembro del Gobierno cuenta que muy poca gente tenía acceso a estos fondos y que el responsable fue sustituido semanas antes del colapso.

Un tercer entrevistado explica que estos cambios eran una forma de robar dinero: “Teníamos unos 39 millones de dólares en la cuenta. La última semana antes de la caída empecé a recibir dos tipos de llamadas de quienes jugaban a poli bueno y poli malo. Los buenos decían ‘todo va a caer, llevémonos el dinero’; los malos decían ‘si no nos ayudas, tendrás problemas’. Los buenos decían ‘contrata a este tipo y todo irá bien'. Cuando me fui del país poco antes de la caída, los polis malos se hicieron muy amistosos y los buenos me pedían entregar la autoridad a alguien y entonces yo recibiría la mitad del dinero”.

En sus conclusiones, el informe destaca: “Es probable que grandes cantidades de dólares desaparecieran del Gobierno afgano en el caos de la toma talibán, incluidos los 5 millones cogidos del palacio presidencial y decenas de millones de la Dirección de Seguridad Nacional. Los intentos de saquear otros fondos gubernamentales parecen haber sido algo común”.

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